viernes, 25 de marzo de 2016

¿POR QUÉ YA NO CANTAN LOS RECLAMOS CUANDO VAN ENFUNDADOS CON DIRECCIÓN AL CAZADERO?


                                     Pajaritero con el reclamo y bártulos a cuestas
         Es obvio que, aunque ya suene a muy manido, nuestra perdiz roja de hoy en poco o nada se parece a la de hace unas décadas. Ha cambiado por completo sus hábitos para amoldarse a las grandes alteraciones que se han ido produciendo en la agricultura, ganadería, desarrollo rural, industrias, meteorología… 

      Por consiguiente, si nuestra perdiz salvaje ha ido sufriendo una mutación en cuanto a conductas y costumbres, se supone que sus congéneres, los pájaros de jaula, también deben haber ido cambiando y, máxime, los de procedencia montesina.

         Pues bien, el que suscribe, con bastantes años con la jaula a cuestas por esos mundos de Dios, ha ido comprobando que es así. Debido a ello, nuestros reclamos, nos guste o no, hoy ya no son tampoco lo que eran. No es cuestión de ser más buenos o más malos, sino diferentes. Y puestos a concretar, una de esas diferencias, al menos según mi opinión, es su comportamientos cuando van enfundados, a las espaldas del cuquillero, camino del cazadero. Hace años, cuando nos dirigíamos, cargados con todos los trebejos, rumbo al lugar que habíamos elegido para dar el puesto, muchas de las veces, nuestro reclamo iba cantando continuamenteo, al menos, lo hacía cuando escuchaba el clásico pichó, pichó, pichó… de una pareja de perdices que se arrancaba de vuelo a nuestro paso. Hoy día, al menos, en mi caso, eso no ocurre. No sé qué sucederá con los demás compañeros/as, pero yo, hace años que no escucho cantar un reclamo a la espalda. ¿El por qué? Pues la verdad, para ser sincero, tengo que decir no sabría decir este cambio a qué razón o circunstancia obedece.

         Creo que no es cuestión de más o menos celo en nuestros pájaros de jaula, porque las condiciones, siempre hablando por propia experiencia, no ha variado en lo referente a mí: siguen teniendo el mismo habitáculo por estancia, más o menos la misma comida, el soleo sigue siendo igual, utilizo las mismas golosinas, mudan por las mismas fechas y en los mismos cajones… Lo único que van cambiando son los reclamos. Ni peores, ni mejores, solo diferentes. Pero, cuando van a la espalda, cosa que sigo llevando a cabo, porque me gusta ir andando hasta el cazadero, no abren el pico.

         Recuerdo que el último pájaro que me cantaba a la espalda o cuando estaba situado en el suelo, mientras yo colocaba el portátil y arreglaba un poco la plaza, fue D. Benito y falleció hace siete años. Después ninguno más. Y en este periodo de tiempo han llegado a mis manos Chimenea y algún que otro buen reclamo, tanto montesino como criado en cuatividad.

         Pero ya no solo eso, sino que como otra curiosidad, cuando van en el coche, desde casa hasta el coto, muy pocas veces, por no decir casi ninguna, se les oye su música. Tal vez cuando llega un nuevo inquilino al jaulero, pero poco más.

    Esta circunstancia debe responder al alguna causa que yo, desgraciadamente, no sé decir cuál es el motivo. Por tanto, espero que alguien que se le haya pasado esta curiosa situación por la cabeza y que sepa a qué se debe, nos saque de dudas. Aunque también pudiera suceder que yo sea el único al que le ocurre esto, situación que no le acontece a otros compañeros/as que siguen teniendo reclamos de esos llamados campo campo..

domingo, 20 de marzo de 2016

NO SOLO DE RECLAMOS VIVE EL HOMBRE: CRÍA DE TIMBRADOS.

                                                       Pareja nº 5 con su primera nidada
        Llegado el mes de marzo, la gran mayoría de canaricultores comienzan su particular temporada de cría. En mi caso, como el tiempo no ha ido muy mal por estas latitudes, para la festividad de San José, la gran mayoría de mis reproductores ya están o con crías o en fase de incubación.

      Este año, he echado menos parejas, seis para ser exacto, porque cargarse de canarios, aparte que es un trabajo considerable, últimamente tienen poca salida y no merece la pena darse un buen tute para tenerlos prácticamente que regalar.

        De la cinco parejas, una está formada por reproductores blanco la hembra y verde el macho, tres son uno de ellos amarillo y el otro verde, otra de ambos componentes de la pareja verdes y, por último, una en donde el macho es isabela y la hembra verde. De esta última, desde el nacimiento, sabré qué pollos son machos y cuáles hembras. Puesto que al mezclar los progenitores citados, las hembras salen de color isabela y los machos salen verdes portadores de dicho color


Estas cinco imágenes que vienen a continuación nos muestran cinco momentos de la pareja nº 3. En la  última, curiosamente, se puede ver, aunque un poco borrosillo, unos de los pollos dando sus primeros saltos fuera del nido.






        A partir de ahora, el bizcocho, la manzana, el pepino, la lechuga y el brócoli serán el pan nuestro de cada día, sin olvidar la limpieza en general y la desparacitación, puesto que los ácaros, con la subida de temperaturas, están a la orden del día. Por cierto, la pasta de cría que hago está compuesta por Witten Molen semihúmedo o mórbido amarillo, brócoli muy triturado, pan asentado y huevo duro rayados, un poco de negrillo y cuscús.  

      Hasta la fecha, ya tengo anillados nueve pollos de tres parejas diferentes y, si todo marcha bien, supongo que sacaré sobre 45/50 crías. Buen número para entretenerse y luego asistir con los machos a varios concursos de canto del timbrado español que se celebran en las cercanías.

Instantánea de una cría con la anilla nº 1 ya colocada, tarea nada fácil y, máxime, cuando empezamos a ser menos jóvenes y nos falla un poco la vista. Este año, como se puede apreciar, estos DNI de canarios vienen de color naranja


sábado, 12 de marzo de 2016

LA MORFOLOGÍA Y MÚSICA DE LOS PÁJAROS DE GRANJA


L
os que conocimos los primeros pájaros de granja, allá por finales de los años setenta y los conocemos hoy, podemos decir que, desde entonces, hasta estas fechas, los ejemplares salidos de las crías en cautividad han ido sufriendo una gran evolución. Está claro que entre la perdiz de hace treinta años y la de hoy va un abismo.Y es así porque su cante y su estructura externa nada tienen que ver con los de hace unos años. Si exceptuamos las primeras patirrojas nacidas en cautividad como aquellas de la finca Los Quintos de Mora  en  Los Montes de Toledo, que procedían de perdices cogidas del campo y, por lo tanto, genéticamente puras, todo lo nacido después fue un auténtico estropicio, puesto que como lo que prevalecía era el número, sin reparar en los daños que acarrearían, nuestra Alectoris rufa se hibridó con la Alectoris graeca, o perdiz griega por un simple cuestión: la perdiz roja ponía un media de 12/20 huevos, mientras que la griega 30 ó 40. Y lo peor no fue eso, sino que se miraba para otro lado mientras se iban llevando a cabo multitud sueltas incontroladas y, por consiguiente, poblando nuestros campos de las perdices peyorativamente llamadas “gallinos”,  porque quitando que eran gallináceas, poco más tenían en común con nuestra perdiz roja española. El cante era una carrañaca y su aspecto externo, aun manteniendo la estructura de las diferentes manchas que componen su cuerpo, su coloración dejaba mucho que desear. Así, el rojo no era tal, sino anaranjado y los demás colores -blanco, marrón, ocre, azulado…- eran el mismo colorido, pero con tonos bastante degradados.

         Pues bien, con el paso de los años, las diferentes administraciones, colectivos amantes de la naturaleza con los propios cazadores a la cabeza empezaron a darse cuenta del tremendo error que se había cometido y empezaron enderezar el terrible entuerto en el que nos habíamos visto inmerso, porque nada más había que salir al campo y oír aquella “maravillosa” música proveniente de los célebres “gallinos”, para darse cuenta de la brutalidad de la que habíamos sido partícipe: unos por no saber lo que se traían entre manos o buscar dinero fácil y otros por permitirlo. Ya era un poco tarde, porque la semilla ya estaba plantada en casi todos los rincones de nuestra piel de toro, pero siempre es mejor decir hasta aquí llegó la cosa, que seguir haciendo vista gorda.

         Han pasado los años y el tema, al ponerse serio, ha dado un giro de 360º. Ahora, la mayoría de las granjas luchan denodadamente por recuperar la pureza genética que poseen nuestras perdices rojas salvajes. De esta manera, tanto el canto como su morfología están cada día más cercano al que poseen estas últimas. Tan es así que ya hay ejemplares provenientes de muchos criaderos o cinegéticas que aparte de poseer una música con tonos y modulación, tal como debe ser, su aspecto externo y colorido es difícil de diferenciar del que tiene la perdiz autóctona, tanto a nivel de sueltas, como de reclamo. Siempre nos podremos encontrar un “garbanzo negro”, pero por regla general, nos estamos acercando  al 100 % de pureza  y exento de lo que nunca se debió permitir: la hibridación con otras especies. Ojo, no hablo de comportamientos en el campo. Eso es otro cantar.

Cuatro imágenes de un pájaro de granja. A mí me parece que se acerca bastante a lo que es la perdiz autóctona en cuanto a su aspecto 
externo. Su procedencia es lo de menos, puesto que en Andalucía, afortunadamente, ya hay buena "madre".





       El que suscribe, que siempre ha defendido a muerte la perdiz autóctona, pero respetando al máximo a la que nace en cautividad, por muchos motivos que ya he plasmado en bastantes artículos anteriores, puedo decir, sin lugar a equivocarme, que los ejemplares nacidos en las diferentes granjas, refiriéndome a los ejemplares destinados a pájaros de jaula, aparte de su valor como reclamo, que es indudable, su similitud con los nacidos fuera de las paredes de una explotación cinegética, la gran mayoría de las veces es muy grande. Es más, me atrevería a decir que si a varios aficionados les ponemos delante varios ejemplares nacidos en granja y en el campo para que diga cuál es cada uno, dudarían tanto, que no acertarían casi en ningún caso, igual que me ocurre a mí que también sé de qué va la cuestión. Y no digamos que yo, Fulanito o Menganito, los diferencio perfectamente, que yo no me equivoco nunca, que si los espolones, que si el colorido de las habas debe ser tal o cuál, que si el de la corbata…, que si el de las cejas…, que si el de las patas… En una palabra, fallaríamos en casi todos los casos. Y quien piense que no tengo razón y sea más listo que nadie que se ponga. Luego hablamos… De hecho, el quiera que opine sobre estas imágenes. Espero vuestro parecer.


En estas cinco imágenes, mezclo perdiz autóctona y de repoblación. Obviamente, las últimas soltadas en su momento y no tres días antes de cazarlas. Me gustaría que quien las vea me diga cuál de ellas pertenenecen a una y a otra tipo de patirrojas. Sé que nos es fácil, pero habrá que intentarlo.







          Si has acertado te felicito, a mi me costaría bastante trabajo hacerlo, puesto que dar clases de estas cosas es complicado, más bien recibirlas. Gracias por participar.

jueves, 10 de marzo de 2016

LA CAZA DEL RECLAMO Y LAS REPOBLACIONES

H
oy día, como bien sabemos, no es fácil dar con muchos lugares de nuestra geografía donde abunde o, simplemente, subsista nuestra perdiz roja salvaje y, por consiguiente, se pueda cazar con el reclamo. Las hay, pero en contadas zonas y, debido a ello, de difícil acceso a su caza para la mayoría  del colectivo cuquillero. De hecho, solo unos pocos afortunados, bien por cercanía a dichos lugares o, bien, por cuestiones de “cartera”, pueden saborear lances en donde esté presente nuestra idolatrada Alectoris rufa.

         Y es así porque, en primer lugar, un buen número de los ejemplares a los que llamamos autóctonos y que pueblan, en reducido número, algunos rincones de nuestros campos,  no son más que patirrojas hibridas resultado de los muchos cruces que se han producido a lo largo de los últimos treinta años. Luego, su genética no es, ni mucho menos, la que corresponde a una perdiz pura. Por consiguiente, el “juego” que ofrece, en nada se parece al que debería ser. Tan es así, que esta perdiz ha perdido su verdadera identidad, por lo que su comportamiento y forma de actuar nada tiene que ver con el que se le supone. Por tal razón, los ejemplares que nos encontramos en diferentes hábitats ya no poseen la bravura y valentía de antaño, ni la gallardía y la arrogancia, ni su atrevimiento, ni su dominancia, ni su territorialidad, ni sus querencias… De esta manera y viendo el desastre de año tras año, es más fácil decir todas las temporadas que el “campo” está fatal y culpar de ello a circunstancias varias que ser serios y decir la verdad: nuestra perdiz ya no es lo que era, ni parecida. De hecho, recuerdo que hace unos años, se levantaba un par de vuelo al ir a dar el puesto y si se le colgaba en las inmediaciones, a los diez minutos estaban en los alrededores del reclamo. Hoy, sin embargo, se vuelan de un determinado paraje y ya no vuelven.

         En segundo lugar, porque los terrenos que todavía conservan la perdiz roja española de verdad, no están al alcance de todos los pajariteros. A veces, porque sus hábitat son contadísimos y no todo el mundo puede acceder a ellos y, en otras ocasiones, porque cazar en ellos cuesta un pastón, cosa que no se puede permitir todo el mundo.

         Consiguientemente, y viendo estos inconvenientes, hay que buscar otras alternativas si se quiere seguir con la afición y éstas solo pasan por la perdiz de repoblación, de granja o como la queramos llamar. No es la misma, pero es lo que hay. O se cuelga la escopeta y se guardan las jaulas en el tratero, o tenemos que cazar perdiz nacida en cautividad. Pero ojo, repoblación sí, pero bien gestionada. Y bien gestionada significa que la perdiz que soltemos en nuestras fincas,  aparte de ser genéticamente cercana a nuestra verdadera reina de los bosques, sin muchos restos de hibridación, debe ser soltada tras un estudio serio del terreno y en su momento (agosto-septiembre), nada de cuando vaya haciendo falta,  porque la anterior suelta se está agotando. Si cazamos perdiz soltada ocho o diez días antes, incluso el día anterior, estamos adulterando aún más la caza del reclamo con perdiz de repoblación.

         Si hay seriedad y se hacen las cosas como Dios manda, la perdiz de repoblación nunca dará las “prestaciones” de la autóctona de verdad, eso es obvio, pero el aficionado se divertirá. Tan es así, que esta perdiz entrará en plaza con valentía y, la mayoría de las veces, con su pareja y no en grupos de cinco o seis como cree la gente. Es más, a veces, incluso, costará trabajo que aparezcan por la plaza si no tenemos en el repostero un pájaro de garantías, cosa que quien suscribe puede certificarlo porque lo ha vivenciado. El venirse de vuelo, el entrar con el ala a rastras, el subirse a la jaula… ocurre y a todo el mundo le gusta. Pero si vamos todavía más lejos, los ejemplares abatidos, incluso muchas veces, cuesta trabajo diferenciarlos de los autóctonos, puesto que sus patas y ojos han adquirido el color rojo sangre de sus congéneres camperos.

         Por tanto, y para finalizar quiero que se piense en lo expuesto que, por supuesto, no es una máxima que yo sea "dueño" de ella, puesto que todo el mundo lo sabe o debe saberlo, y que antes de clamar al cielo por los mal llamados “gallinos”, seamos un poco más condescendientes y solidarios, puesto que, no todos los cuquilleros pueden permitirse el lujo de llegar a las patirrojas autóctonas. Pero también quiero decir que, aunque se cacen ejemplares de repoblación, se debe tener siempre presente la grandeza de esta afición y no ir al campo para luego sumar y sumar perdices abatidas en unos repletos estadillos de la temporada y, con tales números, presumir de pajareros de postín. Ese no es el camino y todos lo sabemos. Respetemos nuestra afición. Lleva miles de años subsistiendo contra viento y marea.


viernes, 4 de marzo de 2016

OTRA LOCURA MÁS

Está claro que a los aficionados a la caza de la perdiz con reclamo no nos asusta prácticamente nada, prueba de ello es que poco nos importan las dificultades y complicaciones que para otros serían, como reza en el título del artículo, auténticas locuras.

Sin ir más lejos y como prueba de ello, tengo que decir que ayer me trasladé hasta Frailes, en la sierra sur de Jaén por unos perdigones. Es decir, 400 kms por pollos que, como bien sabemos, en el 95% de los casos no servirán como reclamos y habrá que darles largas.

La historia tiene su punto de partida la semana anterior en Castellar de Santiago. Allí, el domingo último mientras nevaba intensamente, al calor de la chimenea de la finca donde estábamos cazando, contacto con  varios pajariteros andaluces. Entre ellos, con Javier Rodríguez y su padre, que me hablan, entre otras cosas, de dos reclamos que tienen de una granja que regenta Luis Raya en la población citada anteriormente. A continuación, vamos a su coche, me los enseñan y me quedo prendado de ellos al ver su nobleza y bella estampa. De esta manera, tras hablar con Luis y decirme que todavía le quedaban algunos pájaros y como mi yerno tenía que ir ayer hasta Jaén, lo acompañé y, mientras él realizaba unas gestiones en la capital, puse rumbo hasta Frailes, conocí al Sr. Raya, que dicho sea de paso se portó de maravilla conmigo y, de camino, me traje para Huelva unos pollos para mí y para otras dos amigos, con la idea de dejarlos para la temporada próxima. No tenía mucho material porque la temporada casi ha finalizado, pero se escogieron ejemplares con muy buena pinta.

La razón del viaje es que, aunque sea arriesgado hacerse con aspirantes a pájaros de jaula en estas fechas, máxime con una muda de por medio, el año próximo, ya con dos celos, estarán más hechos y se podrán cazar desde el principio.

En la primera imagen se me ve al lado de Luis Raya, con un ejemplar del libro "Con la jaula a cuestas", tomando una cerveza en un bar de la localidad. Las tres siguiente nos muestran unas vista de algunos puntos de la granja, en donde se puede apreciar el poco "ganado" que queda. La dos última nos ofrecen un primer plano de uno de mis pollos antes de meterlos en las jaulas y una vez en ellas.








martes, 1 de marzo de 2016

ULTIMA QUINCENA EN ZONA BAJA Y CIUDAD REAL


Como he tenido el ordenador estropeado durante unos días, no he podido hacer el resumen semanal, pero una vez solucionado el problema y ya en casa, expongo en pocas líneas lo ocurrido en esta última quincena en la zona andaluza donde cazo y en Ciudad Real, como tradicionalmente hago temporada tras temporada.

En estos quince días, un poco marcados por la mala climatología, principalmente en lo relativo al viento, no he salido mucho al  campo, cuatro días en nuestra zona y cuatro puestos en la localidad manchega de Castellar se Santiago. Además, la gran mayoría de las veces he sacado a los pollos para ver su comportamiento al final de temporada. Y en esta línea, como en la mayoría de las veces, ha habido luces y sombras. La luz la ha puesto Ariza, pollo de la localidad de Chimeneas con una pinta envidiable. Tan es así que le hecho un puesto de una pareja, otro de dos colleras y un tercero de un macho y dos hembras, lo que demuestra que tiene madera para llegar a ser reclamo al menos mediano y Ribera, un segunda que va a más con buenos puestos y buen recibo.

                                               Ribera en un puesto de sol en El Mortiño

En la parte negativa, Montija, otro pollo que me había dado dos puestos preciosos con anterioridad y me tenía ilusionado, en la tercera salida, tras un comienzo igual de bueno que en ocasiones anteriores en un puesto de sol, echó cuerpo a tierra cuando le entró un macho con arrestos. Quizás el vuelo del par y la rápida entrada en plaza del montesino lo sorprendieran, pero la verdad es que se aplastó y así permaneció hasta que, cansado de dar vueltas, el campero se marchó de la plaza. En ese momento, Montija se levantó y empezó a dar de pie, lo que hizo que el del campo volviera a la carga y esta segunda vez, el del repostero lo recibió en toda regla. Pero la fortuna me guardo una mala pasada, puesto que, tras dispararle, un plomo de cabeza hizo que quien había estado inerte unos segundos, comenzara con un rosario de botes que originó una nueva callada de la jaula y así continuó hasta que la hembra canturreó en las inmediciaciones del reclamo. En ese momento, la jaula volvió a recibir, incluso con titeo incluido, pero aunque la viuda entró en plaza, no me pareció ideal su sitio y no disparé, Se marchó rajeando y se acabó el lance. Como se suele decir, el tiempo será el  juez de los hechos ocurridos.

                                  Montija de mayor minutos antes de aplastarse
El resto, una auténtica odisea: viento, frío y agua/nieve en Castellar. Tres días y medio con pocas salidas y solo Ariza, con un puesto de tres, como ha quedado dicho y Ribera con una hembra pusieron punto final a la temporada, aunque existe la posibilidad de que el sábado próximo, pruebe en Cortelazor, en la Sierra de Huelva.

Ariza, momentos antes de abatirle un macho y dos hembras y mi coche tras llegar al punto de partida una vez finalizado el puesto.