jueves, 5 de enero de 2012

¡¡QUIÉN HA DICHO MIEDO!!


           Si algo nos diferencia a los jauleros de otras aficiones, incluso incluyendo diferentes modalidades de caza, es la ausencia total de miedo o respeto a situaciones difíciles y complicadas y, en algunos casos, muy complicadas e, incluso, de jugarse el pellejo.
            Vayamos al tema:
            A los que hicimos la célebre "mili" en tiempos del “tito Paco”, al licenciarnos, nos entregaron la Cartilla del Servicio Militar, para pasar las revistas posteriores reglamentarias. Pues bien, en la página 24 de la misma, en este caso, de la mía personal, -Regimiento "Granada 34" de Huelva- como se puede comprobar en la foto anterior, en lo referente al valor, dice textualmente: SE LE SUPONE. Pues, lo mismo que la mía, puestos a suponer, en todas las de todos vosotros, o por lo menos en la de todos los que pasáis de con cincuenta “celos”, pondrá lo mismo. Es decir, nuestros mandos, así lo pensaban de nuestro arrojo y agallas. Sin embargo, creo que en el caso de los que ya éramos aficionados a la jaula, la calificación se les quedo más que corta. En vez de “se le supone”, debería haber puesto “infinito”. Es más, creo a pies juntillas que no exagero, ya que esta calificación hubiera sido mucho más cercana a la realidad, como trataré de demostrar a continuación. Y si no, pierdan unos minutos en leer.
            Aparte de circunstancias personales de trabajo, ¿cuántos sería capaces de practicar su afición favorita en estas circunstancias y otras que seguro que se me olvidarán
-      Con verdaderos vendavales.
-      Con verdaderos aguaceros y tormentas.
-      Con verdaderas nevadas.
-      Con el termómetro muy por debajo de cero grados.
-      Con "resfriao" o gripe.
-      Con fiebre, incluso, algunas veces, bastante alta.
-      Con verdadero dolor de cabeza.
-      Con esguinces, torceduras y fracturas en diferentes partes del cuerpo.
-      Al amanecer o casi de noche en medio del campo y solos.
-      Accediendo a pie o en coche a lugares que, luego, el simple pensamiento sobre ellos nos duele la cabeza.
-      Transitando a pie por terrenos que son un verdadero peligro.
-      Con mastines u otros perros que suponen un peligro.
-      Con “ganao” bravo de por medio.
-      Con insectos u ofidios en los alrededores y que suponen un verdadero peligro.
-      Con alambradas y cercados difíciles de pasar.
-      Con crecidas que arroyos que “na” más verlas se le pone a uno la piel de gallina.
-      “Peleaos” con la mujer u otros familiares.
-      Tras fallecimientos familiares muy recientes.
-      Jugándosela al vecino o a la Benemérita.
-      Con la economía familiar bajo mínimos.
-      Faltando a citas y actos fijados de antemano.
-     
Y todo ello y mucho más, aun sabiendo que lo que voy a sacar es un pollo y el cazadero donde tengo "pensado" ir, tiene de todo, incluyendo pulgas,  menos patirrojas.
¿No se le llama a todo lo anterior: valor, arrojo, audacia, intrepidez, coraje, bravura, osadía, brío  y un sinfín más de adjetivos sinónimos?
¿No nos podríamos poner en lo del valor, como dice el aforismo español: “más que El Guerra” (afamado y valiente matador de toros español)?
Al hilo de lo anterior y como anécdota, hoy curiosa, pero complicada en su momento, me ocurrió en la finca “El Soldado” de Puebla de Guzmán, allá por los años 1993 ó 94 y podría resumirse así:
Había llovido bastante durante toda la semana y, a mí, me tocaba colgar en una zona que, para acceder a ella, había que atravesar un arroyo que, puntualmente, estaba muy crecido. Con coche era imposible, así que había que ingeniársela para hacerlo a pie. ¡Y lo hice…, vaya que si lo hice! ¡No faltara más!
Como pude, monté una pequeña pasarela con unos hierros y tablas que me busqué durante el mediodía y, aunque los compañeros me previnieron, y con no poca dificultad, logré pasar al otro lado. Incluso recuerdo que tiré alguna que otra patirroja aquella tarde. Sin embargo, al volverla a pasar, ya de regreso, y casi de noche, las tablas fallaron y di con todo mi cuerpo en las furiosas aguas del arroyo. Menos mal que el portátil, que iba a mis espaldas en bandolera, al caer conmigo al agua, se enganchó con la vegetación ribereña y, gracias a ello, no sin poco esfuerzo y sin ayuda de nadie, pude salir del aquel tremendo atolladero y salvar el pellejo. Llegué al cortijo pingueando, como se dice por aquí,  y con más de una magulladura, pero llegué”.
No ha sido la única, pero sirva el ejemplo como botón de muestra para certificar que, los jauleros, algunas veces, o mejor dicho, la mayoría, andamos en el filo de la navaja. Está claro que alguien nos guarda muy mucho.
¿Podremos suponer lo que ocurriría, si la parienta, con algunas de las condiciones citadas anteriormente, nos animara a pasear por el parque o a ir de compras con ella?

3 comentarios:

  1. Lo has clavado Josean...
    ...Por esos motivos y otros muchos más... es por lo que muchas veces he cazado, cazo y cazaré SOLO,(aún teniendo amigos y familia de cazadores) o bien tengo la opción de quedarme en casa o dedicarme a otra cosa u otra modalidad, también he oído alguna vez que otra por boca de algún "comodón" que una cosa es cazar y otra cosa es hacer "el tonto", aún reconociendo que es mucho más peligroso, pero bueno cada cual que piense como quiera y para mí es más gratificante y satisfactorio hacer "el tonto"...
    Creo que antes de practicar cualquier actividad en esta vida, los seres humanos deberíamos pararnos a pensar unos segundos cuales son nuestras limitaciones... y así evitaríamos a posteriori muchos problemas, claro que eso sería después de que inventasen la vacuna contra la envidia...
    Concluyo diciendo que cuando comentamos y tratamos de estos temas en tertulias o círculos venatorios...
    Ellos nos dicen: que si hacemos "el tonto" y...
    Ellas nos dicen: que si somos machistas...
    Saludos.
    PD: ¿Cabemos todos/as en el mismo saco?

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  2. ¡Ni en mejores condiciones salgo yo con la parienta de compras, siempre es mucho más peligroso que salir de caza yo sólo!

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  3. Como no te vas a caer al agua Maestro si las tablas eran de aglomerado y se devoronaron.
    Desde luego, que verdad es que perdemos el conocimiento y la razon cuando llega esta epoca.
    Saludos de tu compa.

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