Este domingo pasado, con una mañana bastante fría -había helada en Sotiel Coronada-, se monteó la mancha "Alcolea y Honda", terreno de pino piñonero y eucalipto con unos resultados que pudieron ser mejores si hubiera habido alguna rehala más, ya que, algunos cochinos, al parecer, se quedaron en el camino por la gran extensión de terreno que se movió. Aun así, 12 guarros y 6 venaos llegaron a la junta de carne.
Antes de comenzar, una vez más, Juan Jesús Sánchez y Juan Conde, Presidente y Vicepresidente respectivamente de la Sociedad de Caza, volvieron a pedir el máximo cuidado en el manejo y utilización de las armas. Está claro que una vida humana vale más que cualquier trofeo que se pueda conseguir, por muy bueno que sea.
Esta vez, las ciervas parece que le habían dicho que no se las iba a tirar. Así, sirva de muestra esta imagen. No más de veinticinco metros de donde estaba yo y sin inmutarse.
Algunos compañeros tomaron la copilla y el aperitivo en una casa cercana a la mancha. Como se ve, el buen humor nunca falta después de una jornada de caza.
Como anécdota
simpática y emotiva de la jornada, no tengo más remedio que decir que, casi al
finalizar la montería, tuve la inmensa satisfacción de compartir un buen rato
con “Campeón”, un gran perro campanero perteneciente a la rehala calañesa de Manuel
Palacios.
Así, este ejemplar de cuatro años,
cariñoso como él solo, tuvo la desgracia de que, siendo aun un cachorro, metió la "mano" derecha en la alambrada de la perrera y se la fracturó. Luego, aunque se le practicaron todas las curas y máximos
cuidados posibles, dicha extremidad le quedó torcida, pero, aun con tan importante lesión, su gran afición por la caza hizo que, aunque disminuido
físicamente, formara parte desde entonces de la rehala antes reseñada. Por
consiguiente, en cada jornada montera, su dueño le venda "mano" y, luego, se la
refuerza con cinta americana para que aguante el tirón. Cosa que realiza como su nombre indica.
Pues
bien, cuando la rehala finalizaba la mancha, allá por terrenos cercanos al río
Oraque, “Campeón”, muy cansado por el trabajo realizado, se acercó hasta mi puerta y,
allí, a la sombra de un joven pino piñonero, echó con quien suscribe un buen
rato y compartió el bocadillo de queso que tenía en mis manos en esos momentos.
Posteriormente, tras el descanso y “aperitivo” prosiguió su camino con su visible cojera.
Imágenes de Campeón con los signos del esfuerzo realizado.
Amigo j antonio te doy las gracias por el regalo que le hiciste a mi hijo fernando.
ResponderEliminarAunque no comimos juntos pero luego echamos un ratito de charla.
Espero que tengas mas suerte esta semana un saludo para el nuevo papa y otro de parte de mi hijo.
Tu amigo el postor