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ay
un refrán español que, como todos, nos dice la absoluta verdad, en este caso, sobre el tema de
la impaciencia: El que espera, desespera.
Por tanto y, de acuerdo con él, como bien sabemos y hemos comprobado en infinidad
de ocasiones, las esperas se suelen hacer largas y cargadas de incertidumbre
para quien, en un tiempo más o menos cercano, está en la antesala de la llegada
de alguna coyuntura o evento importante para él.
Pues bien, el aficionado al reclamo, año tras
año suele estar a la espera de acontecimientos que se repiten en el tiempo, por
lo que, lo que debería ser motivo de tranquilidad, por ser archiconocido, se transforma
en incertidumbre y preocupación. No hay motivo ni razón para ello, pero así es:
lo que siempre, al final, sucede, porque es lógico, parece que no va a llegar
nunca. Y lo peor del caso es que no nos damos cuenta que en ello, puesto que en
el paso de los días, semanas o meses va implicada nuestra propia vida. Desear
lo de mañana es sinónimo de pasar el hoy y, por consiguiente, nos queda un día
menos de existencia. Lo triste de caso es que, casi sin darnos cuenta, caemos
en esta terrible historia con más frecuencia de la cuenta.
En esta línea, ahora por estas fechas,
nosotros los aficionados a la jaula, andamos de muda, porque aunque no es una
situación nuestra, sino de nuestros reclamos, no lo tomamos como si fuera algo
propio. Y tal circunstancia, el cambio de pluma, por su importancia en el
futuro comportamiento de nuestros perdigones en la próxima temporada, hace que
nos entre en el cuerpo la intranquilidad. Situación que, como decía al
principio, no es buena compañera del aficionado al “cuco”. Sí es verdad que, la
mayoría de las veces, preocupa más el machaconero canto de los pájaros de jaula
que el propio cambio de plumaje, pues no olvidemos que mientras que no llega
tal circunstancia, no existe ni noche ni día para ellos. El cuchichi, cuchichi…
es lo normal las veinticuatro horas del día y, se quiera o no, lo que a uno le
puede gustar a otros, dígase familiares y vecinos, termina hartándolos y surgen
las duras críticas. Es más, hay momentos en los que, incluso a nosotros mismos,
no nos faltan ganas, aunque nunca se haga, de retorcer pescuezos, pues todo el
mundo tiene un límite.
Es obvio que todos sabemos que, antes o
después, el inicio de la caída de plumas llegará. Por consiguiente, como
sabemos de sobra, mientras más tarde llegue, mejor. Pero por estas fechas,
finales de junio, ya andamos con la mosca detrás de la oreja, sin darnos cuenta
que la temporada anterior ocurrió, más o menos, igual. Es decir, el pájaro muda,
como otros procesos naturales, cuando tiene que mudar, no cuando nosotros
queremos.
Este año, excepcional cien por cien en cuanto
a climatología y a sus temperaturas, en las fechas actuales, se presenta
bastante fresco, más de la cuenta. Por ello, no es anormal que, como ha
ocurrido en el nacimiento de las nidadas de pollos de perdiz, ande bastante
retrasado, pues una de las circunstancias que influye mucho en que la muda dé
comienzo es la subida de temperaturas, cosa que no está ocurriendo.
Por todo ello, los que no tenemos un lugar
alejado de nuestras viviendas para que nuestros queridos reclamos muden en
condiciones y estén vigilados, tenemos que aguantar el chaparrón y ser
pacientes, aunque estemos hartos de escuchar casi todo el día la “celestial”
música de nuestros encelados reclamos.
Para concluir, solo decir que mi Chimenea, con casi diez años, es la
primera vez que lo veo hecho un Sansón. No canta, pero en cuanto me ve, me quiere “comer”. Se
embola y me hace frente. Y tal estado no es normal, al menos en él.
PD. Os deseo a todos/as un feliz verano, pues
aunque el actual no esté, meteorológicamente hablando, muy bueno (de hecho,
ayer llovió aquí en Punta Umbría y en muchos lugares de la provincia onubense,
al igual que hace unos días), sí lo tenemos encima.
Lo mejor es echarles de comer y beber, mantenerlos limpios y no hacerles caso alguno. Cómo bien dices, el proceso natural sigue su ritmo y no podemos impacietarnos.
ResponderEliminarHay que ocupase en otras actividades y dejar que el cambio de pluma siga su curso y secuencia.
Por muy aficionado que se sea, no es saludable el monopolizar nuestra existencia y actividad con un solo quehacer.
Hacer un seguimiento demasiado meticuloso e impaciente puede llevarnos a generar un talante no deseago y hasta enfermizo.
Seamos locos por el reclamo pero, a la vez, cuerdos y pacientes. Llenemos esos tiempos muertos, que nunca lo son, con otras ilusiones que reclaman nuestra atención y también nos aportan bienestar y ganas de seguir viviendo cada segundo, sin pensar en el siguiente.
Sí señor, amigo Manolo.
ResponderEliminarNo se puede pasar uno de ciertos límites. Si vivimos solo para el revlamo, otras muchas facetas de la vida las olvidamos y eso, al final, nos pasa factura. Vigilancia y preocupacion, si. Neurosis pajaril es un sinvivir.
Saludos
Algún día escribiré un libro.
ResponderEliminarHace días que dejé de escribir blogs pero a veces pienso que nunca llegué a escribir lo suficiente,¿ acaso faltó tinta?...
Hoy el blog de José Antonio ha levantado campo y la ocasión merece la pena para hacer una réplica en este letargo cuquillero.
Y no me sirve ya aquello de:
Embrujo no, eso suena a algo inquisitorio y medieval.
Es decir, que los humanos vivimos de las emociones y caminamos con y en el espíritu de nuestros ancestros, nos gusta la adrenalina, porque siendo esta la caza de los sinsabores no perdemos el interés en volver...
Pd. Feliz verano
JLRG.
Gracias por entrar en vacaciones y por el comentario. A veces, salimos del "letargo" estival para, como tú dices, mover el campo.
ResponderEliminarOtro dia, ya más "pelechado", echaremos un canto de mayor y unos cuchicheos
Saludos