lunes, 4 de marzo de 2013

PUNTO Y FINAL.


      Este domingo, después del puesto del sol, sobre las once y media de la mañana, la temporada  de reclamo 2013 ha terminado para mi, en Castellar de Santiago -Ciudad Real-, hasta donde me trasladé el pasado miércoles par echar el fin de semana del Día de Andalucía.

       En dichas tierras manchegas, los pájaros de campo o de repoblación la mayoría, para ser más preciso, tampoco han sido diferentes a lo que con anterioridad me había encontrado: fríos, pocos cantarines y de difícil entrada en plaza. Tan es así que, pájaros ya hechos, pasados de celos casi todos, la mayoría de las veces, han acabado nerviosos por la malísima actitud que demostraban los camperos. Si a esto le unimos el infernal tiempo, con gran nevada incluida durante la tarde del jueves y madrugada del viernes, puedo decir que no han sido cuatro días de los mejores, cinegéticamente hablando.

                          Cargado con todos los pertrechos para el puesto de sol del jueves.
       Pero como hay que sacar una lectura positiva de todo, tengo que decir que, algunos pollos se han destapado como noveles de muy buena pinta. De hecho, a Alpujarreño, le tiré un buen macho tras recibirlo con mucha tranquilidad y sin descomponerse. Luego, con aleteo incluido en la agonía del montesino, cargó el tiro en toda regla y, a continuación, continuó hasta el final del puesto con un buen trabajo. Igualmente, el jabalquinteño del amigo Raimundo  ha estado muy bien, con una música muy buena y le he hecho dos puestos de dos. A Chimenea, un poco pasado de celo y maullando más de la cuenta,  le he abatido dos machos y, al Manchego, uno.

      Así, a modo de resumen, en los cinco puestos que he dado, he tirado, curiosamente, ocho machos. Las hembras se acercaban cantando, pero..., más tarde, sólo vuelos de aquí para allá. Era ver la jaula, si se acercaban lo suficiente y, tras cuatro o cinco pasos hacia el reclamo, salían de estampida. 

       Lo importante han sido los cuatro días de convivencia que hemos compartido los tres matrimonios que nos hemos trasladado hasta la citada población manchega y otros aficionados que coincidieron con nosotros en la misma casa donde nos hospedamos.

En las siguientes imágenes se puede ver a Quinteño en primer plano, luego con dos machos a sus pies y, por último, la cabeza de unos de los machos abatidos.





       Como no todo es dar puestos, también comimos algunos platos de nuestra tierra: gambas y gurumelos. En la tercera, el amigo Fernando, mi hermano Juanvi y el que suscribe, con nuestras respectivas -Puri, Ana Mari y María José- tomando unas cervecillas, que tampoco pueden faltar, en un bar de Castellar.


     
   

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