miércoles, 6 de marzo de 2013

TIEMPO PARA RERFLEXIONAR II



Siguiendo con el post anterior sobre nuestros errores y posibles soluciones, veamos ahora otros diez aspectos importantes para tenerlos siempre en cuenta. Además, como quedó plasmado en el artículo anterior, los conocemos y aunque lo normal es que los cumplamos a rajatabla, a veces, los dejamos un poco al lado y el resultado es que, poco después, nos arrepentimos de nuestra falta de sentido común cuando ya no tiene solución el desaguisado que hayamos podido hacer. No son nuevos capítulos del anecdotario que siempre acompaña al cazador de reclamo, sino que son realidades que a todos/as nos pueden pasar o, de hecho, nos han ocurrido más de una vez.

En primer lugar, hay que tener bien clarito que, mientras que dure el puesto, tenemos que tener los cinco sentidos puestos en el trabajo de mayor o menor calidad del reclamo. No olvidemos que, si por si algún motivo nos distraemos durante su desarrollo, puede que no ocurra nada, pero, desgraciadamente, otras veces nos estamos al tanto de lo que está sucediendo fuera de nuestro habitáculo. Consecuentemente, nos podemos ver sorprendidos, y de camino el reclamo, por muchos factores negativos que se pueden presentar. Nadie está exento de que rapaces, perros, animales salvajes y domésticos, trabajadores del campo y del ganado, seteros, esparragueros… merodeen por los aledaños del colgadero e, incluso, de la misma plaza. Pero es más, a veces, si estamos distraídos puede ocurrir que ni nos demos cuenta de la entrada en plaza de patirrojas que se han acercado de callado y, cuando lo hagamos, ya sea demasiado tarde.

Tenemos que saber muy bien que un puesto, por lo natural, suele durar de una a tres horas. Por consiguiente, lo primero que debemos tener claro es que debemos estar, ante todo, cómodos dentro del aguardo. De esta forma, tollos en lugares con desniveles o mal situados terminan siendo un auténtico suplicio para el aficionado, ya que, más pronto que tarde, las “bisagras” empezarán a decirnos que somos unos “mendrugos” y, debido a nuestra torpeza, no aguantaremos mucho dentro del aguardo. De esta forma, aunque cuando lleguemos al cazadero, apreciemos que el campo está cantando a poca distancia, no debemos precipitarnos y colocar el portátil en cualquier sitio, ya que no mucho después, seguro que nos arrepentiremos.

El aficionado debe conocer perfectamente el arma y la munición que utiliza. No será la primera vez que vamos al puesto con escopetas con la cual no hemos cazado nunca y ahí surge el problema: ¿a qué distancia colocamos el tanto? Si acertamos de pleno, formidable. Pero si no es así, pueden ocurrir dos cosas o que lo coloquemos demasiado lejos o excesivamente cerca. Si es la opción primera nos podemos encontrar, aparte de no ver bien la faena del reclamo de turno, con la desagradable sorpresa de sólo herir a la montaraz de turno, con el consiguiente aleteo o salida de vuelo de la plaza. Si nos decantamos por la segunda posibilidad, lo normal es que destrocemos la pieza. Consecuentemente, es de obligado cumplimiento el conocer a fondo el arma con la que vamos a disparar y la munición a emplear.

Íntimamente unido a lo anterior, el aficionado debe saber que el tanto, matojo, farolillo, mampuestos, arbolillo, peana, maceta, pulpitillo… debe estar situado ligeramente a la izquierda del aguardo, si el jaulero es diestro y, a la derecha, si es zurdo. Si pasamos por alto esta circunstancia, a la hora de disparar, nos daremos cuenta que, posiblemente, no tengamos el suficiente juego para apuntar correctamente, con lo que lo más normal es errar el tiro o dejar herida a la patirroja de turno, aleteando o botando en las mismas narices del reclamo y, con ello, los daños que tal proceder puede acarrear.

Igualmente, todo buen aficionado debe saber que, tanto en el puesto de mañana, como en el de tarde, el sol siempre debe estar a nuestra espalda. Por tanto, si no es por causas mayores de la vegetación, no se nos debe ocurrir colgar frente al astro rey, puesto que las campesinas avistarán más fácilmente los movimientos de la escopeta o el relucir de la misma.

El abrigo, cazadora o ropa contra el frío que utilicemos no debe producir el más mínimo ruido en los movimientos que podamos efectuar dentro del puesto. Si ocurre lo contrario y las montaraces de turno, cercanas al aguardo, son esquivas y resabiadas, lo normal es que, al menor roce sonoro, pongan “pies en polvorosa”, con el consiguiente disgusto para reclamo y jaulero. De esta forma, ropa de abrigo plastificada no es lo más conveniente para dar el puesto, ya que lo normal es que cualquier cambio de postura del cazador, principalmente a la hora de disparar, no se realice en silencio absoluto.

Hoy día, con los tiempos que corren, el teléfono móvil debe estar obligatoriamente apagado o en silencio antes de comenzar el puesto. De no ser así, lo que antes era “riiinnn, riiinnn, riiinnn…” y, en la actualidad, el más insospechado sonido, puede llegar en el momento más crucial del lance, es decir, cuando las patirrojas están en la plaza o próxima a su entrada en ella. Lo que ocurre a continuación, por desgracia, lo conocemos casi todos los aficionados.

El buen comer y beber es una maravilla en ciertos momentos, pero no muy recomendable cuando vamos a dar el puesto. Si es una copita y una comida normal, bien. Pero, si por el contrario, no es una copa, sino más de lo que se debiera y llenamos la tripa a tope, casi seguro que el puesto de tarde se hace más complicado de la cuenta y, entre la pesada digestión y la somnolencia producida por el alcohol, si no hay música y movimiento, casi seguro que terminaremos con una auténtica galbana y, por qué no, dando más de una cabezada.

Nunca debemos olvidar, aunque parezca una perogrullada, que al aguardo hay que ir provistos de todos los pertrechos necesarios: portátil, banquillo, utensilio para cortar ramaje; pulpitillo, pincho o pulpitillo artificial… y, por supuesto, cartuchos, escopeta y, obviamente, el reclamo. La experiencia me recuerda que no será el primero ni el último que llega al colgadero incluso sin “espingarda” o “munición” y, si me apuran mucho, aunque parezca imposible, sin el perdigacho.

Para finalizar, y aquí sí hay que ser totalmente rigurosos y cautos. Debemos tener siempre presente que, en las manos, tendremos un arma y, por consiguiente, no nos podemos permitir errores y descuidos en su manejo. Debido a ello, el cartucho sólo estará en la recamara cuando estemos acomodados dentro del aguardo y, en cuanto demos por finalizado el puesto, hay que descargar la escopeta. Los desagradables accidentes que se producen en esta modalidad de caza, la mayoría de las veces, suelen ocurrir por descuidos o negligencia en el manejo de las armas.

2 comentarios:

  1. Soy paulino,he leído tus comentarios de la caza del reclamo en Ciudad Real .Eres un aficionado puro de está modalidad, a nosotros los últimos días nos a pasado lo mismo que a ti.
    Te mando un saludo e para tú hermano y para ti.
    Hasta que nos veamos.

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  2. Amigo paulino.

    Ante todo, gracias por visitar mi blog y por tus palabras.

    Este año ha sido de los peores que he conocido como jaulero, pero, como sabes este es el sino del jaulero. esperemos que con la primavera que va el año sea buena de cría y para el año que viene que los pájaros mejoren.

    Un saludo.

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