jueves, 6 de enero de 2011

BUENOS REGALOS DE REYES: LA RECUPERACIÓN DEL "COJO" Y LA APARICIÓN DE "RAMBLAS"



Si al “amigo Ramblas”-algarín regalo de Felipe Albadalejo-, hasta el día de hoy, no le había escuchado ni decir su nombre, esta mañana, sobre las nueve, con poco viento, un poquitín nublado y con mucha humedad, fue quitarle la funda y…, tras unos segundos un poco fuera de sitio por la novedad, se enderezó, y comenzó a lanzar al aire unas reclamadas que me pusieron los pelos de punta.

Al poco rato, el canto lejano de una hembrilla que, seguramente, andaría buscando galán, hizo que cambiara el "tercio" y, con un suavísimo curicheo, consiguió que la susodicha entrara en plaza ante su atenta mirada, erguido como una botella y sólo viéndosele mover la gola. Sin bulanas ni aspavientos, sólo recibiéndola de canto.

Allí, con una tranquilidad pasmosa, estuvo liao con ella cerca de veinte minutos sin el más mínimo nerviosismo, hasta que decidí toser para que la fémina se fuera sin volar.

No significa mucho, ya que no se lo pusieron muy difícil, pero algo es algo. Lo que sí es cierto es que, su música, es algo más que atractiva y eso es importante. Luego, Dios dirá.

Aunque no soy muy buen fotógrafo ni tengo buen material para ello, así capte el momento:



Una vez quitado a Ramblas, probé con el Cojo. Pájaro que el año pasado, tal día como ayer –Cabalgata de Reyes-, se botó y se destrozó una pata. Tras varios intentos de arreglo, con entablillamientos de diferentes tipos y acudiendo a profesionales y entendidos en la materia, la extremidad no le soldó y, en abril, con todo el dolor de mi corazón, no hubo más remedio que amputársela. Lo pasó mal y estuvo a punto de “hincar el sacho”, pero al final, con todas clases de cuidados y medicación, sobrevivió.

Tenía dudas de cómo superaría el duro trance, pero ayer, aunque fuera en plan de prueba y sin escopeta, en tierras alosneras, demostró que sigue en plena forma, falto de estabilidad, pero sabiendo de qué iba la “cosa”. Tan es así que, una hembra que le dio la lata más de la cuenta, posiblemente escamada de su historia anterior con Ramblas, al final, atraída por sus susurros, entró en plaza como una borreguita.

Esperemos que no sea flor de un solo día.

Estas fotos fueron testigos de su faena.




Sé, porque la experiencia y la edad, así me lo recuerdan, que hay que andar con cuidado y no ilusionarse más de la cuenta, pero el buen rato que pasé ayer, no me lo quita nadie.

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