jueves, 28 de septiembre de 2017

ESTÁ EN LOS LIBROS: NENE Y FAVORITO DOS RECLAMOS DE LOS QUE HACEN AFICIÓN

Cuando hoy hablamos de cientos de patirrojas que se le han abatido a un mismo pájaro de jaula a lo largo de su vida como reclamo, que son muchísimas, siempre pensamos que son perdices de repoblación y que encima se ha hinchado un poco el número como signo de mentirijillas de cazador. No obstante, a veces, no siempre se miente a la hora de contar hazañas cuquilleras, sino que lo que parece una auténtica e increíble barbaridad es una auténtica -valga la redundancia-, aunque difícil de creer, verdadera realidad.

Tan es así, y aunque hace tiempo que no traía al blog, un artículo de situaciones y curiosidades encontradas en los libros, este verano leyendo una obra sobre nuestra “bendita” afición: De la caza de la perdiz con reclamo, de Gerardo Fraile, encontré unas líneas curiosas, en la página 88 del Capítulo X dedicado a los relatos cuquillero, que dice lo siguiente después de contar la fenomenal faena que le hizo el gran reclamo Nene a una perdiz que se había ido plomeada diez días antes y la cual abatió Gerardo Fraile, el dueño del pájaro:

“… A este perdigón (hablando sobre Nene) lo llevaba generalmente donde otros cazadores me decían haber dejado hembras viudas, y siempre que le contestaban tuve la satisfacción de matárselas; es el más hembrero que he tenido. Era de Cuevas de Velasco, provincia de Cuenca, y de las 1.230 perdices que le maté hasta su muerte, fueron 811 hembras y los demás, machos…”

De igual modo, en la página 93 del mismo capítulo, el autor, Gerardo Fraile, refiriéndose ahora a otro de sus mejores reclamos, Favorito, y a una buena temporada, también escribe lo siguiente:

“… En este celo, uno de los mejores por el buen tiempo que hizo, le logré matar al Favorito, en 22 días que lo cacé en el citado coto, 188 perdices…”

Ni que decir tiene que por esas fechas -el libro se publica en 1905-, no había perdices de repoblación o granja en los campos, por lo que, aunque este gran reclamo, Nene, durara once años, debió ser un auténtico pájaro puntero. Igualmente, Favorito sería también otro pedazo pájaro de bandera, ya que salió a una media de más de ocho patirrojas por puesto. Ni más ni menos que dos pájaros de jaula de los que hacen afición, como se suele decir.

jueves, 21 de septiembre de 2017

LA NATURALEZA Y LA FILATELIA


 Imagen del primer sello español de seis cuartos de mi colección.

   El coleccionismo filatélico es otra de mis grandes aficiones y que llevo adelante, ininterrumpidamente, desde hace bastantes años -sobre 40 ó 50-, aunque tengo sellos desde los años 1850.

Eso sí, aunque como bien sabemos, todos los países del mundo emiten sellos o timbres postales, yo solo colecciono España, Andorra y Guinea Ecuatorial, todos ellos salidos desde la Fábrica Nacional De Monedas y Timbres española. De nuestro país, tengo casi completo desde el año 1950 (Centenario del sello español), aunque me faltan 3 ó 4 sellos. Además, también tengo desde 1936 al 50 (Estado español) con algunas faltas y una historia postal desde el 1850 hasta el 1936. De Andorra y Guinea también tengo completo desde el 1950. No se puede olvidar que nuestro primer sello, el seis cuartos negro de Isabael II, ve la luz  el día 1 de enero de 1850. Además, también poseo una pequeña colección (años 1978 al 85) de lo que era Alemania Democrática o DDR.

Ni que decir tiene que los diferentes países, aunque muchas veces ni se sepa, porque muchos de los timbres emitidos no llegan a todo el mundo, no solo emiten sellos de correo ordinario con la imagen del actual Jefe del Estado correspondiente -en España que yo haya conocido: Franco, Juan Carlos I y Felipe VI-, sino que la filatelia se provee de todos los aspectos de la vida del país correspondiente y entre ellos la historia, la geografía, la pintura, los monumentos históricos, los festejos, las singularidades… y, como no, de la naturaleza con la flora y la fauna. Es decir, una gran fuente de cultura para quien se dé un paso por la historia postal de un determinado Estado que, aparte de cubrir las necesidades de contacto entre personas que viven en lugares diferentes, divulga sus peculiaridades e historia en infinidad de aspecto como los citados con anterioridad.

En esa línea, España, Andorra y Guinea no iban a ser menos y entre sus emisiones postales hay una gran variedad de seres vivos: vertebrados invertebrados, plantas o hierbas, arbustos, árboles, hongos y setas… Es decir, ejemplares característicos y representativos de cada uno de estos tres Estados. Además, con las técnicas utilizadas: huecograbado, calcografía, litografía, offset…, los artistas de Correos nos hacen llegar verdaderas obras de artes en forma de sellos.

Cinco imágenes de sellos de mi colección representativos de la flora y fauna. La primera de Alemania Oriental y las tres restantes españolas.





Sello de la perdiz roja española emitido en 1971



jueves, 14 de septiembre de 2017

MI BIBLIOTECA CUQUILLERA

      Desde siempre me he sentido atraído por la literatura relacionada con el mundo de la naturaleza, aunque haya leído un poco de todo, pues mi profesión docente así lo requería. Ahora bien, un alto porcentaje del tiempo empleado en la lectura se lo he dedicado a tratados u obras sobre todo aquello que emana del mundo que nos rodea. Es decir, manuales y enciclopedias sobre el mundo rural, flora, fauna, historia natural, medio ambiente y espacios naturales… y las diferentes relaciones entre los elementos que los componen. Obviamente, las obras sobre la caza y todo lo relacionado con ella no podían faltar dentro de este tipo de lectura que me atrae y, en especial, la de la caza de la perdiz con reclamo, mi verdadera pasión. 

Pues bien, sobre la afición cuquillera, aunque me faltan varios títulos, porque no es fácil conseguirlos a precios módicos, creo que leído la gran mayoría de los publicados y en mi biblioteca, que no es reducida, por cuestiones profesionales, como antes he dicho, nunca ha faltado un lugar para un nuevo volumen sobre tan singular y zarandeada modalidad cinegética. Así, haciendo un poco de historia, creo recordar que el primer libro que cayó en mis manos, en este caso un pequeño libreto, sobre la caza de la perdiz con reclamo y que leí sobre 1970, fue Tratado sobre la caza de la perdiz con reclamo de Virgilio Gutiérrez, publicado en 1951 y, además, en publicación original. El último que ha llegado a mi poder y que todavía no he leído ha sido La perdiz con reclamo. Diccionario de un pajaritero, de Francisco Moreno -lo he recibido hoy como regalo de un gran amigo-. Pues entre uno y otro, estos son los tratados que tengo en casa, por orden de llegada y, que de vez en cuando, vuelvo a releer o echo mano de ellos para cualquier consulta.

1.- Tratado sobre la perdiz con reclamo de Virgilio Gutiérrez.
2.- Memorias de un reclamo de Juan Vázquez del Río.
3.- De la caza de la perdiz con reclamo de Diego Pequeño.
4.- La caza de la perdiz con reclamo de A+B.
5.- La perdiz y los reclamos para la caza de José Bustos.
6.- Perdices en plaza de  Marqués de Melgarejo
7.- Reclamos y recibos de  Francisco Sánchez-Casas.
8.- La caza de la perdiz con reclamo de José Jara.
9.- La caza de la perdiz con reclamo de Manuel Romero Perea.
 10.- Celo y querencia de  Felipe Moreno.
 11.- Cómo cazar la perdiz con reclamo de Ignacio Esquivias.
 12.- Sierras, perdices y olivares de José Cuenca.
 13.- Formas de conseguir un buen reclamo de José Antonio Ruiz.
 14.- La caza de la perdiz con reclamo de Francisco Reina.
 15.- El reclamo de perdiz de Manuel Romero Perea.
 16.- Buscando a Fabián de José Damián Aranda y Cándido Martínez.
 17.- Anecdotario y memorias de un pajaritero de Manuel Romero Sánchez-Herrera.
 18.- La perdiz con reclamo de Juan José Cabrero.
 19.- Perdices de Damián Fermín Vaquero.
 20.- Cazadores de reclamo de Carlos Enrique López.
 21.- Quitapenas de Antonio Boza.
 22.- El Chepa de José Fernando Titos.
 23.- Venturas y desventuras de un reclamo de perdiz de José Fernando Titos.
 24.- Con la jaula a cuestas de un servidor de ustedes.
 25.- Manual del cazador de reclamo de Jacobo Escalante.
 26.- Palabras del loco de Amador Oliver.
 27.- Los riberos del Salor de José Murillo.
 28.- Panchito de José Pérez.
 29.- Puesto de alba y quince historias de caza de Julio Alfredo Egea.
 30.- Historias desde el colgadero de un servidor de ustedes.
 31.- Un sueño mágico a lomos de una perdiz de Miguel Bulnes.
 32.- De la caza de la perdiz con reclamo de Gerardo Fraile.
 33.- Memorias de un jaulero andaluz de Damián Fermín Vaquero.
 34.- Arte de cazar el reclamo macho y hembra, manuscrito anónimo publicado por una Sociedad de cazadores de Sevilla.
35.-  La perdiz con reclamo. Diccionario del pajaritero de Francisco Moreno.

En todos ellos he podido comprobar lo sugestivo y entrañable de esta modalidad cinegética y he leído cosas interesantes y que desconocía, pero si tuviera que darle un premio al que más me ha gustado, aunque hay varios de ellos que podrían optar al galardón y todos son aplaudibles por difundir diversos aspectos de nuestra querida afición, Sierras, perdices y olivares de José Cuenca, para mí, aun respetando a todos los demás -pues de todos aprendemos algo y cualquiera de ellos merece nuestro máximo respeto-, es el que se lo llevaría, sin olvidar a La caza de la perdiz con reclamo de Juan José Cabrero, otra gran obra Y es así porque José Cuenca, su autor, une a la excepcional calidad prosística de la obra, conocimientos muy constatados de la actividad cuquillera y un amplio y fascinante anecdotario de vivencias personales. Curiosamente, cuando se adquirió costaba, allá por el año 1996, 2.600 ptas, pero a fecha de hoy, no se consigue -si es que damos con él- por menos de 70/100 €. Solo decir que el ejemplar que tengo es regalo de mi buen amigo Raimundo Alaminos.

 Eso sí, aparte de estos manuales sobre la caza de la perdiz con reclamo, otros volúmenes como El mundo de Juan Lobón de Luis de Belenguer, Diario de un cazador de Miguel Delibes, Diálogos de Monterías de Luis de Barahona y Los Cazadores. La Mancha de  Pérez Enrich también tienen un hueco entre mis libros de caza, pues suponen obras maestras de nuestra fértil literatura cinegética.

Para terminar solo decir que por muchos libros que se tengan o se lean sobre la actividad cinegética, no se adquiere por ello el título de cazador, pues eso se va consiguiendo en el día a día en el campo, pero no es menos cierto que muchos detalles y situaciones que se  nos pueden presentar sí se confrontan con la opinión de los autores de este tipo de obra que, se quiera o no, algo saben del tema.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

EL BUEY DE CAZA Y EL BOEZUELO


A
ntes que nada, puntualizar que este artículo lo traigo al blog porque, además de ser interesante por su carácter histórico y su importancia en la caza de la perdiz con reclamo, el amigo Juan Luis Rosa -al César lo que es del César- me puso tras su pista al informarme sobre las raíces de lo que hoy conocemos como tollo, puesto o aguardo. De hecho, y para ser honesto, tengo que decir el que suscribe no tenía ni idea del tema y, por lo tanto, fue una agradable sorpresa el conocer todo lo relacionado con ello.

Para comenzar, decir que si buscamos en un diccionario de la lengua castellana la palabra boezuelo, encontraremos lo siguiente:

1.- Figura que representa a un buey y que usa en la caza de las perdices.

2.- Armazón de arcos ligeros y de lienzo pintado, dentro del cual se mete el cazador para disparar desde allí a la caza.

Consiguientemente, cuando nos referimos al término boezuelo, también llamado buey de caza, nos estamos refiriendo a un buey real o ficticio que se utilizaba como estratagema venatoria para abatir a las perdices u otros animales de diferentes especies de caza. Por tanto, al emplear dicho término, hablamos de un refugio o escondite para no ser visto y poder lanzar o disparar desde allí. Es decir, un ancestral tollo o aguardo. Huelga decir que en antecesor del boezuelo es el buey de caza, un ejemplar de raza bovina al que se amaestraba para, desde su cuello, cuando bajaba la cabeza y sonaba su cencerro, disparar con el arma en cuestión: arco, ballesta, alcarabuz…. sobre ciervos, corzos, gamos, jabalíes, conejos, anátidas, perdices…, pues las piezas a abatir estaban acostumbrados a los bueyes, a los diferentes movimientos de los mismos y al sonido de sus cencerros o esquilas. Escritores como Alfonso X el Sabio, Luis de Barahona, Francisco de Quevedo, Pedro de Covarrubias, Hernando de Ojeda, Alfonso Martínez de Espinar… nos hablan del buey de caza en algunas de sus obras, lo que nos indica que estamos ante una forma de caza ya perdida en transcurrir del tiempo. De hecho, nuestro rey Alfonso X, que muere en el año 1.284, habla del buey de caza en su obra Libro de la Montería. ¡Y ya ha llovido desde entonces! Posteriormente, Luis de Barahona utiliza dicho término en su conocida obra venatoria Diálogos de Montería. Por tanto, como se puede comprobar el puesto portátil no es ninguna novedad. Cientos de años son notarios de ello.

Lámina sacada de internet en donde se puede ver dos momentos de caza con el buey


 

viernes, 1 de septiembre de 2017

DOS LIBROS INTERESANTES SOBRE LA CAZA.


Los veranos, aparte de una época de descanso para bastantes personas, entre los que afortunadamente me incluyo, es una época ideal para otras muchas cosas, a elegir por el personaje de cada historia. Y dentro de ellas, está la lectura, aunque a mucha gente ni se les ocurra. Obviamente, yo no entro dentro del grupo últimamente citado, pues suelo leer un poco de todo verano tras verano. Y dentro de ese “de todo”, la caza no pasa desapercibida, como es lógico.

Pues bien, en estos meses pasados, aparte de otros libros, han pasado por mis manos dos que, al menos para mí, bien merecen la pena hacerles un hueco en nuestra biblioteca: Los cazadores. La Mancha” y “Puesto de Alba y quince historias de caza”, el primero de Enrique Pérez Escrich y el segundo del almeriense, de Chirivel, Julio Alfredo Egea.



En el primer tratado, que reúne dos obras, como se desprende de su propio título se “retratan” con una pluma precisa, fácil e imaginativa, tanto en prosa como en verso, situaciones curiosas de contenidos costumbristas y lugareños de hace ya bastantes años. El segundo, menos literario, pero no exento de calidad, nos acerca, en muchas partes del mismo, a lo vivido por el autor desde sus comienzos de cazador, finalizando con el Puesto de alba, un precioso y ameno relato cuquillero. En ambos volúmenes hay un poco de todo, sobre el reclamo y la caza en general, por lo que a los que nos gusta la actividad venatoria, sendos libros nos harán pasar unos buenos momentos con su lectura. Huelga decir que a mí me han gustado mucho y, por tal motivo, los doy a conocer por si a alguien le puede interesar.

Con este artículo, retomamos el blog, al menos por esta temporada. Luego, Dios dirá, aunque año tras año una actividad así, comienza a cansar y, máxime, cuando otras formas de comunicación hace tiempo que copan el lugar de privilegio de la actividad cinegética. Eso sí, como he dicho otras veces, como no me gustan las redes sociales, ni intervengo en ellas, sigo aquí para dar la lata a quien quiera leerme.


Solo desear que el verano que ya se nos va, aunque el membrillo todavía no está maduro, haya sido bueno con todos ustedes.