jueves, 6 de febrero de 2014

“LA HISTORIA INTERMINABLE”.


         Obviamente, porque no es el lugar más apropiado para tratar temas de gustos literarios, no voy a hablar sobre la célebre novela de dicho nombre escrita por Michael Ende, sino de lo que año tras año suele ocurrir con la caza de la perdiz con reclamo macho.

           Pero, el repetir los inconvenientes que la rodean y que hace pocas fechas plasmé en otro artículo, sería reincidir sobre algo más que conocido. Pese a ello, como quiera que, en lo que va de año y, más exactamente, desde la apertura de la veda, uno de dichos factores que la dificultan se está cumpliendo con creces y, además, más que fundamental, como es la cuestión meteorológica, no quiero pasarla por alto, porque por muy benévolos que seamos sobre lo que de un forma u otra, nos rompe todos los esquemas de nuestra afición, llega un momento que hay que decir, aunque no sirva para nada: ¡YA ESTÁ BIEN!

            Está claro que la resignación es la mejor medicina para lo que ocurre año tras año, pero, lo que está sucediendo en el actual, es como si alguien nos hubiera echado una “mal de ojos”. Y lo digo así, porque, en mis más de sesenta años, pocos o ninguno he visto como el que corre. Viento, agua, agua y viento son el denominador común de jornada tras jornada. Para ser exactos, en este lugar de nuestra geografía nacional, Huelva, para ser más exactos, en los veinte días que llevamos de veda, sólo cuatro o cinco días han estado medianamente en condiciones para dar el puesto.

       Pero, si a ello le añadimos que, debido a las inclemencias meteorológicas que estamos padeciendo en nuestra Comunidad desde el día 18 de enero –fecha de la apertura de la veda- y a la mala otoñada pasada, las patirrojas camperas no están en un buen momento y, paralelamente, sus congéneres de jaula, casi igual, nos volvemos a encontrar con lo que año tras año sucede: MALA TEMPORADA DE RECLAMO.

            Sin ir más lejos, ahora mismo, cuatro y veinte de la tarde, hora justa de meterse en un puesto para cazar la perdiz con reclamo, lo que hago es escribir y ver por la ventana de mi salón, la mala tarde que tenemos por estos lares. Una verdadera frustración para quien está todo un año entero cuidando y, de qué manera, a sus reclamos. Y lo peor del caso es que, aunque mejorara la climatología, cosa que, de momento, no lo parece, casi no daría tiempo a que la temporada se enderezara. Sirva de ejemplo esta foto que me acaba de enviar el amigo Luis Hernández de los alrededores de Puebla de Guzmán en estos momentos, lugar donde se encuentra situado el coto donde cuelgo.



           ¡Cómo para que luego digan que los cuquilleros somos los que descastamos los cotos!

2 comentarios:

  1. Amigo José Antonio, narras en tu artículo, la verdadera realidad por la que atravesáis, los auténticos perdigoneros como es usted, pues bien sabes y dicho sea de paso, que es una modalidad que también practico, pero que no me apasiona, como pudiera ser un día de cacería al salto con mis perros. La presente temporada está siendo catastrófica, ya lo fue en el salto, también he oído bajones en las monterías, pero el valor de las Licencias de Caza, Licencias de armas, seguros, coto y todo cuanto cuesta realizar el amado deporte cinegético, sigue al alza, nadie se acuerda de ponerlos acorde a los tiempos que corren, así mismo, recordarte que este año se ha perdido una semana muy importante para la jaula, bajo mi punto de vista, la inmediata al día después de reyes magos, que por capricho de no sé quien, decidió retrasarla hasta el día 18, en fin todo lo que digamos es luchar contra corriente. Un saludo amigo.
    Luis.

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  2. Estimado amigo José Antonio, enhorabuena por tu grata e inestimable aportación a la afición de la caza con reclamo.
    Lo que expresas con tus palabras son claro testimonio de tu pasión por este arte tan noble que nos pierde.
    Puedo dar fe de que cuanto cuentas y plasmas en tus escritos son verdades, ilusiones, deseos y experiencias vividas que se gestan tras una larga trayectoria como empedernido aficionado al campo y a la caza.
    Tengo la gran suerte de compartir, además de la afición,tu amistad. Lo que sé de la perdiz lo aprendí de ti y sigues siendo cada día ese libro abierto y desprendido que da lo que tiene, ya sea material o de tu curtida y dilatada experiencia.
    Deseo que sigas siempre y mucho tiempo así, delitándonos con tus emocionantes y provechosos relatos.

    Muchas gracias amigo.

    Manolo Monescillo.

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