miércoles, 23 de enero de 2019

EL BUEN PUESTO CON EL PASO DE LOS AÑOS.


Vaya por delante que la repoblación con ejemplares de granja ha significado que en muchos lugares de nuestros rincones andaluces, donde nuestra perdiz roja salvaje, por diferentes motivos –que en este artículo no vienen al caso-, había desaparecido o estaba en vías de ello, se puedan seguir cazando para el disfrute de quienes aman la actividad cinegética, en las diferentes formas en las que se pueden cazar y, entre ellas, por supuesto, la de la perdiz con reclamo.

Ahora bien, la repoblación ha traído consigo que una gran mayoría de los que se mueven preferentemente por los cotos intensivos dedicado a la suelta masiva de perdices de granja y los que alternamos tal práctica con la caza de la perdiz autóctona hayamos cambiado la forma de pensar a la hora de ver los resultados de los puestos. Es decir, en las fechas que corren, el dar un puesto en una determinada finca dedicada a la suelta de perdices para su posterior caza con el reclamo y matar una parejita supone un rotundo fracaso, cuando no hace mucho, tal circunstancia significaba un lance suficiente para disfrutar personalmente y materia más que de sobra para que compartirlo con los amigos y conocidos en las muchas tertulias que se montaban cuando se estaba en plena faena cuquillera. En la actualidad, si no se hacen buenas perchas, no estamos satisfechos y nuestro ánimo no está radiante por la gran faena que nuestro reclamo Fulanito le hizo aunque no se apretara el gatillo. De esta manera, el llegar al final de semana con tres o cuatro perdices abatidas y puestos para recordar, parece que no es sinónimo de grandeza de nuestra afición, pues prima mucho más lo cuantitativo.

En resumidas cuentas, la perdiz de granja ha significado que se enfoque el puesto de otra forma diferente de cómo siempre se ha visto. Así, en muchas ocasiones, priva más la cantidad que la calidad. El llegar al cortijo con una hembra/macho o, si ha habido suerte, con una pareja es casi sinónimo de fracaso. Debido a ello, aparte que la perdiz autóctona va reduciendo sus poblaciones de forma alarmante, la perdiz de repoblación va ganándole terreno a la salvaje. Se va al puesto a hacer buenos números de perdices abatidas, no a divertirse con imborrables lances. Es duro reconocerlo porque nos jugamos una antiquísima forma de entender nuestra maltratada afición, aunque haya quien no piense ni actúe así, pero es una realidad más o menos irrefutable o, al menos, así lo pienso. Y por supuesto, no quiero tocar la cuestión del trabajo del reclamo con uno y otro “material”, pues como bien sabemos, fenómenos con muchísimas patirrojas de repoblación abatidas, desgraciadamente, no pasarían un examen de preescolar con la verdadera perdiz roja salvaje española.

1 comentario:

  1. Examen de conciencia
    Dolor de los pecados
    Decir los pecados al confesor
    Y cumplir la penitencia
    Pd. Zona alta y media con perdices en bando.
    Suerte.

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