En nuestra modalidad cinegética existen varias cosas que
siempre están ahí, bien presentes y que nunca podremos prescindir de ellas
porque forman parte de lo indispensable para poder practicar la caza de la
perdiz con reclamo: el perdigón, el tanto y el tollo. Hay muchas más, pero se
pueden dejar a un lado, dígase escopetas, jaulas, ganchos, asientos, utensilios
de corte, esterillas…
Lo que pasa es que la forma de nombrarlas varía según la
zona donde se utilice. Incluso dentro de una misma zona o región, en una
localidad se puede llamar de una forma y en otra, de manera distinta.
Uno, que se ha movido por muchos lugares de Andalucía y
otras partes de España, ha hablado con muchos aficionados de diferentes lugares
de nuestra geografía y ha leído bastante sobre la caza del reclamo, conoce
bastante nombres diferente con las que son conocidos cada uno de los elementos
citados anteriormente, pero debe haber muchos más: Por ello, este artículo está
encaminado a, como se dice en los colegios, ampliar el vocabulario propio de
nuestra afición.
Éstas
son las diferentes formas de nombrar a los tres citados elementos, según yo los
conozco, bien de esta zona o de otras:
RECLAMO: macho de
jaula, perdigón, perdigacho, pájaro, espada, mochuelo…
TANTO: matojo,
pulpitillo, maceta, farolillo, arbolillo, arbolete, hacho, repostero, tanganillo,
mampostero, mampuesto, peana, mono, tango…
TOLLO: puesto, portátil,
aguardo, chozo, timera…
PD. Como sé que hay
muchos más nombres para cada una de la tres plasmados anteriormente, me gustaría
que los aficionados que entren en el blog o, quien no lo sea pero que, de vez
en cuando se dé una vuelta por aquí, sepan que lo que deseo es que participen
en los comentarios de este blog y dejen constancia escrita de cómo los llaman
en otros rincones de nuestra querida piel de toro.
Buenas tardes, yo debido a la cercania del terreno donde cazamos, utilizo el mismo nombre y la gente mi zona solemos llamar, reclamo, pájaro; farolillo, faro; puesto, timera.
ResponderEliminarUn saludo
EL TANTO O LOS TANTOS en la zona de la sierra definía a una o dos piedras gruesas algo más que un balon de futbol que se colocaban a ambos lados del repostero y en el suelo a una distancia indeterminada de este con la intención de que la campera se subiese a ella facilitando su parada y posterior disparo, una práctica que ya está en desuso y que nunca me gustó por su peligrosidad...
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