jueves, 10 de marzo de 2016

LA CAZA DEL RECLAMO Y LAS REPOBLACIONES

H
oy día, como bien sabemos, no es fácil dar con muchos lugares de nuestra geografía donde abunde o, simplemente, subsista nuestra perdiz roja salvaje y, por consiguiente, se pueda cazar con el reclamo. Las hay, pero en contadas zonas y, debido a ello, de difícil acceso a su caza para la mayoría  del colectivo cuquillero. De hecho, solo unos pocos afortunados, bien por cercanía a dichos lugares o, bien, por cuestiones de “cartera”, pueden saborear lances en donde esté presente nuestra idolatrada Alectoris rufa.

         Y es así porque, en primer lugar, un buen número de los ejemplares a los que llamamos autóctonos y que pueblan, en reducido número, algunos rincones de nuestros campos,  no son más que patirrojas hibridas resultado de los muchos cruces que se han producido a lo largo de los últimos treinta años. Luego, su genética no es, ni mucho menos, la que corresponde a una perdiz pura. Por consiguiente, el “juego” que ofrece, en nada se parece al que debería ser. Tan es así, que esta perdiz ha perdido su verdadera identidad, por lo que su comportamiento y forma de actuar nada tiene que ver con el que se le supone. Por tal razón, los ejemplares que nos encontramos en diferentes hábitats ya no poseen la bravura y valentía de antaño, ni la gallardía y la arrogancia, ni su atrevimiento, ni su dominancia, ni su territorialidad, ni sus querencias… De esta manera y viendo el desastre de año tras año, es más fácil decir todas las temporadas que el “campo” está fatal y culpar de ello a circunstancias varias que ser serios y decir la verdad: nuestra perdiz ya no es lo que era, ni parecida. De hecho, recuerdo que hace unos años, se levantaba un par de vuelo al ir a dar el puesto y si se le colgaba en las inmediaciones, a los diez minutos estaban en los alrededores del reclamo. Hoy, sin embargo, se vuelan de un determinado paraje y ya no vuelven.

         En segundo lugar, porque los terrenos que todavía conservan la perdiz roja española de verdad, no están al alcance de todos los pajariteros. A veces, porque sus hábitat son contadísimos y no todo el mundo puede acceder a ellos y, en otras ocasiones, porque cazar en ellos cuesta un pastón, cosa que no se puede permitir todo el mundo.

         Consiguientemente, y viendo estos inconvenientes, hay que buscar otras alternativas si se quiere seguir con la afición y éstas solo pasan por la perdiz de repoblación, de granja o como la queramos llamar. No es la misma, pero es lo que hay. O se cuelga la escopeta y se guardan las jaulas en el tratero, o tenemos que cazar perdiz nacida en cautividad. Pero ojo, repoblación sí, pero bien gestionada. Y bien gestionada significa que la perdiz que soltemos en nuestras fincas,  aparte de ser genéticamente cercana a nuestra verdadera reina de los bosques, sin muchos restos de hibridación, debe ser soltada tras un estudio serio del terreno y en su momento (agosto-septiembre), nada de cuando vaya haciendo falta,  porque la anterior suelta se está agotando. Si cazamos perdiz soltada ocho o diez días antes, incluso el día anterior, estamos adulterando aún más la caza del reclamo con perdiz de repoblación.

         Si hay seriedad y se hacen las cosas como Dios manda, la perdiz de repoblación nunca dará las “prestaciones” de la autóctona de verdad, eso es obvio, pero el aficionado se divertirá. Tan es así, que esta perdiz entrará en plaza con valentía y, la mayoría de las veces, con su pareja y no en grupos de cinco o seis como cree la gente. Es más, a veces, incluso, costará trabajo que aparezcan por la plaza si no tenemos en el repostero un pájaro de garantías, cosa que quien suscribe puede certificarlo porque lo ha vivenciado. El venirse de vuelo, el entrar con el ala a rastras, el subirse a la jaula… ocurre y a todo el mundo le gusta. Pero si vamos todavía más lejos, los ejemplares abatidos, incluso muchas veces, cuesta trabajo diferenciarlos de los autóctonos, puesto que sus patas y ojos han adquirido el color rojo sangre de sus congéneres camperos.

         Por tanto, y para finalizar quiero que se piense en lo expuesto que, por supuesto, no es una máxima que yo sea "dueño" de ella, puesto que todo el mundo lo sabe o debe saberlo, y que antes de clamar al cielo por los mal llamados “gallinos”, seamos un poco más condescendientes y solidarios, puesto que, no todos los cuquilleros pueden permitirse el lujo de llegar a las patirrojas autóctonas. Pero también quiero decir que, aunque se cacen ejemplares de repoblación, se debe tener siempre presente la grandeza de esta afición y no ir al campo para luego sumar y sumar perdices abatidas en unos repletos estadillos de la temporada y, con tales números, presumir de pajareros de postín. Ese no es el camino y todos lo sabemos. Respetemos nuestra afición. Lleva miles de años subsistiendo contra viento y marea.


1 comentario:

  1. Hola J. Ant,creo que el problema no esta en la repoblacion de los cotos,mas bien es el de la calidad de las perdices que de aqui para atras y tambien hoy dia todavia se viene criando en las granjas,una perdiz con un alto porcentaje de hibridacion y que por ello daba muy mala imagen por su agallinamiento,tambien tienen mucha culpa ciertos cotos que han dado su juego a escopeteros y nuevos aficionados que han creido que cazar el reclamo consistia en ver quien mataba mas,todo ello a llevado a una mala imagen y a una moda por practicar esta modalidad que en mi opinion a hecho mucho mal a la caza con reclamo,hoy dia parece que las granjas se estan mejorando a nivel de calidad genetica y la perdiz repoblada va siendo mejor,pero hasta que no se terminen las sueltas diarias,soltar para matar,esto no tiene arreglo,yo he repoblado en coto social y lo he hecho con parques de vuelo situados en zonas estratejicas del coto,se han ido soltando poco a poco despues de un periodo de aclimatacion al lugar y en los meses de agosto/septiembre y cuando a llegado la apertura de la veda esa perdiz se a comportado como las salvajes,claro esta repoblando con perdiz de calidad,tambien comentar que esto solo se debe hacer solo en cotos donde la perdiz salvaje ya es muy escasa,mi parecer donde todavia existe un censo de perdiz salvaje estable es cuidarla y estar unos años sin cazarla hasta que su densidad sea considerable y despues cazarla con cupos de captura establecidos para que todos los años valla quedando madre y siga el coto con una densidad aceptable,saludos.

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