miércoles, 16 de noviembre de 2011

LLEGÓ EL BARBERO.

           
           Año tras año, sobre mediados de noviembre y como tradicionalmente he hecho desde siempre, siguiendo el proceder de mi maestro en esta lides, el abuelo Vicente, suelo recortar los reclamos que no son pollos.

            En la tarde de ayer, con la inestimable ayuda de mi amigo Pepe Moyo, recortamos cinco reclamos que no de la temporada. Estos últimos los suelo dejar para más adelante, cuando les "vea la punta". Si tienen madera -mansos y con reclamo aceptable- los saco al campo sin escopeta para ver lo que hacen. Si allí no botan, ni alambrean, aunque no canten, los recorto. Si hacen lo contrario, los regalo o los suelto con todos los vuelos y anillados para ver su destino algún día.

          Estas imágenes que vienen a continuación recogen el proceder de lrecorte con uno de los cinco que pasaron por el barbero.

La primera muestra el recorte en las remeras. La segunda, aunque sea por tradición, y no porque sea necesario, corto las piojeras de debajo del ala. En la tercera, se puede apreciar cómo queda la cola. La cuarta recogen las manos de Pepe el momento de la desparasitacíon interna -con pastillas Ripercol-. Por último, en la quinta, se ve como queda uno de los reclamos después del trabajo. Como no había uñas largas, no hizo falta la "manicura". Lo que sí hubo, fue una desgracia: un pollo del año pasado con muy buenas maneras se rompió el fémur. Por ello, lo he puesto apartado y tranquilito para que, dentro de un mes, si todo marcha bien, esté recuperado.







             En cuanto tenga tiempo, les doy tierra húmeda para que la pluma se le asiente y se le quede bonita. Para ello, utilizo tierra mezclada con ceniza.



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