viernes, 5 de octubre de 2012

UNA DE NUESTRAS SETAS: EL GALLIPIERNO


       La micología es otro tema que siempre me ha apasionado y, desde pequeño cuando acompañaba a mi padre y otros familiares, la recolección de setas ha sido una de mis grandes aficiones. Pero, cuando salgo al campo a buscarlas, tengo muy clarito que sólo me llevo para casa aquellas variedades que sé al cien por cien que son comestibles, aunque aun así, siempre le doy una segunda visual en casa. Si tengo la menor duda, se quedan en donde están.

        El mundo de las setas es atractivo y complicado a la vez. Y es así, porque, a mi entender,  y por todo lo que se ha escrito sobre ellas, al existir ejemplares comestibles y, a la vez, otros que pueden causar la muerte si se ingieren,  siempre produce esa "cosilla" que induce casi sin darnos cuenta a  que, cada día, haya más aficionados a la recolección de setas.

          Esta claro que, recolectar y luego comer setas silvestres no es algo que pueda hacer cualquiera, ya que, por lo anteriormente expuesto sería una auténtica locura que puede costar muy caro. Por consiguiente, esta afición queda para personas expertas que conocen perfectamente lo que recolectan y que, además, tienen muy claro que, a la menor duda con cualquier ejemplar, de echarlo al canasto o cesta, nada de nada. De hecho, a veces, aun sabiendo que lo que cojo es bueno, tengo mis grandes dudas a la hora de la mesa. Ese "yuyu" interno no se puede remediar, o al menos, para el que le damos muchas vueltas a la cabeza como es mi caso.

          Con todo ello, lo que quiero decir es que, lo que trato con estás páginas que iré sacando, es sólo dar a conocer algunas setas que crecen en nuestros campos, pero hasta ahí llego. Sé el peligro que conlleva su consumo y, por lo tanto, hay que andar con pies de plomo a la hora de recolectarlas y consumirlas. Se tiene que tener muy claro que con las setas no se juega, ya que todos los años fallecen en nuestro país algunas personas por fatales confusiones o por desconocimiento de lo que se llevan a la boca. No olvidemos que una vida vale mucho más que un plato de setas. Para ello, aparte de mi conocimiento personal sobre ciertas especies, sacaré algunos datos de los muchos portales de internet -como indico en inicio del blog- que se dedican a divulgar el mundo de las setas. Con ello, lo único que trato es de informar sobre temas que interesan a muchos/as, en este caso, nuestra micología.


          Pues bien, ahora con la entrada del otoño y la llegada de las primeras lluvias, en algunos sitios más que en otros -aquí en Huelva, lo mínimo-, esa magia de la que habla todo el mundo en los diferentes tratados micológicos, inunda nuestros campos que, de nuevo como tantos otros años, se verán revisados palmo a palmo por muchos aficionados/as con la ilusión de llevar a su hogar una buena cesta de las setas deseadas.


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           La primera que traigo al blog es una seta muy conocida y muy abundante en todos los rincones andaluces en cuanto caen las primeras aguas otoñales: EL GALLIPIERNO.

           Dentro de esta variedad específica de setas, las Macrolepiotas, se pueden encuadrar la procera, la konradii, la mastoidea, la afinis... todas son excelentes comestibles y de buen tamaño, siendo la primera de ellas la más conocida por estas tierras y creo que por las demás, con distintos nombres: parasol, matacandil, galamperna, maneta... Todas ellas la podemos encontrar casi todo el año en la mayoría  todos los terrenos. Al principio, como se aprecia en la primera foto, tiene forma de palo de tambor, pero, con el tiempo se abre en forma de paraguas. El sombrero, de gran tamaño -puede llegar atener más de 30 cm de diámetro-, tiene un jaspeado marrón sobre fondo blanquecino. El pie es atigrado con anilla móvil.   

          Al no ser unas setas muy consistentes se suelen preparar a la plancha con aceite ajo y sal o empanadas y fritas.

 En estas seis imágenes se pueden ver algunos ejemplares de  gallipiernos. La última, curiosamente colocada en la mesa de un bar, pertenece a las Jornadas Micológicas de Aracena de año pasado.








POSIBLES CONFUSIONES

          Hay que tener cuidado de no confundirla con la Macrolepiota venenata, ya que es una variedad tóxica, aunque no mortal. Simplemente, tenemos que seguir prensa y otros medios de comunicación para darnos cuenta que

      También hay que tener cuidado con varios tipos de Lepiotas como la cristata, bruneoincarnata, helvola, castanea, lilacea... que sí pueden resultar mortales. Todas ellas tienen un sombrero muy reducido, no más de 5/7 cm de diámetro. No son muy abundantes -a veces crecen en grupos bajo encinas y alcornoques- y suelen darse en prados, parques y márgenes de caminos. Por ello, y para evitar confusiones fatales, no debemos coger gallipiernos de pequeño diámetro del sombrero. Sin ir más lejos, en noviembre del año pasado, se produjeron bastantes intoxicaciones en algunas zonas de Cataluña por haber consumido distintos tipos de Lepiotas, principalmente la bruneoincarnata. Simplemente, nada más que tenemos que seguir la prensa y otros medios de comunicación para darnos cuenta que hay veces que por algo que nos sé como definir, nos llevamos a la boca lo que no deberíamos.

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