miércoles, 28 de febrero de 2018

TEMPORADA DE RECLAMO 2018. ÚLTIMA QUINCENA Y PUNTO FINAL


Parecía que, a mitad de la actual temporada de reclamo, las cosas tomaban un buen rumbo, pero nunca más lejos de la realidad. Era un auténtico espejismo, puesto que, en pocos días, al subir las temperaturas, todo cayó por su propio peso a peor, por ser un poco benévolo a la hora de decirlo.

De esta manera, las patirrojas, tanto autóctonas como de repoblación,  se fueron poniendo imposibles. Cantaban poco y de arrimarse al reclamo, nada de nada. Es incontestable que la falta de lluvias empezó a sentirse a base de bien. Las camperas tomaban tierra y ya no querían saber nada del reclamo, excepto, de vez en cuando, que alguna hembra solitaria o viuda se acercaba por las inmediaciones del puesto y, si había “material” en la jaula, terminaba entrando. Culadas tras culada ha sido lo normal. Por consiguiente, más de uno, entre los que me encuentro, decidimos decir hasta aquí llegó el tema. De hecho, en la última quincena, solo he ido a dar el puesto dos días y medio, situación impensable cuando empezó el periodo hábil de caza con reclamo. Una auténtica pena debido a la ilusión con la que se empieza. Pero cuando la cosa no va, forzarla es una verdadera tontería.

Y si, con los condicionantes anteriores, la situación estaba mala ya de por sí, en los tres últimos días, para acabar con el cuadro, se viene encima el temporal actual de viento y agua. Muy bueno para el reseco campo, pero fatal para las perdices en estas fechas.

En fin, una temporada más que, como casi siempre, ha sido mala, de las peores que he conocido. La falta de lluvias otoñales e invernales han hecho que el campo presentara un aspecto desolador. La mayoría de los sembrados bajo mínimos -incluso sin nacer-, pantanos y regajos secos, poquísima hierba, pasto del año anterior sin pudrir y polvo por todos lados. Es decir, un verdadero caos para el paisaje rural y, como resultado de ello, para nuestras patirrojas camperas.

Pero bueno, mirando el lado positivo, porque si no apaga y vámonos, la temporada ha servido, como siempre, para compartir opiniones y vivencias con los amigos y compañeros, pues sin ello la caza en general no tendría sentido. Además, y como suele ocurrir, siempre se da con algún nuevo reclamo que tiene buena pinta . En este caso, puedo decir que han despuntado tres pollos de segunda: Pechín, Panderón y el Ronquillo. El primero criado en casa, el segundo herido en caza al salto el año pasado y el tercero de granja. A los tres se le ha tirado cacería y han demostrado recursos para meter a las camperas en plaza. Si a esto se le une uno de tercer año, Salmerón, que el año pasado no salió porque estuvo mudando y que ha hecho muy buenos puestos, huelga decir que no todo ha sido malo.

En estas imágenes de diferentes puestos se puede ver a Pechín en primer lugar, a Panderón en segundo, al Ronquillo en el tercer lugar y a Salmerón en el último.





Ni que decir tiene que los que ya marchaban en años anteriores han seguido en su línea, excepto D. Benito que lo he regalado porque se vino abajo por problemas de asma. Han seguido el mismo camino Quinteño que no ha hecho nada y Repinto que se subía por las paredes al tener el campo cerca. Al igual que ellos, los cuatro pollos que encerré han causado baja.

Para terminar, solo decir que la temporada se ha acabado para mí, pues no está el tiempo como para desplazarse por carretera. Otros años me he movido a Granada o Toledo, pero este año es mejor quedarse en casa.

A partir de ahora, como año tras año, queda reflexionar sobre lo que no se ha hecho bien y enfocar la nueva temporada que, como se suele decir, aunque quede casi un año, comiennnnnnza yaaaaaaaa.

miércoles, 14 de febrero de 2018

TEMPORADA DE RECLAMO 2018. TERCERA Y CUARTA SEMANA


                                      Preciosa imagen de un expectante reclamo.
A veces, como todo en la vida, no tiene uno tiempo para lo que desearía, como es en mi caso el llevar para adelante este blog. Por ello, lo que antes hacía de forma semanal para compartir lo sucedido durante los últimos siete días en la actual temporada de reclamo, esta vez lo amplio a una quincena, pues entre unas cosas y otras, no he podido de otra forma.

Decir que sigue sin llover, con mucho frío, aunque se van suavizando las temperaturas y con bastante viento, menos en los últimos días. Sin embargo, en mi caso tengo que decir que estoy muy satisfecho de cómo se me está poniendo la temporada. Así, con el paso del tiempo, los reclamos van cogiendo su forma y las patirrojas camperas, tanto autóctonas como de repoblación van estando en condiciones, pues ya todas están emparejadas. De hecho, puedo decir que he disfrutado bastante en varios puestos, como son los casos de tres de sol en los que les abatí un par y una hembra de las de capa y espada a Chimenea, una pareja a Alpujarreño, que ya se ha puesto a tono (con un trabajo de casi una hora al macho) y al Ronquillo y dos de tarde en los que le tiré una hembra a Ariza después de dar la lata por las inmediaciones casi toda la tarde y, posteriormente una pareja de carambola. Además, Montija, Salmerón, Calatraveño y Cristeño también han dado el do de pecho con puestos bastante aceptables. Ahora bien, también hay hembras y machos que no hay quien los meta en la plaza, pues por cualquier sitio se pueden ver los revolcaderos en donde toman tierra. Y como bien sabemos, cuando hacen esto es difícil someterlas, aparte de que muchas  patirrrojas ya pasado por algún susto y saben de qué va el tema.

Cinco momentos de la quincena. El primero nos muestra a Calatraveño en el tanto en una fría mañana. En la segunda se puede ver a Chimenea de mayor. En la tercera vemos a Salmerón de reclamos. En la cuarta se puede observar a Ariza con una pareja de carambola a sus pies. La última nos muestra a Ronquillo al lado de una pareja abatida en puesto de sol.






En estos quince días hubo tiempo para asistir a la feria de la caza de Alameda -Malaga- y departir sobre nuestra afición con Diego Rama, presidente de la asociación Cuquilleros al Alba, Antonio Gallardo, autor, conjuntamente con Antonio Romero, del libro La perdiz con reclamo en la España rural y urbana y José  Navío, dueño de perdices Pavión,  de cuya granja almeriense me traje el regalo de un precioso pollo.



Ni que decir tiene que siempre hay tiempo para echar el rato de la comida con los compañeros y contarnos las vivencias del día. Pero además, en los momentos citados, también hemos podido escuchar y admirar la formidable guitarra y la maravillosa voz por fandangos y otros palos de la tierra por parte de Juan Nicolás Márquez, Alfonso Morales y David Soto, tres artistas como la copa de un pino, con quienes hemos compartido algún día de caza en El Mortiño.



miércoles, 7 de febrero de 2018

UN MARAVILLOSO LANCE

A Manuel Monescillo, amigo en toda la dimensión de la palabra, compañero de profesión y  aficionado, aunque tardío, de los de verdad.

Cansado por todo el ajetreo de la jornada, me acuesto porque mañana hay que madrugar. Pongo el despertador que, como día tras día, marca las seis de la mañana. La finca está lejos y me gusta llegar temprano para poder admirar el maravilloso amanecer que nuestra madre Naturaleza nos regala día tras día. Sé por demás que no será fácil conciliar el sueño, pues las ansias de que la jornada venidera me depare buenos momentos cuquilleros pueden más que el cansancio. Pasan los minutos y las horas y, aunque hay sueño, los ojos como platos me trasladan a viejas historias que se enlazan con futuros y cercanos lances. Mañana tiene que ser un gran día…. Vueltas y más vueltas……

Rrrrrrrrrrrrrrrrriiiiiiiiiiiiiiiiinnnnnnnnnnn. Joder,  el despertador.

Pero aunque sé que no tengo más remedio que dar el “salto”, algo me dice que debo que cerrar los ojos durante unos minutos y soñar con el gran puesto que casi toco con la punta de los dedos….

Me levanto, me aseo, me dirijo al jaulero y me pregunto: ¿cuál escojo para que me llene hoy de satisfacción?

Elijo y le digo: mira guapo, mi querido Fulanito, no puedes decepcionarme, te voy a poner en el mejor puesto, el de sol, así que vete preparando, no me vayas a fallar. Igualmente enfundo a Menganito para la tarde y a Zutanito por si falla algunos de los dos anteriores.

Tomo un poco de café y poco más, pues la nerviosera que me embarga no me da para mucho más. Meto los reclamos y todos los bártulos en el maletero del coche y pongo rumbo para el campo. Hace bastante frío, pero no importa. Soy feliz, inmensamente feliz.

Al llegar a la finca donde cazo, me quedo extasiado por el maravilloso amanecer que se presenta. Los tonos rojizos, violáceos y naranjas se entremezclan para dar grandeza a la salida de nuestro astro rey, pero no me puedo quedar embelesado observando esta explosión de belleza, pues otro gran acontecimiento me espera; el puesto de sol.

Me echo todos los trastos a la espalda y pongo rumbo al cazadero que soñé durante la noche y al que llego tras una larga, pero reparadora caminata, pues el frío mañanero es apaciguado por el calorcillo del esfuerzo.

Observo el sugerente entorno y le echo el ojo a una hermosa mata de jara rodeada de jaguarzos, para poner a mi reclamo elegido para el evento. Monto el portátil sobre el troncón de una encina, lo camuflo bien con la vegetación del lugar, pero sin tocar nada de la plaza para no que las patirrrojas lugareñas no extrañen nada y meto todos los trastos en el mismo.

Cojo a mi pájaro de jaula, lo afianzo en su atalaya y le dedico unas palabras cariñosas que me salen del alma, pues barrunto que el lance de hoy va a ser de los que hacen afición.

Tras quitarle la sayuela, me dirijo al aguardo, mientras el del farolillo saluda a la hermosa mañana con un poderoso canto de mayor, unos atractivos piñones y un suave curicheo, lo que me hace soñar despierto con una gran jornada cuquillera.

Unas vez acomodado en el puesto, enciendo un reparador cigarro y, calada tras calada, me embriago con la magia del canto de mi reclamo que, frente a mí, irradia una indescriptible melodía. Desde la lejanía, las patirrojas de la zona acompañan su sinfonía particular en una sinigual partitura musical. Son las nueve de un soleado día. Hace fresquillo, pero no se menea una “pluma”.

Pasa el tiempo y, aunque nada se mueve por los alrededores, el simple hecho de admirar el encantador trabajo del que está en el repostero y el hermoso paisaje que se deja entrever desde la tronera son argumentos más que suficientes para que el reloj no corra, pues la belleza del momento no quiero que se “difumine” con el transcurrir de los minutos. Poco después, una hembrilla que canturreaba a lo lejos y a la que se le supone su estado de  soledad, se viene de vuelo y se desgañita reclamando en su apeonar hasta la plaza, atraída por el meloso y embaucador “discurso” de quien la observa desde el púlpito. Sin embargo, algo raro debió de notar cuando avistó el tiradero, porque salió de estampida de la plaza y se dedicó a “charachear” por las inmediaciones sin volver más a dar la cara.

Así, hechizado con la hermosura de aquellos momentos y casi sin darme cuenta, las once y media hicieron su aparición en el reloj, mientras mi inseparable compañero de lance seguía erre que erre con su música “celestial”. Momentos más tarde, doy por terminado el puesto con la maravillosa sensación de que dos horas y media de satisfacción personal no están pagadas con nada, ni siquiera, con apretar el gatillo. Es obvio que hoy no ha habido buena percha con el colgadero elegido. Casi siempre suele ser nuestro sino y, además, lo sabemos. Seguro que otro día será. Siempre quedará el encanto y la magia de haber estado inmerso en la grandeza de la Naturaleza, escuchar la indescriptible sinfonía con la que nos regala nuestro pájaro de jaula y ser feliz practicando tan ancestral y señorial afición. ¿Se puede pedir más?

jueves, 1 de febrero de 2018

TEMPORADA DE RECLAMO 2018. SEGUNDA SEMANA


Momento que siempre soñamos:  destapar a uno de nuestros reclamos en el campo

Esta segunda semana, al igual que siempre, en esto de la caza de la perdiz con reclamo ha tenido de todo un poco. Mucho viento en el fin de semana, poquísima agua, pues solo ha llovido el jueves y de forma mínima, varios ceros y mínimas satisfacciones. Eso sí, como es nuestro sino, con poco nos contentamos.

Para empezar decir que el terreno cada día está más seco y, con ello, al observador no se le habrá pasado por alto las muchas “bañeras” que hay por el campo de tomar tierra las perdices, lo que se traduce en que las mismas no están nada buenas, principalmente las hembras. Si a ello le sumamos los días ventosos, que han sido varios, volvemos a la de siempre: de cada cuatro temporada, tres malas y una regular.

Aun así, se “pica” y como los aficionados tampoco pedimos mucho, pues nos sobra con algún buen lance. En mi caso fue el abatir una hembra, tras hora y cuarto al lado del portátil sin irse para la plaza, cosa que al final ocurrió tras un buen trabajo del que estaba en el farolillo, Ronquillo -pollo de segundo año-, en una ventosa tarde . Igualmente, Ariza, en su tercera temporada, se encuentra en un muy buen momento y me regaló un gran puesto de sol. Cumplidores han estado Ribera, el de Matuloso, Chimenea, Cristeño y Repinto, pues todos “tocaron pluma”.

El de Matuloso y Repinto con patirojas a su lado.



Por el contrario, Quinteño, del que me desprendido, Montija -que no abre el pico- y D. Benito, que no estuvo bien -bregando hinchado y sin cantar- tras tirarle un macho, han supuesto la nota negativa.

Cuatro momentos de lances que tuvieron final feliz. En el primero se puede ver al Calatraveño. En el segundo a Chimenea. El tercero nos muestra a Cristeño y el cuarto al Ronquillo.





         Y, como de todo hay en la "viña del Señor" y más cuando nos referimos a anécdotas, ayer miércoles, tras el puesto de tarde y una vez finalizado el mismo, al enfundar a Ribera, se abrió la puerta -que no debió estar bien fechada- y se salió de la jaula en un abrir y cerra de ojos. Tal circunstancia supuso que tuviera que esforzarme para echarle mano, cosa que conseguí tras un buen rato y continuas carreras, situación que como, bien sabemos, no es tarea fácil en el campo, máxime con la edades que ya tenemos.