lunes, 27 de junio de 2011

GRANDES INVENTORES


Una de las cosas que tenemos en común todos los aficionados al reclamo, es tener en nuestras venas algo de G. Bell, T. Edison, A. Nobel, I. Newton… Es decir, ser,  aunque a pequeña escala, inventores.
Enseres y pertrechos; jaulas, casilleros y cajones de muda; esterilla y sayuelas, portátiles y sus adecuación para el uso del material audiovisual,… en manos de cada aficionado, tienen un punto personal que los hacen distintos a los de los demás. Y no es que los de otros no sirvan, sino que cada uno de nosotros a ese artilugio, por llamarle de alguna forma, le añadimos una serie de variantes para que, siempre según nuestro prima óptico, funcione mejor o se adecue más a las necesidades del guión. Incluso inventamos montones de mecanismos e historias para coger a los reclamos y no hacerle daño durante su manipulación. ¡Hasta trabas para que no se hagan daño unos a otros cuando se mudan en sueltas con varios ejemplares!
Así, por citar algún ejemplo que confirmen mis palabras, voy a analizar detenidamente uno de los “chismes” más utilizados por cualquier aficionado al reclamo: el tanto,  farolillo, tanganillo, matojo, pulpitillo, arbolillo, maceta, peana…, como es conocido en distintos lugares de nuestra piel de toro. Si ya tiene innumerables nombres, porque se usa en muchos y distintos sitios, bastantes más variantes tiene, porque quien los usa, caprichoso y original además, como somos cada uno de los que sentimos esta afición, siempre andamos maniobrando, para ver que se nos ocurre y que nuestro invento sea la revolución y la admiración de quienes lo ven de otra forma.
Pues bien, nuestro citado farolillo, o como queramos llamarlo, en un principio, una maravillosa “obra de arte” realizada con la vegetación del lugar: jaras, jaguarzos, tomillos, chaparras, retama, coscoja… y en cuya fabricación se perdía un buen puñao de minutos, con la llegada de la tecnología, la comodidad y la avaricia de bastantes nuevos aficionados de dar varios puestos en una de las jornadas del día –alba, sol y tarde-, se han transformado en un artilugio más o menos sofisticado, pero el mejor en cada caso, según su propio inventor y, en la mayoría de las veces, fabricante.
Si ya en el mercado, las casas especializadas en la fabricación y venta de utensilios y accesorios para el cazador, nos ofrecen mil y uno de ellos con infinidad de variantes técnicas, encaminadas a proporcionar mayor calidad y prestaciones, luego vamos nosotros y, sobre lo que hemos adquirido, le realizamos un sinfín de cambios y arreglos porque consideramos que, aunque está bien, no es de nuestro total agrado. Pero además, en los talleres de cada uno de los jauleros, siempre hay infinidad de proyectos sobre mejoras a realizar en los diferentes modelos que tenemos en mente. Así, desde la simple barra  metálica con una fijación en la parte alta para colgar la jaula y una pulpo de goma para sujetarla a ella, hasta artilugios desmontables muy sofisticados, con correderas para subirlos y bajarlos según las necesidades del terreno y cazadero, hay cientos y cientos de modelos que, sin lugar a duda, son el mejor en cada caso, para su correspondiente dueño.
Estos bocetos recogen algunos de los muchos que podemos ver, bien adquiridos en el mercado o fabricados por los propios aficionados.
      
  Una vez que nos hemos parado en ver la enorme cantidad de artificios que utilizamos para colgar a nuestro reclamo, podemos seguir con otro de los accesorios del perdigonero: las jaulas.

Si partimos de la base que todas son redondas y con terminación ahuevada, el resto de ellas, es pura singularidad. El tamaño, el número de alambres y el tipo del mismos, la forma de las puertas y piqueras, con o sin comedero dentro, anilla o gancho para cogerla, el suelo,  su forma y material para fabricarlo, los “gorritos antisaltos”, el tratamiento de los alambres y su pintado, los aros de madera, PVC o alambre… Pues bien, cada uno de estos apartados anteriores, han consumido horas y horas de la vida de muchos aficionados, rompiéndose la cabeza, con el firme propósito de conseguir la solución de muchos chascos, siempre según ellos, por los que han pasado. Las jaulas, aunque lo normal es que las adquiramos en el mercado y, muchas de ellas, a más que buen precio, hay multitud de “arquitectos” que han diseñado sus propios modelos porque, lo que se vende, no es de su gusto o, bien, porque les va la “marcha”. Y lo peor del tema, en este caso, lo mejor, es que, muchos de los artesanos-inventores, logran verdaderas obras de artes dignas de los mejores elogios. Para ello, diseñan complejos moldes con infinidad de variantes, según el modelo de jaula que van a fabricar.

Siguiendo con otros de nuestros cachivaches, los casilleros o tableros y los cajones de muda, adquiridos o construidos  por los propios perdigoneros, están repletos de mil y una variantes o mejoras, bien para evitar que gorriones, tórtolas y otras aves puedan acceder a su comida, o bien para que los reclamos estén más cómodos y le sea más fácil y provechosa su estancia en los mismos. Así, compactos de dos tres jauleros para el traslado al campo, infinidad de tipos de comederos, bandejas para las deposiciones, amarres para las jaulas, puertas de entrada, diferentes tipos de barrotes y distancia de separación de los mismos, adosados para el arenero, geniales muebles con varios departamentos, verdaderas obras de arte de mampostería con ubicación adecuada para aprovechar mejor las aportaciones del astro rey…

Y así podríamos seguir enumerando inventos y descubrimientos porque, nuestro “coco”, nunca está descansando, sino dando vueltas continuamente en busca de progresos que repercutan en el bienestar de nuestros reclamos y, con ello, la mejora, cuando llegue la hora, de su rendimiento. De esta manera, los asientos, esterillas, sayuelas, ganchos…, tienen cuarenta mil “historias”, simplemente porque lo hemos vistos en otros compañeros o porque pensamos que de tal o cual forma, es mucho mejor.

Para ir terminando, no podemos olvidar, el aguardo, base fundamental de todo cuquillero, conjuntamente con el pájaro y la escopeta. Sin lugar a equivocarme, puedo aseverar que, hay tantas variantes, como aficionados. Dar con dos iguales es casi imposible. Si en un principio lo eran, porque lo compramos de tal o cual procedencia  o nos los hicieron un determinado artesano, en cuanto llegan a casa, comenzamos a efectuarles nuestros correspondientes arreglos. Así, barras para soportar la escopeta, agujeros y enganches para apoyarla,  pequeñas troneras aquí y allí, para tal o cual función, correas de este tipo o de otro para su transporte, enganches para la bolsa de cartuchos, techos para no ser vistos o para los días de lluvia…

Por último, con la irrupción masiva de grabadoras, se “maquinan” un sinfín incalculable de “artefactos” y adecuaciones en el aguardo, para con ello, poder inmortalizar grandes lances o para que, el resto de aficionados, puedan opinar -con no muy buena nota la mayoría de las veces porque no existe patrón fijo a la hora de enjuiciar un lance-, sobre la actuación de tal o cual reclamo y la del aficionado que está tras el aguardo.

Obviamente, cualquiera que no sea aficionado y tuviera acceso a todo el “tinglao” que nos tenemos “montao” para cazar nuestros reclamos, diría:

- ¡Así cualquiera!

Sin embargo y para nuestra desgracia, este buen señor que hizo tal aseveración, se le olvidó lo más importante: el reclamo. Y, desgraciadamente, aunque hayamos inventado mil y un artilugio de todo tipo, la gran mayoría de las veces, a estos, no se les saca el provecho deseado, porque el protagonista principal de la película, “Fulanito”, “Menganito”, “Zutanito” o como se nos haya ocurrido llamarle, no se merece que, quien está observando su deplorable faena, desde el aguardo, haya gastado horas y horas de su vida para ofrecerle lo mejor.

jueves, 23 de junio de 2011

“MIGRACIÓN HACIA LOS CUARTELES DE VERANO


  Este pasado viernes, 17 de junio, me he trasladado por la tarde-noche, en compañía de mi mujer, María José, Tania, nuestra téckel y mis seis reclamos a tierras de Punta Umbría, para descansar durante el largo verano que se nos presenta y huir del calor de Huelva.
            El sábado, lo hemos dedicado a la limpieza de nuestro pequeño ático y preparar todas las dependencias de la casa –pocas para ser exacto- y la terraza que, para nosotros, es la parte principal de la vivienda en la época estival.
         Las playas de esta localidad costera onubense son una auténtica maravilla, como pudimos comprobar, una vez más, el domingo por la mañana, cuando salimos a dar el paseo diario y como lo pueden testificar todos/as las que las conocen. Pero para quien no haya pasado nunca por este rincón de la geografía andaluza, sirvan estas imágenes para que se hagan una pequeña idea de la belleza y grandeza de las mismas.
  Estas dos, tomadas a las ocho y treinta de la mañana, por tanto solitarias a esas horas, corresponden a la playa de la Ría y puerto/muelle de la localidad.


 
Las dos primeras, de las cuatro siguientes -todas correspondientes a la playa del Océano-, fueron tomadas a la hora anteriormente citada. Las dos últimas, a la hora del baño, sobre las trece horas, cuando la playa estaba de bote en bote. 






Pues, como hay cosas que no se pueden dejar atrás, porque nadie “cuida al caballo como su propio dueño”, Punta Umbría, también será la residencia de verano de seis de mis siete reclamos, ya que sólo tengo un jaulero para dicho número. Por tanto, el séptimo, un pollo que me vendió Rafael, el dueño de la pajarería “Fuensanta, de Córdoba, me lo cuida un amigo.
El primero es El Cojo, que cumplirá ocho celos. Fue un gran reclamo, pero desde su accidente y posterior amputación de una de las extremidades, ha hecho poco. Le daré algún puesto, el próximo año, a ver qué tal está y, si sigue igual, lo dejaremos tranquilamente hasta que le llegue “su hora”. El segundo es Guerrilla, cazará su sexta temporada. Es muy trabajador y se le tira caza, pero le faltan recursos cuando hay atranques. El tercero es Facul,  que cazará el cuarto celo y este año ha estado muy flojo. El cuarto, es Chimenea, de la granja granadina de dicho nombre y con un trabajo excepcional. Cazará su segundo celo y, de pollo, tras una excepcional temporada, con muy pocos puestos –máximo diez-, se le abatieron quince patirrojas. El quinto es Manchego, un pollo de Toledo, regalo de un amigo. Tiene muy buena música  y, sin escopeta, después de acabar la temporada, dio dos grandes puestos con campo en plaza. El sexto, Montero,  es un regalo de un compañero de trabajo. Es manso y tiene muy buena pinta. Es un “rubio” y procede de la granja El Plantel, de Córdoba.
      





   
   En el ganao que me acompaña, no hay ningún fuera de serie, pero seguro que me “avío”. Hoy día, lo único que quiero, es salir al campo, disfrutar con todas las maravillas que un día alguien puso en nuestras manos y, de camino, si “mojo”, mejor que mejor, pero si no, que es lo más normal, otro día será. Pero de ansiedades, nada de nada. Aun así, creo que el amigo Chimenea, de granja, para dejarlo bien claro, si no se estropea, creo que hará época. Tiene algo en su “trabajo”, bastante completo y “limpio” por cierto que, al campo, lo debe poner sentimental, ya que si no fuera así, no le entraría con tanta facilidad como lo hacen: bien salvaje puro, o el que no lo es.
 Para terminar, con gran pesar porque tenía puesto en él muchas esperanzas, tengo que decir que, “Redoble”, un pollo portugués con gran trabajo en el farolillo, aunque por distintas causas, no pude tirarle en este su primer celo, ha sido baja, posiblemente por infarto o congestión.

lunes, 20 de junio de 2011

AVES FAMILIARES.


Que muchos animales salvajes de nuestro entorno se sienten más seguros cerca del hombre, es una realidad irrefutable.

 Así, perdices que crían cerca de las casas de campo o al lado de caminos muy transitados, fringílidos -jilgueros, verdones, chamarices...- que lo hacen en parras o frutales de las entradas de las viviendas rurales, cigüeñas en los campanarios, vencejos en las cornisas y balcones de los edificios, viene a demostrarnos que buscan la seguridad que le proporcionan el depredador máximo. Es más, en los últimos tiempos, una serie de especies de nuestra avifauna: tórtolas, palomas y, en gran número, mirlos,  se han cambiado de hábitat y cada día aumentan el número de ellas que se establecen en las poblaciones.

Por consiguiente, y al hilo de lo anterior, pero no de lo más cotidiano, por lo menos para quien suscribe, una pareja de cernícalos vulgares está anidando en la actualidad, como ya lo hizo el año pasado, en una jardinera bajo un aparato de aire acondicionado del séptimo piso del bloque nº 1 de la calle Alborán de Huelva.

Esta pequeña y bella rapaz, que estuvo hace unos años en un grave peligro de extinción, afortunadamente, a día de hoy, ha vuelto a presentar unos números aceptables, ya que la conciencia de conservación de especies amenazadas que se ha ido creando en nosotros, con el paso del tiempo, ha dado buenos resultados, ya que hace unos años, era impensable que la nidada hubiera llegado a buen fin. Es más, he podido comprobar de primera mano que, esta rapaz, en contra de lo que siempre se ha escuchado, no ataca otras aves de tipo medio, como por ejemplo las tórtolas, ya que por la zona hay bastantes de estas últimas, porque les echamos de comer, varios vecinos, en la calle sin salida donde estan nuestros garajes, y han convivido sin que unas hayan atacado a otras.

Bien es verdad que, dos de estas aves, teniendo que alimentar a una prole de seis polluelos, como ocurrió el año anterior con los cinco que sacó, tienen que buscar diariamente bastante comida, con lo que, aparte de sus cotidianas presas: ranas, lagartijas, ratones, insectos, gorriones..., los jilgueros, canarios, verdones... e incluso las perdices que se encuentran enjauladas en terrazas y balcones, siempre están en peligro y, sus dueños, con la mosca tras la oreja en todo momento.

Pero aun así, es una maravilla que, esta pareja, ante los ojos de muchos vecinos de los bloques anexos -entre los que me incluyo- y nuestra admiración, hayan sido capaces por segundo año consecutivo, de sacar adelante a seis nuevos miembros de esta maltratada especie de la avifauna mediterránea.

Las imágenes que vienen a continuación, no de mucha calidad, algunas de ellas cedidas por el amigo Pepe García, dueño de la vivienda donde anidaron y anidan en la actualidad, sirven como testigo de casi tres meses de estancia de la citada pareja y sus crías en la jardinera de uno de sus balcones, bajo un aparato de aire acondicionado. Esperemos que, este año, llegue todo a buen fin, ya casi al final, y no haya ningún desaprensivo que opte por eliminar a alguno de ambos ejemplares o sus correspondientes crías. Cosa que, hasta el día de la fecha, afortunadamente, no ha ocurrido.
                       








En estas cuatro imágenes que vienen a continuación, se pueden ver los ejercicios  que realizan los pollos, ya totalmente desarrollados, con anterioridad a los primeras salidas, como queda recogido en la última instantánea.





Esta última, la he tomado hace unos días en el balcón de mi casa, en uno de los primeros vuelos de una de las crías. Se posó en el otro lado del pretil y con la calor que hacía se fue a guarecer tras la persiana que estaba echada en el lado contrario del balcón. Luego, cuando le pareció al"señor/a", voló para otro sitio cercano.



jueves, 16 de junio de 2011

"DISFRACES" PARA PASAR DE INCÓGNITO.

       El mimetismo o camuflaje natural es la capacidad que tienen algunos seres vivos para pasar desapercibidos, por medio de la coloración o del aspecto de su cuerpo, imitando el aspecto de algún objeto inanimado del entorno que le rodea o bien a algún otro ser vivo.
         


Estas imágenes, de diferente autores y portales de internet, sirven como un pequeño botón de muestra de la grandeza de nuestra madre Naturaleza. Como observaremos, insectos principalmente y otros animales han realizado adaptaciones miméticas para confundirse con el medio que los rodea. En algunas de ellas, si nos paramos con detenimiento, nos daremos cuenta de la perfección de su adaptación, ya que, como se puede comprobar, por lo menos a nosotros los humanos, nos cuesta trabajo dar con el animal en cuestión.


                    Primeramente,  los insectos, los "campeones" del camuflaje.











Estas imágenes que vienen a continuación, nos muestran un ejemplo del mimetismo de algunos peces.






Ahora, observaremos como  algunos  anfibios  y reptiles pasan desapercibidos de sus muchos depredadores o para conseguir ellos su presa.







Muchas aves utilizan el mimetismo para pasar desapercibidas.


  



Los mamíferos tampoco son ajenos a ocultarse ante las vista de los demás.








Por último, nuestra perdiz roja, también ha sabido adaptarse al medio donde vive y pasar desapercibida.