lunes, 20 de junio de 2011

AVES FAMILIARES.


Que muchos animales salvajes de nuestro entorno se sienten más seguros cerca del hombre, es una realidad irrefutable.

 Así, perdices que crían cerca de las casas de campo o al lado de caminos muy transitados, fringílidos -jilgueros, verdones, chamarices...- que lo hacen en parras o frutales de las entradas de las viviendas rurales, cigüeñas en los campanarios, vencejos en las cornisas y balcones de los edificios, viene a demostrarnos que buscan la seguridad que le proporcionan el depredador máximo. Es más, en los últimos tiempos, una serie de especies de nuestra avifauna: tórtolas, palomas y, en gran número, mirlos,  se han cambiado de hábitat y cada día aumentan el número de ellas que se establecen en las poblaciones.

Por consiguiente, y al hilo de lo anterior, pero no de lo más cotidiano, por lo menos para quien suscribe, una pareja de cernícalos vulgares está anidando en la actualidad, como ya lo hizo el año pasado, en una jardinera bajo un aparato de aire acondicionado del séptimo piso del bloque nº 1 de la calle Alborán de Huelva.

Esta pequeña y bella rapaz, que estuvo hace unos años en un grave peligro de extinción, afortunadamente, a día de hoy, ha vuelto a presentar unos números aceptables, ya que la conciencia de conservación de especies amenazadas que se ha ido creando en nosotros, con el paso del tiempo, ha dado buenos resultados, ya que hace unos años, era impensable que la nidada hubiera llegado a buen fin. Es más, he podido comprobar de primera mano que, esta rapaz, en contra de lo que siempre se ha escuchado, no ataca otras aves de tipo medio, como por ejemplo las tórtolas, ya que por la zona hay bastantes de estas últimas, porque les echamos de comer, varios vecinos, en la calle sin salida donde estan nuestros garajes, y han convivido sin que unas hayan atacado a otras.

Bien es verdad que, dos de estas aves, teniendo que alimentar a una prole de seis polluelos, como ocurrió el año anterior con los cinco que sacó, tienen que buscar diariamente bastante comida, con lo que, aparte de sus cotidianas presas: ranas, lagartijas, ratones, insectos, gorriones..., los jilgueros, canarios, verdones... e incluso las perdices que se encuentran enjauladas en terrazas y balcones, siempre están en peligro y, sus dueños, con la mosca tras la oreja en todo momento.

Pero aun así, es una maravilla que, esta pareja, ante los ojos de muchos vecinos de los bloques anexos -entre los que me incluyo- y nuestra admiración, hayan sido capaces por segundo año consecutivo, de sacar adelante a seis nuevos miembros de esta maltratada especie de la avifauna mediterránea.

Las imágenes que vienen a continuación, no de mucha calidad, algunas de ellas cedidas por el amigo Pepe García, dueño de la vivienda donde anidaron y anidan en la actualidad, sirven como testigo de casi tres meses de estancia de la citada pareja y sus crías en la jardinera de uno de sus balcones, bajo un aparato de aire acondicionado. Esperemos que, este año, llegue todo a buen fin, ya casi al final, y no haya ningún desaprensivo que opte por eliminar a alguno de ambos ejemplares o sus correspondientes crías. Cosa que, hasta el día de la fecha, afortunadamente, no ha ocurrido.
                       








En estas cuatro imágenes que vienen a continuación, se pueden ver los ejercicios  que realizan los pollos, ya totalmente desarrollados, con anterioridad a los primeras salidas, como queda recogido en la última instantánea.





Esta última, la he tomado hace unos días en el balcón de mi casa, en uno de los primeros vuelos de una de las crías. Se posó en el otro lado del pretil y con la calor que hacía se fue a guarecer tras la persiana que estaba echada en el lado contrario del balcón. Luego, cuando le pareció al"señor/a", voló para otro sitio cercano.



4 comentarios:

  1. Sí señor, una página que a más de uno, de los que se apellidan "pseudoecologistas" les gustaría tener en su blog, para que luego se diga que si los cazadores...
    Preciosas las imágenes de los pollos, con esa mirada penetrante, diciéndonos:
    No os preocupeis que no dejarmos: ratas, ratones ni insectos, que tanto os preocupan a los ciudadanos y demás especies cinegéticas.
    No sé por qué, pero esas imágenes me recuerdan la letra de la canción "Nomadas" de Franco Battiato.
    Nómadas que buscan los ángulos de la tranquilidad,
    en las nieblas del norte, en los tumultos civilizados,
    entre los claros oscuros y la monotonía de los días que pasan.
    Caminante que vas buscando la paz en el crepúsculo
    la encontrarás, la encontrarás al final de tu camino.
    Largo el tránsito de la aparente dualidad,
    la lluvia de Septiembre despierta el vacío de mi cuarto
    y los lamentos de la soledad aún se prolongan.
    Como un extranjero no siento ataduras del sentimiento,
    y me iré de la ciudad, esperando un nuevo despertar.
    Los viajantes van en busca de hospitalidad,
    en pueblos soleados, en los bajos fondos de la inmensidad,
    y después duermen sobre las almohadas de la tierra.
    Forastero que buscas la dimensión insondable,
    la encontrarás fuera de la ciudad, al final de tu camino.
    Un saludo de alectorix, felicita a Pepe García.

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  2. Un solo nido de esta ave he visto en el campo, estaba en un agujero de la pared semiderruida de un antiguo cortijo; tenia tres pollos , y en su interior ademas de los restos de algun ratón lo que mas me sorprendió, fue la cantidad de patas de pollos de perdiz que habia, es un excelente cazador.

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  3. Al ser tu respuesta "anónima", carece de valor, por lo cual no estaría de más que nos presentases algunas "afotillos"...de la "masacre"...
    Pero eso no es nada en comparación con la cantidad de perdices rojas salvajes, que a día de hoy existen en ciertos jauleros...
    Un saludo.

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  4. La naturaleza por sí sola, es sabia. Siempre ha habido cernícalos y siempre ha habido perdices. Es duro, pero unos mueren para que otros vivan. Esto ha ocurrido desde los albores de nuestra historia y las diferentes especies han convivido, a diferentes niveles, pero lo han hecho

    Ahora bien, en cuanto el hombre interviene en el proceso natural, el resultado es otro. Llega el desequilibrio y, los resultados, pueden ser como en el nido: muchas patas de perdigoncetes.

    Mi pregunta sería: ¿no habría en dicho nido tantas patas, suponiendo que las hubiera, porque el hombre, con distintas actuaciones, se ha encargado de que otras presas de los cernícalos ya no abunden?

    Un saludo.

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