jueves, 27 de abril de 2017

UNA ACTIVIDAD CINEGÉTICA, HOY ILEGAL, PERO QUIZÁS BENEFICIOSA: LA CAZA DE LA PERDIZ CON RECLAMO HEMBRA


Ni que decir tiene que, con este artículo de opinión, lo único que trato es el de exponer unas ideas personales, pero mucho antes que las mismas está la legislación actual, que nos dice que tal actividad es ilegal y que, por lo tanto, al no estar contemplada su práctica en las correspondientes Órdenes de Vedas, no se puede llevar a cabo, puesto que está totalmente prohibido cazar en época de reproducción, como es el caso. Lo que pasa es que, cuando llega el tiempo de "reposo" cuquillero, la cabeza da muchas vueltas y se piensan muchas cosas. Unas veces con cierta base y otras con menos, pero ahí están.

Ahora bien, el que una actividad esté prohibida y que haya que cumplir, si no se quiere que todo el peso de la Ley caiga encima de quien la infrinja, no significa, al menos desde mi punto de vista, que sea beneficiosa, aunque con esas miras, se haya legislado. Y no lo es porque, aunque, aparte de lo dicho anteriormente, no sea ético cazar machos de perdiz mientras su hembra está incubando su nidada, el no quitar de en medio a los garbones viejos y poderosos de una determinada zona, significa que la “sangre nueva”, en donde ellos campan a sus anchas, tiene poco que hacer y, por consiguiente, la gran mayoría de las veces, estos machos de espuelas de serrucho en sus tarsos ni crían, ni dejan criar.

Por consiguiente, el eliminar estos abueletes sería una buena forma de gestión en las diferentes fincas, puesto que, con ello ayudaríamos a que los machos jóvenes pudieran emparejarse en zonas de querencia y potenciar las poblaciones de nuestra decadente perdiz roja salvaje. Pero yendo más lejos, este personal cuando llega la hora de la caza del reclamo, como se las sabe todas, difícilmente entra en plaza, pero sí copa todos los lugares privilegiados de nuestros campos.

Obviamente, se puede argumentar que en el puesto sería difícil el saber quién es un macho anciano y quien no, antes de disparar, aunque tampoco sería imposible porque en estas fechas los machos entran en plaza con una “ceguera” tal que, incluso a simple vista, se le podrían ver los garrones o espolones y, más o menos, saber la edad. Aunque tampoco haría falta escopeta, pues bien con lazos o con trampas, se atraparían y, con posterioridad, tras visualizarlos se soltarían los  jóvenes y se quitarían de en medio los que lo único que hacen es estorbar y fastidiar.

También se puede esgrimir que se acabarían con los machos, pero esta forma de caza con reclamo hembra, hoy totalmente ilegal, en otros tiempos se llevaba a cabo y no aminoraba las poblaciones de patirrrojas. Es más, como bien sabemos, una vez echada la hembra en el nido para la incubación, mamá perdiz muy poco necesita de su pareja y, por supuesto, ella, por sí sola, saca para adelante a toda su prole. Los machos, la mayoría de las veces, lo único que hacen es molestar y, como no, dar pistas de dónde se encuentran ubicados los nidos.

Para finalizar quiero redundar en que cazar la hembra hoy día, no ha lugar. Ni se puede, ni se debe, pero una opinión siempre es una opinión. Pero…, ¿cuántos machos jóvenes se abaten hoy día…?

miércoles, 19 de abril de 2017

LA CRÍA DE LA PERDIZ Y EL JABALÍ

   

                                                     Dos nidos de perdices: autóctono y de repoblación.      
         A día de hoy, si hay una especie que que viene produciendo un verdadero daño en las poblaciones de nuestra perdiz roja, aparte de en otras especies animales y vegetales, esa no es otra que el jabalí. Y no es que cada día que pasa los daños producidos por cada ejemplar vaya en aumento, sino que lo que se va incrementando, a pasos agigantados, es su número. De esta manera, en las últimas dos décadas, las poblaciones de jabalíes han aumentado de una manera desproporcionada en todos los rincones de nuestra geografía. Tan es así que, en terrenos en donde hace unos años se veía un jabalí de higo a breva y, la mayoría de las veces, de paso, hoy, por diferentes motivos -climatológicos, agrícolas, ganaderos, cinegéticos…- los hay a piaras. Y no es que lo diga porque lo haya escuchado y leído, sino porque lo he podido comprobar fehacientemente en la finca en la que gestiono su caza desde hace casi veinte años: La Dehesa de Enmedio, de Puebla de Guzmán. De esta manera, cuando llegué a dicha propiedad particular, se veía un marrano de vez en cuando, en los días que echábamos el rato de caza. Hoy, muy al contrario, lo tienen todo levantado y los comederos que tenemos en el coto, terminan reventándolos y colándose en ellos para comerse el grano de los mismos.

            Pues bien, en dichos terrenos, a día de hoy, aparte del problema de los comederos, cada temporada paren unas pocas de hembras, con lo que, junto a los dos o tres machos que andan siempre por la zona, en algunas épocas del año, se juntan un buen número de ellos y, como bien sabemos, todas las noches salen en busca de alimentos y ello significa que van arrasando con todo lo que les es apetecible, como son los nidos de perdices, por citar un ejemplo. Y no se nos olvide que, desde que dejan sus respectivos encames, al caer la tarde, hasta que vuelven a su lugar de descanso, con las claras del día -sobre 10 ó 12 horas-, una madre con un buen número de marranchones a su lado navega y trastea mucho terreno y los daños que causan son enormes, máxime con el olfato que tiene este personal. Por ello, los nidos de nuestras patirrojas -veintitrés días de incubación más veintitantos de puesta-, al igual que el de otras muchas aves que anidan en el suelo, nunca están a salvo mientras  estos “artistas” pateen nuestros campos.

            La solución, en teoría y a vuelapluma, se supone fácil: acabar con ellos. Pero lo que parece fácil a primera vista es una tarea más que complicada en fincas pequeñas, como es el caso de La Dehesa, en donde no puedes dar monterías por falta de extensión y las batidas con rifle, al igual que si se pudieran llevar a cabo las anteriores, son sumamente peligrosas. De esta manera, con escopetas y con jabalí en mano, otra modalidad cinegética, que también está incluida en el Plan Técnico de Caza, se puede quitar alguno de en medio, pero se escapan la mayoría. Luego, en verano, los aguardos nocturnos por daños, no te los suelen conceder y, cuando puedes hacerlo, a partir de primero de septiembre hasta el comienzo del periodo hábil, ya no hay mucho tiempo y, además, el jabalí se marcha de la finca en busca de las primeras bellotas que se caen de los encinares colindantes. En una palabra, proliferan más de la cuenta y, por consiguiente, el resultado es una gran regresión de la perdiz roja, puesto que nido que encuentran -y dan con muchos- … Es más, con la desaparición del conejo de monte por esta zona, la predación, a cualquier hora del día, va enfocada casi totalmente hacia la perdiz, por lo que, si además del jabalí, también hay algún que otro zorrito, meloncillo, tejón, lagarto, culebra, urraca, cigüeña…, más las buenas tormentas que suelen azortar nuestras tierras en mayo o junio, como ocurrió el año pasado, apaga y vámonos. ¡Cómo para que haya perdices autóctonas en nuestras fincas!


Tres imágenes nocturnas de varios comederos de "La Dehesa de Enmedio". En la primera, se puede ver a una cochina al fondo con cuatro rayones en primer plano. La segunda nos muestra un macho adulto. En la última, podemos ver un tejón dentro de la alambrada del uno de los comederos de la finca.





       Esperemos que por estas fechas, ahora cuando la mayoría de las mamás perdices andan incubando sus respectivas nidadas, ningún desaprensivo marrano les deje sin su futura prole. Una finca sin patirrojas, por citar una frase hecha, es como un jardín sin flores. Por eso, desde siempre, a nuestra Alectoris Rufa se le ha llamado la reina de los bosques, pues una flor, sea la que sea, es una maravilla, pero una perdiz roja no lo es menos.

domingo, 9 de abril de 2017

DEJAMOS UNA Y COGEMOS OTRA: LA CRÍA DE CANARIOS

 
                         Una hembra isabela incubando la segunda postura
         Una vez acabada la temporada de caza con el reclamo, para no aburrirse, retomamos, aunque nunca los he dejado de lado, pues es otra de mis grandes aficiones: la cría del canario. Marzo, abril, mayo y la primera quincena de junio son los meses en donde, al menos por esta zona, se produce el nacimiento y desarrollo de los polluelos de la mayoría de las aves “domesticas” y, entre ellas, el timbrado español de canto continuo, la raza de canarios de canto a los que yo me dedico.

         Este año como no ha hecho mucho frío, los emparejé a finales de enero, por lo que, a mediados de febrero, nacieron los primeros ejemplares de las siete parejas que he echado esta temporada. Y entre ellas, un precioso par de color verde, regalo del amigo y muy buen criador Juan Rodríguez Rengel, de San Juan del Puerto, que en las dos primeras posturas, me ha sacado diez pichones, lo que indica que ambos progenitores son unos auténticos padrazos. Tan es así, que en la segunda postura he tenido que anillar a cinco de los pollos al quinto día de eclosionar, pues ya estaban muy desarrollados.

         Como en temporadas anteriores, queda tarea diaria y de las buenas, pues en la cría no se puede uno descuidar un solo segundo, ya que si pasamos un poco del tema, lo normal es que todo se vaya al garete. Los canarios como la mayoría de las aves son muy delicadas en sus primeros estadios de vida y, si no estamos encima de ellos, se producirán muchas bajas. Mucha limpieza, fruta y verdura fresca y bizcocho recién hecho es el pan nuestro de cada día. Si nos es así, poco o nada conseguiremos, pues habrá bajas al por mayor. Los ácaros y muchas enfermedades siempre están al acecho.

        Pues bien, en la primera postura, ya anillados y en las voladeras, son 17 polluelos los que han logrado independizarse de sus progenitores, mientras que sus respectivos “papis” andan ya afanados en sacar adelante a sus nuevas proles.

         Quedan todavía dos meses de cría por lo que, si no surgen muchos imponderables, serán alrededor de 60/70 el número total de pichones los que se mudarán durante el verano y, más tarde, algunos de ellos formarán parte de mi equipo de canto que presentaré a los concursos del timbrado español, allá por finales de noviembre y diciembre.

                       Algunas imágenes de la cría de este año.








domingo, 2 de abril de 2017

NUEVA TEMPORADA. MIS RECLAMOS PARA LA MUDA.

                                               Echándole un ojo a Chimenea en su jaula

        Aún queda "una vida", pero la temporada 2018 ya ha comenzado, hablando siempre de si queremos que nuestros reclamos lleguen al comienzo de la misma en las mejores condiciones. Es obvio que no podemos acordarnos de nuestros pájaros de jaula a finales de diciembre de cada temporada, puesto que, como bien sabemos, el buen pajaritero la inicia cuando acaba la anterior. De esta manera, ahora toca el turno para ir observando detenidamente la salud y el progreso de los pollos que hemos dejado para el año que viene porque han apuntado maneras. Igualmente, los ya consagrados de nuestros jauleros, los que durante años nos han hecho reafirmarnos en la afición que un día escogimos, tampoco pasan desapercibidos ni en los mínimos detalles. Así, tanto noveles como ya metidos en años nunca se dejan  de la mano de Dios, porque un descuido puede significar un verdadero dolor de cabeza. De hecho a más de uno, entre los que me incluyo, una distracción le ha salido muy cara.

Desde ahora y hasta bien metido el verano, nuestros reclamos comenzarán a cambiar la vieja “vestimenta” y, como bien sabemos, el polvo de la tierra y las plumas serán nuestros compañeros en el día a día. Por supuesto, mientras el cambio de plumaje entra en su punto álgido los machacones cantos desde el amanecer hasta que entra la noche también nos acompañan jornada tras jornadas y, más de una vez, son motivos de riñas y discusiones con la familia y con algún que otro vecino.

De todas formas, o yo al menos así lo entiendo, todas estas situaciones hacen que estemos ocupados todo el año con lo que nos gusta y, muy difícilmente, todo lo anteriormente expuesto llega a molestarnos, sino todo lo contrario, pues en el fondo nuestros reclamos forman parte de la propia vida de cada uno.

Pues bien, después de la tremenda limpia de pollos que he hecho durante la temporada, incluso pudiéndome haber equivocado con alguno de los que han cogido puerta, veintiséis en total, al final serán catorce reclamos -un buen bando- con los que me he quedado para la temporada próxima: cinco pollos y nueve de diferentes edades. Quizás sean muchos, pero también hay que tener en cuenta que soy una persona que salgo a dar el puesto casi a diario y durante más de cuarenta y dos días, pues cazo en lugares de diferentes zonas, por lo que tampoco se puede machacar a nuestros primeros espadas, por lo que, como se dice hoy día, hace falta un buen fondo de armario.

De esta manera, mi jaulero para la próxima temporada estará compuesto por estos “artistas”.

1.- CHIMENEA. Pájaro de ocho años y, sin discusión, mi mejor reclamo, aunque este año, a veces, se haya puesto un poco fuerte. Ni que decir  tiene que le ha hecho el entierro a bastantes más de un centenar de patirrojas, tanto autóctonas como de repoblación.
2.- ALPUJARREÑO. Reclamo de cinco años, no muy trabajador, pero suave al máximo con la cacería cerca.
3.- D. BENITO. Un cuarta que no se colgó de pollo y en el segundo año sólo al final, donde le tiré dos parejas. El año pasado era una maravilla, pero en el actual no ha estado a la altura de la temporada anterior. Creo que no ha cogido su buena forma y por eso no ha rendido. Aun así, se le han tirado siete perdices.
4.- RIBERA. Pájaro de tercer celo, con cuchichío acelerado, pero con buen recibo y tranquilidad con el campo cerca.
5.- MONTIJA. Pájaro que de pollo lo hizo muy bien en los dos o tres puesto que se le dieron, aunque se aplastó con una pareja que le entró de vuelo en el último día que salió al campo. Este año, su segunda temporada, empezó con un puesto de tres, luego se me volvió a aplastar con una hembra y, muy al final, porque lo dejé de sacar, le hice un precioso puesto de dos parejas con titeo incluido a la primera hembra. Ya veremos cómo marcha el próximo, puesto que tiene un gran y atractivo trabajo en el repostero.
6.- ARIZA. Otro segunda con muy buena pinta, muy trabajador y con un gran recibo.
7.- REPINTO. No se colgó de pollo y este año ha estado muy bien. Es fuerte, pero no se descompone cuando tiene el campo cerca y carga el tiro de maravilla.
 8.-SALMERÓN. El año pasado de pollo estuvo muy bien y se le tiraron perdices, pero este año ha estado mudando casi hasta el final y luego, en los dos puestos que le di, no le entró el campo.

Además, el VEINTICINCO, CRISTEÑO y PECHÍN -un pechiblanco alpujarreño-, pollos del año, han estado muy bien y a todos les he tirado. Los tres tienen buena música y muy buen recibo. De los tres creo que Cristeño puede ser un buen reclamo, pues maneras no le faltan.

Sin tirar, pero con unos buenos puestos, he dejado dos pollos: CALATRAVEÑO (con un gran puesto en Las Alpujarras, donde le pude tirar una hembra pero no quise para evitar un rebote) y PANDERÓN, un precioso pollo granadino, regalo de un buen amigo, casi al finalizar la temporada.

El que hace catorce, con cuatro o cinco años ya, es un regalo que me ha hecho un  amigo y, por lo tanto, no sé mucho más de él. Esperemos que cumpla, pues con esas premisas me he quedado con él. Tiene buena planta y muy buena música, pero luego veremos en el campo.

Y ahora, a esperar. Quedan nueve largos meses para que de nuevo se “levante el telón”. Es nuestro sino y solo nos queda pedirle a Dios que nos de vida para iniciar una nueva temporada. Luego ya se verá, pues el tiempo da y quita razones.