miércoles, 26 de noviembre de 2014

ECHANDO EL RATO POR LA DEHESA.


 El pasado sábado, nos dimos una vuelta por nuestro coto en Puebla de Guzmán, para echar el rato a caza menor y matar el gusanillo. La verdad es que, con un día buenísimo para la caza, por contar con una temperatura ideal y sin viento, los cuatro que íbamos nos divertimos bastante. No por obtener buenas perchas, puesto que el campo no está para ello, sino por volver a cazar en nuestra querida finca después de algún tiempo (desde septiembre) y comprobar la belleza del campo con la buena otoñada que se nos ha presentado.

Como fuimos pocos, cuatro compañeros, sólo conseguimos cinco liebres -se nos escaparon cinco o seis por ir pocas escopetas- y dos codornices, porque, como he referido en varias ocasiones, el conejo ha desaparecido por el Andévalo onubense y las perdices, aunque no está mal su número, con cuatro personas y las características de La Dehesa, no hay quien las pille. Aun así, se vieron algunos bandos en las manchas que dimos. Sin ir más lejos, en el sembrado, levantamos tres de ellos, pero a ninguno le pudimos disparar porque se arrancaron de vuelo muy lejos de las escopetas. Ello significa que, si en las dos próximas cacerías que le demos al coto, no abatimos un buen número, circunstancia altamente difícil por las características de la finca, para la cuelga, quedarán bastantes patirrojas para pasarlo bien con el reclamo.

Además, la jornada de caza significó para mi hijo Pablo, el reencuentro con su escopeta y dejar el palo atrás como sido su norma durante los últimos veinte meses. De hecho, abatió tres liebre y una codorniz.

Cinco imágenes de la jornada. La primera nos muestra, como en las alternativas de las corridas de toros, el traspaso de armas. En la segunda se puede ver a mi hijo Pablo con su perra Vala, en plena faena. En la tercera, mi hijo y su bretona posan con las piezas obtenidas y en la cuarta, mi sobrino Rubén, su hijo y las piezas abatidas. La última nos muestra algunas setas recogidas durante la mañana, puesto que, con el tiempo que llevamos, las hay por todas partes.






lunes, 17 de noviembre de 2014

UN VÍDEO CURIOSO.

        El otro día, hablando con un amigo, vecino y aficionado a la caza del reclamo me habló sobre este curioso vídeo en el que se nos muestra a un pájaro perdiz de jaula "encelado" con su dueño, José Suárez Domínguez, paisano de la localidad onubense del Paymogo, mientras los compañeros presentes disfrutaban de lo lindo con lo que estaban viendo.

        Lo que, en un principio, puede parecer un reclamo muñequero, por el comportamiento del mismo, no lo es tal, puesto que, el perdigón del vídeo, en el campo es un reclamo de los de verdad. Ello viene a demostrarnos que en este nuestro mundillo, nada se mueve por patrones fijos. Cada circunstancia es un mundo totalmente diferente.


sábado, 15 de noviembre de 2014

NO LE PIDAMOS PERAS AL OLMO.

Este dicho tradicional de nuestra cultura popular viene a decirnos que lo que no puede ser, no puede ser y punto. De esta manera, hay cosas tan incomprensibles en nuestro tiempo que, por diversas circunstancias, hacen que lo que hoy vivimos no sea normal por más que nos empeñemos en decir o demostrar lo contrario.

Pues bien, el miércoles pasado estuve en mi coto La Dehesa echando trigo en los comederos y maíz para los jabalíes en las manchas y cuál no sería mi gran sorpresa, al comprobar que había jaras florecidas, cuando lo normal es de marzo a junio, según zona española. Parece una circunstancia sin trascendencia, pero si nos paramos a pensarlo, nos daremos cuenta que flor de jara a mediados de noviembre y con sobre veinte grados de temperatura es una auténtica barbaridad. Lo que viene a demostrarnos que el tiempo meteorológico y todo lo que lo rodea ha dado un giro de 360º en las últimas tiempos.





Si todas estas situaciones raras e inverosímiles que están sucediendo son importantes, no digamos como afectan a nuestra flora y fauna y, en lo que a nosotros los jauleros nos interesa, es decir, a nuestra perdiz roja española. En esta línea, nuestras patirrojas se encuentran siempre en fuera de juego. Es más, cuando nos demos cuenta, por estas fechas o poco más, si el otoño se nos viene húmedo y caluroso, podemos tropezarnos con un nido de perdices en pleno diciembre. Y si no, tiempo al tiempo.

Por tanto, con las expectativas que tenemos, cuando llegue la apertura de la veda, posiblemente, nuestras montesinas ya hayan pasado su momento idóneo para venir con valentía al reclamo y, al igual que la mayoría de los años anteriores, será una veda mala y desangelada. Se tirarán perdices, pero lances para no olvidar, pocos o muy pocos. Y lo peor es que esto no tiene arreglo.

     Por cierto, al llevar dos años casi sin cazar La Dehesa, afortunadamente, hay bandos por todas las zonas de la finca. Por consiguiente, en cuanto a número, buen panorama se nos presenta.

jueves, 13 de noviembre de 2014

TIEMPO DE TIJERAS.



Quinteño, un rubio, en su jaula una vez recortado.
Como viene ocurriendo desde que tengo uso de razón, los aficionados al reclamo, llegado los meses noviembre/diciembre, según zona  u opiniones, solemos realizar una tarea que se repite año tras año: el recorte de nuestros perdigones. Sin embargo, son momentos bastante importantes y en los que hay que proceder con mucho cuidado para evitar que el manejo de nuestros pájaros no se produzca una indeseada fractura en alguna extremidad de los mismos, dígase patas o alas. Por tal motivo, para cogerlos, primeramente, los paso a una jaula recortada por el techo y, una vez allí, en la oscuridad, levanto una tapadera que le acoplado, meto las dos manos y, con ello, evito en lo posible, lo anteriormente reseñado.


  Imagen de una jaula preparada para coger los pájaros.
Debido a ello, entre ayer y hoy me ha tocada a mí dicha faena. Así, con la ayuda de mi mujer, ayer a mediodía, recorté los seis pájaros que tenía en mi casa. Además, como hoy he estado en mi coto echando grano a los comederos y maíz para los jabalíes, puesto que, desgraciadamente estos últimos se están multiplicando a pasos agigantados, he aprovechado, con la ayuda del amigo Pepe Moyo, para recortar a Quinteño, que lo tenía en casa de un amigo de La Puebla de Guzmán para que, en el corral de la vivienda, mudara bien.  Igualmente, a mi jaulero tienen que llegar, Dios mediante, dos pollos criados en cautividad. Uno, de los Yébenes (Toledo) y, el otro, de El Chopo (Cúllar/Granada), con la idea de que alguno de ellos “pinte” bien y se quede como uno más de mis reclamos.


Cuatro imágenes del recorte. En el primero se puede ver un primer plano de Chimenea. Las tres siguientes nos muestras otros tantos momentos del mismo.






De esta forma, para la próxima temporada cuento con Chimeneas, Quinteño, Sierranorte, Alpujarreño, Morano, Salvador y Baños -un regalo de una granja de Baños de la Encina-, más los dos pollos citados con anterioridad. De todos ellos, Salvador, aunque su nombre sea ilustre, como nos contó Carlos Enrique López en un buen y emotivo relato, creo que no sirve según mi teoría de que el reclamo debe dar el do de pecho desde el primer día. Así, a pesar de no haber abierto el pico en los tres o cuatro puestos que le di la temporada pasada, lo he pelechado. Por tanto, tiempo al tiempo. La jara dictará sentencia.

Pues bien, una vez recortados, suelo empaparlos bien de agua con un poco de vinagre de manzana y, a continuación, les voy dando tierra ligada con ceniza para que se le ponga la pluma asentada, sedosa y brillante. Además, a partir de ahora, y hasta que comience la temporada del reclamo, los pongo semanalmente en un arenero para que tomen tierra y, con ello, tratar de que no se pongan muy fuertes.

En cuanto a la alimentación, ya tratada en otros artículos anteriores, con pienso de mantenimiento y trigo de alimento base, le alterno guisantes o verduras y bellotas. Ahora bien, de pienso de alta energía y potingues varios, nada de nada, puesto que soy de la opinión de que el pájaro no necesita más proporción de proteínas ni otros  complementos de diferentes tipos para llegar en óptimas condiciones a la apertura de la veda. De esta manera, con lo que he citado y soleo, sin pasarse, sobra. Al que sirve, le es suficiente para ir cogiendo la forma. Por el contrario, al mochuelo, por mucho pienso de alta energía y vitaminas varias que le echemos, no dejará de serlo y, sin ir más lejos, cuando acabe la correspondiente temporada, le daremos larga.

martes, 11 de noviembre de 2014

DE MONTERÍA EN CALAÑAS. MANCHA LAS VIUDAS

                                                           Frontal del puesto del olivo de los tres pies.
Ayer día nueve de noviembre se monteó en Calañas la mancha Las Viudas. Paraje andevaleño cubierto en la gran mayoría por eucaliptos, monte bajo y, en algunas zonas del mismo, con pino piñonero en fase de crecimiento.

Pues bien, esta mancha se supone que no es de las mejores de las que montea la Sociedad de Cazadores de Calañas, sin embargo, a veces, y de ahí la grandeza de la caza, las estadísticas no se cumplen, como de sobra ocurrió ayer. Y fue así, porque lo de ayer fue una jornada venatoria para no olvidar, al menos en mi caso y creo que para otros muchos. Para mí lo fue, puesto que, aparte de tocarme una gran puerta –El olivo de los tres pies- y de abatir un buen venado con una buena cornamenta e igualadita de catorce puntas –con mucha suerte, pues al compañero de la puerta anterior se le encasquilló el rifle y no pudo abatirlo-, se me escaparon dos cochinos y un zorro. Así, a uno de los cochinos le disparé dos tiros a una buena distancia –unos 80 metros-, a la carrera y cuesta abajo, no le di y el compañero de la puerta más abajo lo mató. El otro, aunque también larguillo, pequé de inexperiencia. Así, creí que en el primer tiro lo había matado, pero al levantarse, porque rodó hasta la terraza anterior, me puse nervioso y erré el segundo disparo. Luego, el guarro puso pies en polvorosa y ya no pude dispararle por tercera vez. Por último, el zorro, que entró como una bala, tras el primer tiro, se metió en la maleza y ya no dio cara. Está claro que, como montero novato que soy y en fase de aprendizaje, tendré que “torear en muchas plazas” para ir cogiendo soltura, aunque tampoco no me puede quejar de cómo me han ido las cosas en poco más de un año en la caza mayor.

Pero aparte de mis lances, para nuestra armada, El arroyo de las viudas, supuso un total de 15 reses abatidas, que no está nada mal para los tiempos que corren.

Al final del día de caza mayor, a la junta de carne llegaron 13 venados, 7 guarros y 10 ciervas. Además, la jornada montera, supuso para el veterinario de la zona, D. Antonio Romero Humanes, aparte del reconocimiento de las reses abatidas, la cura y suturas de heridas de varios perros accidentados en el transcurso de la misma.


Cuatro imágenes de la jornada montera. En la primera se me ve junto al amigo Emilio López con el venado que abatí. En la segunda aparece un buen guarrete que consiguió uno de los compañeros de la sociedad. La tercera nos muestra un momento de la suturación de una buena herida de uno de los perros de la rehala El Pajita, por parte del veterinario D. Antonio Romero. En la última se aprecia una colmillada  en uno de los perros de la rehala La Robaleda






Para finalizar, vaya desde este blog, mi pésame y máximas condolencias para los compañeros de sociedad, hermanos Carballar y para toda su familia, por el fallecimiento del joven Jairo, de tan solo catorce años, en un fatal accidente coche/tren en Calañas, mientras se desarrollaba la montería, aunque no tuviera nada que ver con ella. Igualmente, mis máximos deseos de la pronta recuperación de José Manuel, padre del chaval, también herido en el accidente.


            

domingo, 2 de noviembre de 2014

DE MONTERÍA EN CALAÑAS. MANCHA LA ALCOLEA.

                                         Primer plano de mi hijo en el puesto que nos tocó.
Ayer, día 1 de noviembre, festividad de “to Santos”, se monteó en Calañas la mancha La Alcolea, otro precioso rincón andevaleño repoblado de pino piñonero y monte bajo no muy abundante y espeso, puesto que, este pago fue desmontado hace tres o cuatro años. También decir que, al igual que en jornadas anteriores, el calor fue de los que hacen época.

Pues bien, tan conocido día significó para mi hijo Pablo, tras casi dos largos años, como bien sabemos sus familiares, amigos y allegados, tener de nuevo la posibilidad de ir al campo -con toda la documentación en regla-, a practicar lo que más le gusta: la caza mayor con un rifle en sus manos. Por consiguiente, su arma "prehistórica", el palo, que le ha acompañado durante todo este tiempo, en muchos lances, ahora ocupa lugar privilegiado en el armero, en señal de recuerdo. Pero…, como agua pasada no mueve molino, la página se ha pasado y punto. Eso sí, mi papel montero, a partir de ahora, será en un muy segundo plano -aunque sigamos manteniendo una plaza compartida-, porque, el hecho de la caza mayor en las últimas dos temporadas, se ha debido a no perder el contacto con la buena y acogedora gente de la Sociedad de Cazadores de Calañas y conservar el bono que anteriormente pagaba mi hijo.

Una vez hecha esta precisión, la jornada venatoria deparó para él otra gran alegría, puesto que, además de lo ya citado, abatió un hermoso venado con una más que aceptable cornamenta de 12 puntas, que el amigo Juan Conde, en la puerta anterior, ya había tocado con un tiro en los bajos del vientre entre piel e intestinos. De esta manera, el precioso trofeo, según acuerdo de ambos -circunstancia que engrandece la valía personal y montera de Juan-, se vino para nuestra casa. Además, como las ganas de apretar el gatillo eran muchas, también se quedó con una “pepa” ya un poco pasada de rosca en cuanto a juventud.

Tres momentos de la jornada montera. En la primera, mi hijo y yo posamos junto al venado que abatió. En la segunda, lo hacen Pablo y Juan Conde, ambos artífices del lance. Por último, en la tercera imagen, se puede ver al amigo Rafael Chaparro con el trofeo  que él consiguió.


A modo de resumen, tengo que decir que en el total de la montería se abatieron siete venaos, seis ciervas y dos guarros.