jueves, 30 de diciembre de 2010

UN ESTROPICIO PARA NUESTROS RECLAMOS: "LA BOTADA NOCTURNA".


Según algunos entendidos, los reclamos también sueñan y, por tanto, se supone que, cuando éste sea "malo", se pondrán nerviosos y, como resultado de ello, empezarán a dar saltos y botes.

La verdad es que, cuando ocurre esto, se provoca un revuelo  y algarabía entre todos los componentes de nuestros jauleros que da como resultado un gran parte de lesionados.

"Varias son las causas que llevan a la perdiz a saltar sin control dentro de la jaula, o en el terrero, dejándose las plumas enraizadas entre los alambres de la jaula, las cabezas peladas o ensangrentadas, picos rotos o despicados, alas caídas por la excesiva briega que han mantenido, heridas de mayor o menor importancia…y, en definitiva, escenas dantescas y diciplinantes son las que presenciamos cuando llegamos una mañana al jaulero para atender a nuestros campeones" ( Manuel Romero Perea).

En mi caso y no sé porqué motivo, todos los años por estas fechas, ocurre lo reseñado. Si el año pasado dio como resultado la fractura del fémur de mi mejor pájaro -el Cojo a partir de ese momento-, al que hubo que amputarle la pata que tenía totalmente destrozada, en la madrugada pasada, me ha vuelto a ocurrir lo mismo, pero con un resultado más negativo: un pájaro muerto -pollo de Chimenea con una pinta extraordinaria- y cuatro o cinco con las cabezas hechas cisco. Lo único bueno, si así se puede decir, es  que los más perjudicados han sido pollos del año y no los que medio sirven.

Las imágenes que vienen a continuación, sirven para testificar lo ocurrido.









lunes, 27 de diciembre de 2010

CON LA JAULA A LA ESPALDA.


En este mes de diciembre, antesala de nuestros dos grandes meses, hablando, claro está, de la caza de la perdiz con reclamo, traigo a este blog un artículo de mi primo Jerónimo Lluch.

 
Cuando comenzamos a subir la cuesta de enero, cuando ya en el nuevo calendario se han consumido las primeras dos semanas y nos acercamos a San Antón, 17 de dicho mes, cada perdiz, como reza el conocido refrán, estará con su perdigón, tras haber permanecido en bando desde mediados de mayo, fecha del nacimiento de los primeros pollos, hasta que se inicia la picada, ya entrado el invierno, y la agrupación familiar va "abriéndose" para formar nuevas colleras que irán ocupando hábitats próximos, los cuales defenderán de los intrusos que osen invadirlos, porque en ellos se aposentarán durante el celo para anidar primero y sacar más tarde a su prole, cuando la llegada de las calores se deje sentir sobre nuestros campos, resplandecientes de luz, llenos de savia nueva y de despertares a la vida.

Al aproximarnos a febrero los días gozarán de más horas de sol, y éste que calentará con mayor fuerza a medida que transcurran las jornadas, actuará como revulsivo en nuestros pájaros perdices, que con sus recios reclamos proclamarán insistentemente el dominio que poseen sobre el territorio que ocupan.

Será en estas fechas cuando los amantes del reclamo daremos comienzo a las primeras cuelgas, cuyo secreto no es más que introducir un macho de perdiz extraño en el hábitat de otros, o como decimos los aficionados "pisarle el terreno", para que estos acudan cuando cante el de la jaula a expulsarlo, según antes comentaba, del lugar que ocupan en el campo y en el que no están dispuestos a admitir ningún nuevo competidor.

Con la jaula a la espalda, la escopeta en el brazo y el resto de bártulos en bandolera, caminando por una resbaladiza "verea" entre jaguarzos, jaras y retamas, acudieron a mi mente entrañables recuerdos de años que ya se fueron, y en los que quince o veinte días antes de la apertura de la veda, mi abuelo, mi padre y nosotros, mis hermanos y yo, a modo de comparsa, pues tan sólo éramos unos chiquillos, preparábamos los puestos de monte en los lugares donde las perdices tenían sus querencias para que los fueran "tomando" y no los extrañaran a la hora de colgar en ellos; y de este modo, el "Cerro Blanco", "La Coscoja", "El Pleito", "La Loma Cencerro", el "Cerro Redondo", el de "La Retama", "La Vereda del Olivar", etc., etc., iban llenándose de puestos, hechos con el forraje autóctono, los cuales, temporada tras temporada, nos proporcionaban las alegrías de ser el escenario de las "buenas faenas" de nuestros pájaros perdices.

Eran aquellos, tiempos de pelliza, prenda de abrigo que usaban casi todos los aficionados, de gorras y pantalones de pana, de botas hechas a mano con suelas de goma, de cigarrillos liaos, de mantillas elaboradas con pantalones viejos, de cartuchos Orbea, de perdices "apiolás" con plumas de las alas, de bellotas "picás" con la navaja, de olor en la ropa a resina de jaras recién "cortás", a romero y a torvisco; época de otoños lluviosos y gélidos inviernos, vivencias cuya evocación producen en mi ánimo nostalgia, añoranza, melancolía...

Al llegar al lugar donde colgaré no encuentro sino un pequeño espacio para abrir el portátil, allí ya no hay ningún puesto de monte, los nuevos momentos nos han hecho más comodones, menos tradicionales, y muy probablemente, mucho peores aficionados. Ya con el tela "colocao" lo camuflo con algunas matas para disimularle los contornos, acabado lo cual, meto en él el banquillo introduciéndome luego para observar la visión que me proporciona la tronera, tras cuya comprobación apoyo en ella la escopeta, aún descargada, y salgo para colocar el pájaro. Iba a hincar el pincho, pero lo pienso mejor y corto con la cimbarra, la que siempre llevo, jaras largas con las que hago un matojo natural, a la vieja usanza, como los que aprendí a hacer viendo los de mi abuelo y mi padre, y después quito algunas piedrecillas, de la plaza, para evitar, en caso de disparar, que pueda rebotar algún plomo. Pongo en el matojo a "Rivaldo", pollo de dos celos, regalo de mi buen amigo Fernando, en el que tengo puestas muchas esperanzas, le quito la mantilla y pausadamente me meto en el puesto.

"Rivaldo" se sacude como despertando de la pereza de una larga noche, picotea alguna hojilla que alcanza a través de los barrotes de la jaula y engallándose me sale de reclamo para quedarse luego de piñones. Al escuchar su amplio repertorio y la "variada música de que hace gala" siento como un hormigueo que recorre todo mi cuerpo, y soñando despierto imagino inolvidables mañanas, irrepetibles tardes o indescriptibles albas si esas "buenas maneras" que al parecer atesora las prodiga en cada ocasión en la que nos lo echemos a la espalda...

Que duda cabe que el aficionado entendido, el de solera, goza realmente con el buen puesto que le da su reclamo y aunque matarle cacería es un importante aliciente, nunca es carnicero, ni va en busca de la presa, disfrutando mucho más con la forma de comportarse su pájaro, el modo de responder a los estímulos "del campo" y la regularidad que muestra durante todo el celo.

Esta es la verdadera esencia de nuestra modalidad de caza, debiendo así ser entendida por aquellos que desconocedores de la misma pueden criticarla cuando carecen, la mayoría de veces, de elementos de juicio suficientes, para sacar conclusiones precisas y correctas sobre ella.

lunes, 20 de diciembre de 2010

CUANDO LAS FELICITACIONES SON AMARGAS.


Esta historia, ocurrida la temporada pasada, es tan real como la vida misma y es una anécdota más que unir a nuestro gran libro de los hechos increibles, pero ciertos.

A mi hijo Pablo, a su téckel Tania y a todos los cazadores de corazón que ven en su inseparable perro/a de caza mucho más que una simple ayuda para la misma.

Tania, una téckel de pelo duro, como ocurre en muchos hogares de los que amamos a los animales, es en compañía de Mancha -su hija-, casi una más de la familia.

Tania aparece en nuestras vidas hace ocho años, cuando podría tener nueve o diez meses. Pablo, mi hijo, mientras descansaba tumbado en la arena por el esfuerzo realizado tras un partido de un campeonato vóley-playa en La Antilla (Lepe), siente, al tener los ojos cerrados, cómo le lamen la cara. Al abrir los ojos, se quedó estupefacto al comprobar que unos ojos que trasmitían a la vez desasosiego y alegría lo estaban mirando fijamente acompañado con un constante movimiento del rabo.

¡Era Tania! -nombre que recibiría después- ¡Lo que él siempre había andado buscando, hasta ese momento sin éxito!

Su estado físico presentaba un aspecto más que lamentable: descuidada, sucia, mal alimentada… y, lo que es peor, con infinidad de señales de haber sido maltratada antes de ser abandonada o haberse escapado.

Aquella tarde, cuando Pablo vuelve a casa con ella, se encuentra con la negativa de nuestra parte para que se pudiera quedar allí. Pero como amante de los animales, la lavamos, le curamos algunas heridas que tenía y, por supuesto, le dimos de comer y la cuidamos mientras mi hijo le encontraba un nuevo dueño.

Pero..., con el paso de los días, fuimos dándonos cuenta que la pasión -aunque no lo parezca, esta es la palabra justa- que empezaba a sentir por Pablo. Si a esto le añadimos, el cariño y alegría que nos mostraba, acabó ablandándonos el corazón y, entre todos, decidimos que formara parte de nuestras vidas a partir de aquel momento.

Desde entonces hasta hoy, Tania, nunca nos ha dado el más mínimo problema, ni quebradero de cabeza -si exceptuamos cuando ve gatos al salir a la calle-: fuerte, sana, dócil, tranquila, cariñosa con todos, juguetona con los niños...

Además, como compañera de caza de Pablo, es algo sin igual, incluso cuesta trabajo describirlo con palabras. Verla en el campo con esos kilillos de más que siempre ha tenido es todo un espectáculo. Su trabajo, con la compañía de Mancha, es incansable. Si a ello le unimos que está dotada de un olfato finísimo, el resultado es que estamos ante el complemento ideal de todo cazador a la hora de abatir a las escurridizas y veloces liebres y a los ágiles y desconcertantes conejos. De camino, le falta tiempo para saltar al agua –de día o de noche- y traer hasta la orilla a cualquier anátida que ha caído dentro de los pantanos o encontrar cualquier perdiz -creo que son su debilidad-, tórtola, paloma o zorzal que se ha perdido entre la maleza. También, las piezas abatidas son de su “exclusiva propiedad”, ya que no deja que nada ni nadie se le acerquen, a excepción de nosotros, para quitarle lo que celosamente guarda para sus dueños.

No sé si ese encanto especial que le producen las perdices puede venir por mi afición a la “jaula” y el estar en continuo contacto con ellas. Lo cierto es que las huele a distancia y tengo que andar con un cuidado especial en muchas ocasiones, para evitar que acabe con ellas en mis propias manos.

Llega a tal punto su atracción hacia las patirrojas que los muchos vídeos que suelo ver de ellas, son seguidos con todo tipo de detalles por su parte. Normalmente, se sienta sobre sus patas trasera delante del televisor y, sin pestañear, se queda las “horas muertas” siguiendo todo lo que ocurre en aquel “cacharro”.

Debido a ello, este desmesurado fervor hacia nuestra reina de los bosques tuvo su punto álgido la temporada pasada casi a su conclusión. Montero, pollo muy prometedor, de la granja “El Plantel” de Santa Cruz (Córdoba) –con el único que me quedé tras desechar varios de otras procedencias”-, sólo sacado al campo una vez –aquel día de “marras”- y con una pareja abatida, tras excepcional demostración de suavidad y saber hacer las cosas, no tuvo el mejor final, sino todo lo contrario.

La mañana del citado día, tras volver al cortijo, más contento que unas castañuelas por la faena que se había “tirado” Montero y que culminó como queda reseñado antes con la collera a sus pies, le quité la funda, la esterilla y lo puse en la mesa al lado de los otros reclamos que me había llevado ese fin de semana. La alegría que me inundaba me “rebozaba" por todas partes. No faltaron las felicitaciones, ni los buenos tintos, mientras nos contábamos todos los compañeros las incidencias matutinas.

Ya por la tarde, tras dar una cabezada en uno de los sillones frente a la chimenea, Rafael –mi secretario- y yo salimos a dar el segundo puesto del día. Y si el regocijo de la jornada matutina había sido grande, en la vespertina, para no ser menos, no decayó, ya que a Facul, prometedor pollo de dos años, conseguí tirarle un macho, tras otra fenomenal faena. Su “viuda”, aunque escuchó por boca de mi reclamo los piropos y galanteos que se suelen usar en tales acontecimientos, prefirió no dar la cara y dedicarse a incordiar por los alrededores del colgadero. Así, en cuanto vi que Juan Crespo -uno de los compañeros de caza- volvía para el cortijo, tras dar su puesto, nos levantamos y dimos por terminados el nuestro. Le enseñé a Facul el gran macho abatido, mientras Rafael, iba cerrando el portátil. Luego, tras enfundar al reclamo y recoger todos los pertrechos, nos dirigimos “a peón” para la casa.

Por el camino, vimos un lugar idóneo para el puesto del día siguiente y anduvimos arreglando un poco la plaza y colocando el aguardo mientras ya el sol se había perdido en el horizonte y la noche desplegaba poco a poco su tupido velo sobre el Andévalo.

Cuando llegamos a la casa, con las luces de la vecina Minas de Santo Domingo y otras localidades del Alentejo portugués alumbrando a lo lejos Juan Crespo, me esperaba en la puerta con cara de circunstancias.

- ¡José Antonio, tengo que darte una mala noticia! –me refirió con voz entrecortada.

- Dime, Juan -le respondí, mientras mi mente “revoloteaba” intentando descubrir la misma.

-Tu perra, te ha matado uno de los pájaros. Pero es más, no hay quien se le acerque, por lo que no he podido quitárselo.

Tras unos segundos de desconcierto e incertidumbre, abrí la puerta y Tania, que ya me había sentido, me esperaba al pie de la misma con Montero en la boca, moviendo incesantemente la cola en señal de alegría.

Aunque la situación no era agradable, tuve que hacer de tripas corazón para no demostrarle lo que sentía. Me agaché un poco para recoger el reclamo que Tania había soltado a mis pies y la acaricié mientras le dedicaba palabras cariñosas. A la vez, la garganta se me resecaba poco a poco y la angustia me iba inundando por momentos. Pero tenía que guardar la compostura, Tanía no tenía culpa de nada. Algún fallo mío tendría que haber sido el detonante de tal estropicio.

Me acerqué a la mesa donde coloco todos los años los pájaros -por mucho que hubiera saltado la perra nunca lo hubiera alcanzado- y, efectivamente, la puerta de la jaula de Montero no tenía echados los ganchillos de la puerta, se me había olvidado. Por consiguiente, se supone que, en un movimiento del reclamo, ésta se debió de abrir. Luego, se saldría, saltaría al suelo y allí, totalmente indefenso, fue presa fácil para una grandísima cazadora como Tania que, felizmente, venía detrás mía a todos sitios para mostrarme su júbilo por lo que para ella debió ser una gran faena.

 

martes, 14 de diciembre de 2010

¡HASTA SIEMPRE, AMIGO JOSÉ!


Con todo el dolor de mi corazón, quiero dedicarle estas humildes palabras a quien fue mi gran amigo y compañero de caza durante tres décadas y hoy nos ha dicho adiós: José Trujillo Fernández. Está claro que las “cosas” nunca vienen solas, no se acaba de una cuando te llega la siguiente.

Treinta y dos años aguantándome y sin el más mínimo reproche a nada.

¿De qué madera estabas hecho para ser una persona así?: trabajador, leal, honesto, humilde, amigo de tus amigos...

¡Cuantos buenos ratos y malos, porque no decirlo, hemos compartido!

¡Cuántas lecciones me has dado siendo yo maestro!

¡Cuánto has querido a mis hijos y cuánto te han querido ellos a ti!

Pues sí, treinta y dos años, dan para muchas cosas. Pero de esas muchas, nunca pusiste mala cara a ninguna. Todo lo que yo decía o hacía estaba bien dicho o hecho, pero si "olías" algo que no estaba claro y me pudiera perjudicar, siempre tuviste ese sexto sentido para indicarme: ¡cuidado José Antonio!.

¡Qué poca lata distes en tu vida! Incluso así te has ido: sin molestar y sin hacer sufrir a tu María. Como tú querías, de un plumazo.

Seguro que tu familia te echará mucho de menos, pero tú bien sabes que, la mía y yo, no seremos menos. En esos años, nos demostraste cosas difíciles de olvidar, destacando entre ellas, la grandeza de tu corazón.

¡Qué tu Reina de los Ángeles te tenga un lugar a su lado! Seguro que no se arrepentirá. Estará bien acompañada

¡Descansa, amigo y “secretario” José, descansa! Lo tienes más que bien merecido.

Ahora mismo, no tengo muchas más palabras, pero tus gratos recuerdos quedarán para siempre dentro de mi corazón  y en el de los que me rodean.

Esta imagen de mi gran amigo y compañero, la he sacado de este blog en un pequeño homenaje que le dediqué en forma de artículo en el mes de marzo pasado.



domingo, 12 de diciembre de 2010

SEGUNDA FERIA DEL RECLAMO EN BENAMEJÍ/ENCIMAS REALES.


Durante este fin de semana se está celebrando en las localidades cordobesas de Benemejí y Encinas Reales, la segunda Feria del Reclamo, organizada por Jauleros Andaluces.

Creo que, en comparación con el año anterior, la afluencia de público en este sábado ha siso bastante aceptable en cuanto a número y en cuanto a aficionados de primera línea.

Aparte de los diferentes stand con diversos artículos relacionados con la caza del reclamo, perdices incluidas, el sábado se celebró el concurso de Belleza, Nobleza y Canto, del cual, fui uno de los dos jueces -el otro era Isidro Dorado-, porque todos tenemos que arrimar el hombro es pos de esta afición y, por lo tanto, hay veces que, aun no queriéndolo, no se puede decir que no.

En dicho concurso, con todos los "peros" que se le quieran poner,  se presentaron 22 reclamos de diferentes provincias andaluzas, siendo ganador del mismo, el reclamo presentado por D. Cristobal López, de Granada. Dicho pájaro, demostró poseer una buena estampa, un noble comportamiento y un una buena variedad de cantos y saber utilizarlos en cada momento.

Además, conocí "sobre el terreno" a buenos jauleros y excelentes personas con las que no había tenido el gusto de charlar frente a frente. Incluso me traje para casa -aparte de otros presentes de varios amigos- una bellísima jaula que me regaló el amigo Alfonso.

Estas imágenes que cuelgo a continuación son el resumen de un buen día de convivencia entre aficionados al reclamo.

Esta primera, es una vista de la zona con Benamejí al fondo


Imagen de los reclamos participantes y sus respectivos dueños.


Algunos momentos del concurso.





Reclamo vencedor en manos de su dueño y flanqueados por El Sr. Alcalde de Benamejí, D. José Ropero y quien suscribe



La siguiente instantánea, recoge para la posteridad al buen amigo Elías Romero y a mi persona.


Y para finalizar la formidable jornada -doce horas desde que salimos hasta que llegamos-, los tres que nos trasladamos desde Huelva: Rafael, Emilio y yo, al lado del Sr Presidente de Jauleros Andaluces, D. Francisco Reyes -Curro para los amigos-, en el bar Puerta del Sol para "dar cuenta" de productos andaluces.





sábado, 11 de diciembre de 2010

martes, 7 de diciembre de 2010

CUANDO LA MADRE NATURALEZA DICE: ¡“AQUÍ ESTOY YO”…!


No sé si el tiempo está cambiando o algo parecido, pero 87 litros por metro cuadrado en poco más de 6 u 8 horas, es una barbaridad. Y esto ha ocurrido en la Puebla de Guzmán en el día de hoy.

Los pantanos se han llenado, los regajos corren, el pozo está hasta el brocal, pero…¿cuántos destrozos no habrá hecho este aguacero? Afortunadamente, en este punto, no ha ocurrido como en otros rincones de nuesta querida Andalucía dónde la "cosa" ha estado peliaguda. Es más, como se puede comprobar, y va para los ecologistas: "el nido de cigüeñas, ha quedado intacto". Sin embargo, muchas conejeras y crías de liebres recien nacidas, habrán perecido.

Esto es lo que tenemos: o no llueve, o es un diluvio. Así, todas las previsiones que nos hagamos se van al garete.

Estas impresionantes imágenes, tomadas en la mañana de hoy, por el buen amigo y compañero Luis Hernández, nos muestran cómo iba el Arroyo Cubica al paso por nuestro coto. En diez años que llevo allí, nunca había visto nada similar.






El sábado pasado, después de algunos días de lluvia, así iba el arroyo. Es lo que se ve al fondo: arena , algunas piedras y un poco de agua.



miércoles, 1 de diciembre de 2010

LA COCINA EN EL CORTIJO: "POLLO AL AJILLO"


Olvidado y difícil de conseguir el pollo de campo, desgraciadamente nos tenemos que aviar con el de granja y, con él, el maravilloso color y sabor que presentaba el primero. Pero, como lo que hay es lo que hay, olvidémosno de rémoras y vayamos con los tiempos que corren.

Aunque podemos utilizar el pollo entero, el muslo completo y las alas cortados en trozos, son ideales para este plato rápido y fácil de cocinar.

 

Preparación.

1.- Se corta la carne en trozos medianos. Si lo cortamos muy pequeños, al ser el pollo muy blando, terminará deshaciéndose.

2.- En un buen perol de suficiente fondo con bastante aceite de oliva, se doran muchos ajos cortados en cuatro trozos a lo largo con cáscara.

3.- Se apartan los ajos ya bien doraditos y se echa el pollo troceado con unas hojas de laurel, perejil cortadito, un poco de comino, un poco de tomillo y la sal correspondiente. Si gusta el pique, se le puede agregar alguna guindilla.

4.- Se le va dando vueltas a los trozos para que se doren un poquitín por todos sitios.

5.- Una vez que el pollo esté refrito se le quita un poco de aceite, se le agrega buen vino blanco y los ajos antes apartados.

6.- Moviendo de vez en cuando para que no se peguen los ajos en el centro del perol, esperamos a fuego lento que se consuma el vino.

7.- Se debe apartar en plato hondo para echar algún que otro “barco” en el aceitito resultante y en los trocitos de pollo que se han quedado  desmenuzados.

8.- Un buen mosto, que ahora está en su punto, podría ser su acompañante.


El que preparé el sábado pasado en el campo, salió más que bueno. Así andaba de liao.





LAS FRASES PARA DICIEMBRE.

Para  este último mes del año, sirvan estas dos frases como reflexión.

Algunas personas enfocan su vida de modo que vivan con entremeses y guarniciones. El plato principal nunca lo conocen ( José Ortega y Gasset, filósofo español).


Es mejor saber después de haber pensado y discutido que aceptar los saberes que nadie discute para no tener que pensar (Fernando Savater, filósofo español).