miércoles, 1 de noviembre de 2017

CAZAR PERDIZ DE REPOBLACIÓN CON EL RECLAMO.

     Hoy día de "To Santos", como se le conoce popularmente en nuestra tierra a esta festividad, para muchos aficionados al reclamos es el punto de partida para la nueva temporada, pues esta fecha tan significativa de nuestro calendario también es escogida por ellos para pasar los perdigones a las jaulas, tras el tradicional recorte.

    Por ello, he querido subir al blog esta reflexión personal, pues su contenido lo merece.

                            Preciosa imagen de un macho de repoblación.

El tema de este artículo no supone ninguna novedad, pues tanto en mi blog, como en cualquier foro o en red social, ha sido ampliamente tratado. Ahora bien, como desde hace dos años cazo el reclamo en una finca de repoblación, quiero dar mi opinión de primera mano de lo que supone para mí el cazar este tipo de ejemplares. Ojo…, digo cazar, no ir a matar a toda la granjera que se menee.

Para empezar, me gustaría dejar bien claro lo que entiendo por repoblación o, mejor dicho, una buena repoblación.

Pues bien, perdiz de repoblación y de granja son dos términos sinónimos, los cuales utilizamos indistintamente cuando nos referimos a toda perdiz nacida y criada en cautividad. Ni que decir tiene que con este tipo de ejemplares lo importante, al menos para mí, son, en principio, dos circunstancias:

- La primera y fundamental es que lo que se vaya a soltar en una determinada finca tiene que proceder de explotaciones cinegéticas serias y que luchen por la pureza genética de los ejemplares que salen de sus instalaciones. Por lo tanto, dentro de una cosa lógica, no hay que escatimar unos euros por las perdices que se vayan a poner en libertad.

- La segunda, y no menos importante, es que las sueltas se deben hacer en el momento que marca la ley, es decir, con bastantes días de antelación a la apertura del periodo hábil de la general, se cacen o no las patirrojas al salto o al ojeo. Con ello, cuando llega la temporada del reclamo, los ejemplares soltados en su momento llevan ya, aparte de los que quedaron de la temporada anterior más las crías que sacaron estos para adelante, sobre cuatro meses en libertad. Por supuesto, perdices soltadas cuando se vayan necesitando, incluso durante la temporada cuquillera, no tiene sentido, ni es de recibo, si se quiere cazar lo más parecido, nunca igual, a la perdiz roja salvaje.

    Huelga decir que lo expresado anteriormente es un planteamiento teórico, por ello quiero dar mi opinión sobre dichos dos puntos, dado que en uno de los cotos donde cazo el “material” que lo puebla es perdiz de granja. Partiendo de la base que por la zona donde me muevo, encontrar una finca de perdiz salvaje no es tarea fácil. Primero, porque hay pocas y segundo, porque los terrenos que las tienen no ofrecen las garantías que se necesitan para hacer una buena inversión, pues de dar culazo tras culazo, el que más y el que menos está ya cansado.

En esta línea, las dos últimas temporadas, comparto plaza con un amigo en un terreno de unas seiscientas hectáreas en la zona del Andévalo, donde cazan el reclamo tres compañeros más. Es decir, cuatro acciones.

En dicha finca más en otras anexas, todas cubiertas de encinar y monte bajo, cuidadas y vigiladas al máximo, el gestor que tiene arrendadas las mismas suelta las perdices en el momento que marca la legislación cinegética y, una vez abierta la temporada general, se dan algunos ojeos hasta las Navidades. A partir de ahí, como en cualquier terreno donde se caza al salto, la perdiz descansa hasta la apertura del reclamo. Tiempo más que suficiente para que se creen nuevas parejas o estén en vías de ello, aunque como les ocurre a la autóctonas, en los primeros días de la apertura, puede haber bandillos de seis u ocho patirrojas.

Ahora bien, lo importante comienza cuando nuestro reclamo de turno está en el tanto o farolillo, pues al igual que con las salvajes, hay quien entra en condiciones en plaza y hay quien transita por ella de careo o alcahueteo. Huelga decir que el que está dentro del aguardo decide: o tiros van y tiros vienen o, por el contrario, aprieta el gatillo cuando la ocasión lo requiera. Entre una y otra opción, hay un abismo. O se va a los números o, muy acertadamente, se mira la ortodoxia de la afición y el bien del reclamo. Pues tiro tras tiro, en día tras día, no hace pájaro puntero, sino que estropea al que pueda llegar a serlo.

En esta línea, volviendo a los parajes donde cazo ejemplares de repoblación, puedo decir, con la mano en el corazón que, aparte de alguna “meteera” de pata que he podido llevar a cabo, he disfrutado de lo lindo con las perdices que hay allí, pues muchas de ellas han entrado al reclamo con decisión y valentía que, en el fondo, es lo que ansiamos. Perdices que como ya he comentado en algún escrito, he notado que son de granja cuando las he tenido en mis manos, pues en sus reacciones más se parecieron a sus pariente las autóctonas. Sus cantos, valentía y decisión me han confundido muchas veces. Por el contrario, también me han entrado en plaza en plan reunión fiestera sin el más mínimo interés por el del farolillo. Todo ello, demuestra que hay de todo en la repoblación. Ahí radica el cómo actuar desde dentro del “chozo”: o grandes números, o apretar el gatillo cuando haya una entrada en plaza como Dios manda.

Lo que no se puede consentir, o al menos así lo veo yo, es que se descalifique a saco a los cazadores de perdiz de repoblación. ¿Qué nunca será una perdiz como la otra?: INDISCUTIBLEMENTE Y UNA ASEVERACIÓN PALMARIA. Pero, ningunear a quien no puede otra cosa, no ha lugar. Está claro que, excepto algunos casos, entre los que se encuadran los que van matar mientras más mejor, cada uno caza lo que puede. Bien porque el acceder a perdiz autóctona no es fácil porque hay pocos terrenos donde las haya, o bien porque, en donde las hay, el precio es prohibitivo para la mayoría de los bolsillos. Y esto es tan irrefutable como la aseveración anterior, al menos por estos lugares de nuestra Andalucía.

Resumiendo y esperando el debate, si alguien quiere participar. En el saber dar con una finca de repoblación en condiciones y en el saber apretar el gatillo cuando la ocasión se preste para ello está el quid de la cuestión. Qué nunca el jamón de cerdo blanco será como el de pata negra, sin discusión. Pero…, que a veces, el jamón blanco nos sabe a gloría, también sin discusión. Eso sí, nunca será bueno tirarle más de la cuenta a un mismo pájaro y, por supuesto, si se puede, alternarle días en el campo con patirrojas salvajes, pues lo fácil, nunca es bueno si queremos que no se baje el listón de la calidad de los reclamos.

5 comentarios:

  1. Hola Jose Antonio,muchas gracias por el divertimento de tus escritos.Con la jabali y el castellar de tu ultimo libro me estoy riendo y recreando no poco,amen de las enseñanzas que aportas,,,,tambien me ayuda a posturearme para enero.
    He puesto el pincho en diversos sitios y habitats de distintas sangres, y mi experiencia es que salvo extremos que todos sabemos,,las diferencias estan en la percepcion del cazador.Todas las variables dinamicas de las perdices te las puedes encontrar en distintos sitios y con distintas castas,,,es el cazador y sus sensaciones de donde esta, y su previo conocimiento, el que dicta sus conclusiones.Un abrazo

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  2. Hola Jose Antonio,muchas gracias por el divertimento de tus escritos.Con la jabali y el castellar de tu ultimo libro me estoy riendo y recreando no poco,amen de las enseñanzas que aportas,,,,tambien me ayuda a posturearme para enero.
    He puesto el pincho en diversos sitios y habitats de distintas sangres, y mi experiencia es que salvo extremos que todos sabemos,,las diferencias estan en la percepcion del cazador.Todas las variables dinamicas de las perdices te las puedes encontrar en distintos sitios y con distintas castas,,,es el cazador y sus sensaciones de donde esta, y su previo conocimiento, el que dicta sus conclusiones.Un abrazo

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  3. Ante todo, amigo Eusebio, gracias por darte una vuelta por este blog que, como todos, está en franca decadencia, pues otros modernuras nos han ganado la batalla.

    En segundo lugar, es una alegría para mí que los relatos incluidos en mi libro Historias desde el Colgadero, te hagan pasar divertidos momentos. Ni que decir tiene que ese era el objetivo cuando los escribía.

    En cuanto a tu apreciación de que es el cazador y no el “elemento” cazado el que engrandece o empequeñece el lance, como es mi opinión, hace que seas un aficionado respetuoso con todo el que practica esta milenaria afición. Pues el campo autóctono, aunque todos lo buscamos, no es sinónimo de alegrías y satisfacciones y tú lo sabes bien, pues siempre andas tras él.

    En fin, como siempre digo: que cada uno cace lo que pueda o le deje su bolsillo, pero que siempre respete la grandeza de esta señorial modalidad de caza.

    Saludos.

    PD. Aunque va quedando poco, no pinta bien como va la cosa, pues "mala otoñada, mala temporada" y lo que llevamos no es malo, es peor.

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  4. No me seas agorero, pues me das,de forma suyacente, a entender que no han criado bien.

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    1. No me refiero a la cría, me refiero a como va el año de "bueno". De hecho, por esta zona hay rincones en donde no han caído más de 10 l de agua.

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