Cada
año por estas fechas, con pequeñas diferencias en cuanto al día exacto, los
aficionados al reclamo renovamos una actividad tan añeja y tradicional como la
historia de nuestra afición: el recorte
de nuestros reclamos.
No es una actividad más, sino que ésta,
por su significado e importancia por ser el pistoletazo de salida de la nueva
temporada de la caza de la perdiz con reclamo, es esperada con ansia por todos
los cuquilleros. Supone un importante ritual que lleva consigo el poner en
práctica una parte del maravilloso legado cinegético que nos dejaron nuestros
mayores. Ni que decir tiene que cada perdigonero tiene su protocolo personal que se repite año tras año
sin la menor variación respecto a los años anteriores. Eso significa que, con pequeñas diferencias en la forma
de llevar a cabo el recorte de parte del plumaje, nuestros reclamos quedan como verdaderas pinturas y más cómodos para el inicio de la preparación para el encelamiento.
Pues en mi caso, ayer día cinco, con la
ayuda del amigo Pepe Moyo y mi mujer, se procedió a tan esperada actividad. No
fueron todos los que pasaron por la “barbería”, puesto que, como ya he indicado
en otras ocasiones, los pollos no los suelo recortar hasta ver cómo se van
desenvolviendo. Si demuestran carácter y nobleza, sobre mediados de diciembre se
les aplicará la tijeras, si no pasan las pruebas no formarán parte de mi jaulero
que, dicho sea de paso, en estos momentos está bien repleto con un buen bando de
quince pájaros, pues curiosamente, este año me han regalado unos buenos pocos de noveles:
uno de Lorca, otro de Almería, tres de Granada y uno más de Huelva.
Cinco imágenes de diferentes momentos del recorte de Chimenea y el Alpujarreño. En la última, en el recorte de las timoneras o cola del citado en segundo lugar, se puede apreciar el crecimiento de las plumas de su cabeza tras el revuelo nocturno que sufrieron mis reclamos de hace unas fechas.
Esta temporada no vas a escribir sobre las monterías?
ResponderEliminarHace ya bastante tiempo y lo recordé hace poco, expresé mi firme propósito de no responder a anónimos. Por tanto, nombre y apellido. No me gusta conversar sin saber a quien me dirijo.
ResponderEliminarSaludos.