jueves, 22 de marzo de 2012

NUESTRAS PROMESAS INCUMPLIDAS.


            Aunque tenía pocos años por aquellos entonces, recuerdo perfectamente cómo mi abuelo Vicente decía todos los años al acabar cada temporada:
            - “Para el año que viene no quiero más pájaros. Con lo que hay tengo bastante”.
            Era obvia tal aseveración. Facultades, Reverte, Belmonte, Curro… eran “espadas que no necesitaban sobresalientes".
            Sin embargo, en cuanto llegaba el otoño, contradiciendo sus propias palabras, siempre llegaban dos o tres pollos a su jaulero.
            -Niño no “pue sé”, es nuestro sino. Decimos que no, pero en cuanto refresca el tiempo, se nos vuelven a llenar los ojos de pollos y, hasta que no los consigamos, no descansamos  –decía el abuelo.
            Ha pasado ya mucho tiempo desde entonces y, su nieto, el que suscribe, al igual que él y como la inmensa mayoría de los cuquilleros hacemos, justamente, lo que el abuelo Vicente hacía 45 ó 50 años atrás: llegado el otoño, pollos van y pollos vienen
            ¿Por qué actuaba él entonces y nosotros ahora así, cuando, muchas temporadas, adquirimos pollos a sabiendas que no vamos a tener tiempo para dedicárselo y, además, estamos bien surtido, la mayoría de las veces, con los que hay en nuestro jaulero?
            Opiniones sobre el tema las habrá para todos los gustos, pero, dándole vueltas a las muchas posibilidades que pasan por el “tejao” de los aficionados, entre los que me encuentro, creo que una de las de más peso, sino la que más, es la siguiente:
            Cuando los últimos rigores estivales empiezan a dejar paso a los fresquillos otoñales, las primeras aguas “tiñen” el ambiente de ese maravilloso aroma a pasto húmedo que solo conocen los que están cerca de la naturaleza y los amaneceres comienzan a llenarse de los cantos, muchas veces inseguros, de los ya igualones, a los cuquilleros nos cambia el semblante y, casi sin darnos cuenta, tiramos por tierra las mil veces repetidas promesas de: “este año no quiero pollos”. Está claro que, en aquellos precisos momentos, la posibilidad de dar con “el mirlo blanco” empieza a revolotear por nuestras cabezas.
            Es a partir de ese momento, cuando no descansaremos hasta que,  nuestro jaulero, como siempre ha ocurrido en años anteriores, reciba varios pollancos.
            Luego, una vez en nuestras manos, la historia de siempre se volverá a repetir, puesto que, la ilusión volverá a hacernos tropezar en la misma piedra en la que ya hemos caído otras veces. Así, visitas y más visitas al jaulero, para ver in situ a los noveles, será el pan nuestro de cada día. Incluso, soñaremos despiertos con que, “Fulanito”, pollo de tal o cual sitio será, dentro de poco, lo que andábamos buscando desde hacía muchísimos años. Por supuesto, una vez “despiertos”, el tiempo, con casi toda seguridad, nos bajará de la nube en la que nos hemos instalado ante las mil monerías con las que que nos suelen regalar a diario uno o varios de los recién llegados.
Para finalizar, tengo que decir que la ansiedad que año tras año nos invade, y que no nos abandonará hasta que uno o varios pájaros del año no lo veamos entre nuestros reclamos, no es, ni más ni menos, que una vivencia ilusionante que forma parte de la idiosincrasia del colectivo jaulero. Necesitamos “savia” nueva, porque es la forma que tenemos de perpetuar en el tiempo nuestros sentimientos hacia una mágica y embrujadora modalidad de caza que, mucho más que ello, es casi una forma de vida, y ésta, sin ilusión, como bien sabemos todos, se hace muy cuesta arriba.

PD. Yo, por lo pronto, ando haciendo gestiones para conseguir algún pollitranco para la temporada venidera. En este caso lo hago porque, mi jaulero, de unos años a esta parte, no está muy boyante de material que digamos. Posiblemente, si lo estuviera, también haría lo mismo. Es más, si no queremos nuevo material, lo mejor es estar bien lejos de ellos, puesto que, si lo tenemos al alcance, más bien pronto que tarde, picaremos.

8 comentarios:

  1. Es verdad, aunque conozco algún que otro aficionado que por cumplir la promesa, años después continúan lamentándose, luego ya no les vuelve a ocurrir.
    No sé lo que pasa pues cuando más aletargados estamos y caen las primeras aguas de otoño ¡SALTA LA CHISPA! y es algo que se contagia en cadena y muy rápido...comienza lo mejor, las tertulias entre amigos y el trasiego de pájaros.
    Pienso que nadie queremos que nos falte "material" pero de ningún tipo, es decir pájaros , escopetas, cartuchos por doquier, y los que fuman, cartones de tabaco y mecheros como estancos...y si se avería el coche ya nos ponemos de mala uva.
    ...Pero cuando las cosas se ponen "feas" siempre cogemos el reclamo bueno, el viejo, e incluso puede haber alguna pequeña disputa entre familiares.
    Lo ideal sería tener un buen año con buen tiempo y con patirrojas en el campo, para así poder disfrutar con los pollos, pero por desgracia, en los últimos tiempos no es así, pues tenemos pocas oportunidades y el tiempo no acompaña.
    Antes se comenzaba a cazar con la jaula mucho antes y se terminaba mucho después.
    Saludos.
    PD. AY de aquel que olvide el portátil y las herramientas de corte cuando lo inviten a cazar en parajes remotos y desconocidos...

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  2. Sacristan, 5 celos un figura, le falta hablar.
    Chete, algo más que media cuchara. Canta hasta encapillado. Se sale con las hembras.
    Coliflor, pollo comprado en Ubrique al que le he tirado tres machos al alba.Bravo y aprende rapido.
    Valentin, pollo sin probar(cogido en un ojeo) que me tiene loco por su mansedumbre y su respuesta en la pared al apartarlo de sus compañeros.

    EL AÑO QUE VIENE, COMO DECÍA DON VICENTE, NO QUIERO MAS POLLOS.

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  3. Sr. Anónimo.

    Me alegro porque en su jaulero haya unos espadas tan relevantes como Sacristán, Chete y Coliflor.

    Cuídelos, porque aunque con cuatro sobra, si falta alguno, que puede ocurrir, la cosa se pondrá mala.

    Un saludo y gracias por intervenir.

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    1. Muy buenas,estoy completamente de acuerdo Con usted Jose Antonio. Mi abuelo solo metía dos pollos todos los años para la feria de un pueblo cercano de aquí que es el 5 de octubre,nos ibamos los dos y un tío y los cogíamos en un sitio determinado, por sus manías que estaban muy fundadas, solo quería pollos de alli,el solo tenía dos pájaros para cazar, pero que dos pájaros!. Todos los años metía los dos pollos y ni los recortaba, porque era tan estricto en su selecciòn que algunos no llegaban al celo,pero ahí del que
      llegaba. Él, como yo he cogido de costumbre, nii los sacaba al campo de pollos, solo con el
      trasteo de casa ya desechaba muchos, el decía que un reclamo que va a durar muchos
      años tiene que ser amable en el trato, querer a su dueño y acostumbrarse a la jaula. Se que
      habrá muchos que me digan que los pájaros hasta que no los pruebas no sabes lo que son, y es cierto, pero es un criterio de selecciòn de tu "ganadería" , la nobleza em casa, que desechò fenòmenos por ser un poco ariscos, seguro, pero el que quedaba en casa, luego en sus manos,ahi amigo, hacía las delicias de cualquier aficionado, noble, con clase, tranquilo, una delicia.
      Por lo tanto yo sigo haciendo lo mismo meto pollos, no los cazo de primero y muchos abandonan la casa sin probar, probablemente sea un error pero el que queda en casa debe tener cualidades innatas de adaptaciòn al manejo humano. Por eso yo nunca digo que no voy a meter en el año siguiente.
      Como ejemplo este año meti 7 pajaros de distinta procedencia, eso si todos camperos,cinco alicortados y dos cogidos ya en la oscura de diciembre, solo van a pelechar 4. De los 5 que meti el año pasado solo pelecharán de segundo celo dos. Uno alicortado con tres tiradas y muchas cualidades y un fenòmeno, con varias tiradas en varios puestos y quebrando cuando ve la caza como yo solo recuerdo en los sueños de mi infancia que lo hacian Felipe, El niño, El pilas o tantos otros que he disfrutado.
      Por lo tanto en lailusiòn cuquillera va el tener ese mirlo blanco que dice usted, pero solo con mucha selecciòn y siendo esquisitos en ella se puede llegar algún dia a tener algo que lo haga disfrutar a uno de esta bendita aficiòn.
      Un saludo y buen finde. Francisco Manuel

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  4. Hola Jose Antonio, todos los años,se repite la misma historia, yo sin ir mas lejos cuando empezó la temporada tenia, 20 pájaros, en el trascurso de la misma regale, cuatro segundos y dos que devolví a los corrales, pues como me han criado mis perras, una ocho cachorros, canarios pura sangre, y la otra cinco Ibicencos, pues todo el que quería un cachorro, se lo cambiaba por un pollo de monte monte, y si no pues no había trato, así que me han entrado cuatro pollos, y los cuatro del vídeo, así que otra vez estoy cargado de pájaros. pero como no tengo otra cosan que hacer, que es cuidar a mis podencos y reclamos, pues tengo donde entretenerme, pues paso entre 5 y 6 horas diarias con ellos. Los que mas saben dicen, que deberíamos tener tres pájaros y un pollo, yo con tan pocos seguro que me aburriría, y como no quiero aburrirte mas. Un saludo desde Almeria. Baldomero

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  5. Buenas, en este comentario seré breve:
    TRES TIENE MI PADRE Y LOS TRES DE GRANJA.
    Saludos de alectorix y que sean felices.

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  6. - Querido compañero y maestro don Jose Antonio, esa situación nos pasa a todos los jauleros,tenga uno los pájaros que tenga. En mi caso, tengo un defecto confesable, dentro de otros muchos, y es que cuando veo un pájaro de perdiz me pierdo. Este año he llegado a tener en mi jaulero, más de los que he podido cazar en condiciones ( me dado cuenta que me he equivocado). Ya que como todo el mundo sabe, al final, uno siempre suele coger, los que sabe que van a trabajar, ya sea con mejor o peor resultado. Pero también, digo una cosa, todos necesitamos tener una ilusión o varias que nos hagan soñar con encontrar a ese mirlo y a veces esa busqueda, es más satisfactoria que el mejor de los puestos con un pájaro "consagrado". Un saludo! El zurdo...(jose luis).
    Pd: No veas, la de figuras consagradas que tenemos en nuestros jauleros! ja!ja!

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  7. Amigo José Luis, simplemente con José Antonio está mejor.

    Te puedo decir que si no tuvieraesl espacio tan reducido, tendría lo inpensable. Simplemente porque disfruto con ellos y, si me prietas, porque forman parte de mi vida.

    Todos los años junto casi un equipo con suplentes y todo. Al final, con suerte, quedan dos o tres.

    Un saludo.

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