lunes, 5 de diciembre de 2016

CON "HISTORIAS DESDE EL COLGADERO" EN LA IV FERIA DEL RECLAMO DE CABRA


E

l pasado jueves uno de diciembre, en el Salón de Actos de la Casa de la Juventud de la ciudad de Cabra, e invitado por la Sociedad de Cazadores de dicha localidad cordobesa, a las 19 horas, se presentó, oficialmente, mi segundo libro, Historias desde el colgadero.

En dicho acto, sencillo y distendido, en el que también participaron D. Antonio Gutiérrez, D. José Aguacil y D. Francisco Jiménez, tras mi exposición sobre dicho manual sobre la caza de la perdiz con reclamo, hubo un amplio y rico debate sobre nuestra tradicional modalidad cinegética. Luego, como punto final, se me hizo entrega, al igual que a D. Francisco Jiménez, de un recuerdo de la IV Feria del Reclamo, consistente en una pequeña imagen de una perdiz roja esculpida en piedra natural y realizada por un artesano egabrense.

    Cuatro imágenes del acto de presentación de Historias desde el colgadero

 




Ya el sábado, después de visitar preciosos rincones de la Subbética Cordobesa, durante la jornada del viernes, como Priego y, principalmente, Zuheros, donde pasamos una jornada formidable al lado de Miguel Gómez y su esposa Sagrario, asistí a la inauguración de la Feria del Reclamo y en el Stand de la Sociedad de Cazadores de Cabra, pude firmar y entregar algunos ejemplares de Historias desde el colgadero. Por cierto, pedazo de feria.

Tres instantáneas de la jornada del sábado. En la primera imagen se puede ver el momento de la inauguración de la Feria. La segunda nos muestra la entrega de mi manual al Excmo Sr. Alcalde de Cabra, don Fernando Priego. En la última se puede ver a dos cuquilleros en el momento de adquirir el libro.




Preciosas panorámicas del castillo de Zuheros y de una plaza de Priego.



Para finalizar, tengo que dar las gracias de todo corazón, porque es de recibo y de bien nacido, a todos los componentes de la Sociedad de Cazadores y, en especial, a D. Antonio Gutiérrez y D. José Aguacil, por el maravilloso trato que nos han dispensado tanto a mi mujer, María José, como a mí, durante nuestra estancia en la ciudad de Cabra.

         Ni que decir tiene que para casa vinieron algunos pollos para completar mi ya de por sí amplio jaulero, todos ellos regalos de buenos amigos de la zona, excepto uno, de Jabalquinto, otro caprichito y esperemos que a la octava acertemos, que aboné religiosamente a los dueños de tan afamada granja. Tiempo habrá de hablar de ella y de sus ejemplares

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