sábado, 16 de abril de 2016

LOS CAMBIOS EN LA AGRICULTURA TRADICIONAL Y LA REGRESIÓN DE NUESTRA PERDIZ ROJA.

               Con este artículo, cumplo la petición del amigo Elías Romero en cuanto a debates en este blog de algunas aspectos importantes  y su influencia en nuestra Alectoris rufa.


         Que la vida ha dado un  giro de trescientos sesenta grados en los últimos cincuenta años, es una aseveración irrefutable e incontestable. Un giro mayúsculo en casi todas o todas sus facetas y, entre ellas, en nuestra agricultura. Está claro que  la tecnología, las formas y fines han hecho que en poco o nada se parezca esta actividad milenaria que hoy se lleva a cabo con la que se practicaba hace unas décadas. Y es así porque, ni la climatología, ni la maquinaria, ni las semillas, ni los abonos, ni los fitosanitarios son los mismos y todo su conjunto ha hecho que la agricultura moderna haya acabado o esté acabando con un sinfín de cosas que antes eran el pan nuestro de cada día.

            Podría extenderme todo lo que quisiera en este tema, pero solo lo voy a enfocar en lo relativo a la influencia de estos cambios en la vida de nuestra perdiz roja que, queramos entenderlo o no, también ha sufrido en sus propias carnes dicha transformación. Se podrían hablar muchas circunstancias que rodean al cambio en las diferentes facetas de nuestra agricultura y en sus diferentes tipos de cultivos, pero el trasfondo es muy parecido en uno y otro. Si antes todo era casi manual o bien con la ayuda de animales para llevar a cabo las diferentes tareas, si lo que se empleaba era natural, se realizaban pequeñas siembras pero ocupando una gran cantidad de rincones de nuestros campos y llovía en los momentos claves, hoy, muy al contrario, como bien sabemos, es justamente al revés. Cambio total en la conformación de los espacios de siembra, maquinaria de todo tipo, productos agroquímicos que degradan la tierra y se llevan por muchas especies animales y vegetales, semillas blindadas, transgénicas…; abonos de todo tipo. En una palabra un cúmulo de circunstancias que han ido desplazando de sus querencias a nuestras perdices y aminorando su número de tal forma que en muchos lugares en donde abundaban, hoy día han desaparecido.

            El que suscribe recuerda aquellos años en donde las fincas, pequeñas o grandes eran un verdadero hervidero de patirrojas. En cualquier rincón de nuestra geografía: sierras, terrenos medios o campiñas dabas con un nido primero, un bando después y con infinidad de colleras por último. Y era sí, porque nuestra perdiz, con la distribución del monte bajo, con las pequeñas siembras o piojales entre medio del mismo, como se les llamaba en muchos lugares, tenía alimento asegurado durante todo el año: cuando se sembraba, cuando crecía el trigo, cebada, avena…, con la semilla que quedaba en el suelo en la recolección y en las muchas eras que había, después de la trilla y envasado del grano. Los arados, al llevarse a cabo de forma diferentes, al igual que los segados, destruían menos nidos, no se echaban productos químicos al suelo o en muy pequeña cantidad, la semilla era semilla y no la de hoy que también acaba con más de una patirroja. Si a esto le sumamos que había fuentes, veneros, manantiales, riachuelos, pantanos… por todas partes, como se puede comprobar, es la noche y el día. Por consiguiente, el resultado es claro: nuestra perdiz se está “muriendo” y en muchos lugares “ha muerto”, y si no es así es porque la granja, otro cambio más, también ha llegado a la mayoría de los rincones de nuestra geografía, pero tampoco es la misma perdiz, ni parecida.

1 comentario:

  1. Atrás quedó la España cerealista y el control de predadores.
    Donde había cereales y leguminosas hoy son olivares, pero ahi no se acaba el asunto puesto que el monte bajo mediterráneo nos lo plagaron de pinos...sin mencionar las roturaciones de montes, cerros o ribazos.
    En esta ocasión hay que darle la razón a Bruselas que apuesta y nos exige unas buenas prácticas agricolas sopena de sanción o retitada de subvención aunque una vez más FALLA en las fechas de laboreo, ese es el gran error de Bruselas " Las fechas de caza y las fechas de realización de trabajos agrícolas" es decir: Nos exigen la forma pero no el tiempo.
    Hay que apostar por los cultivos ecológicos.
    Saludos.
    Pd. De momento me he tropezado con tres nidos de alectoris rufa.

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