viernes, 30 de mayo de 2014

PADRAZOS.



        Es curioso, pero real. Hay padres y padres. 

       En cualquier especie animal. incluyéndonos a nosotros entre ellos. No todos los "papis" actúan de la misma forma. Unos dan lo mínimo y, otros muchos, por el contrario, ofrecen y ponen en manos de sus hijos /as el máximo. 

       Pues bien, en el mundo de la cría de canarios, lo anterior viene como anillo al dedo.  Asi, parejas hay muchas, pero parejas "celosas" por sus crías, bastante menos. La gama va desde las que se dejan morir a sus hijos/as por no darles de comer o, por el contrario, quien en pocos días, tienen a sus polluelos como verdaderos grandullones. La señal inequívoca es el momento del anillamiento. Lo normal es llevarlo a cabo a los 7 u 8 días de la eclosión, incluso alguno más. Sin embargo, los padrazos, en cuanto nos descuidemos, tienen a su pollada tan creciditos que no se pueden anillar en algunos días menos de los citados anteriormente.

       Sin ir más lejos, esta tarde, me di cuenta que una de mis parejas, formada hace poco por la muerte de la hembra anterior -por un huevo atravesado-, a los cinco días tenía a sus cuatro pichones más grandotes de la cuenta. No es normal, pero, a veces -sirva este botón de muestra-, ocurre. 

       Les he puesto las anillas: 34, 35, 60 y 61, pero, no sin trabajo. Está claro que sus progenitores están más que atareados con la ceba de sus prole.

Cinco imágenes de la citada nidada. En la primera se ve el nacimiento de los pollos. La segunda nos muestra el "papo" lleno de uno de los pichones esta misma tarde. En la tercera, se aprecia el anillamiento del nº 34. La última nos muestra los cuatro pollos en el nido después de hacerles su "carnet de identidad".





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