lunes, 11 de marzo de 2019

REFLEXIONES CUQUILLERAS PARA COMENZAR LA TEMPORADA DE RECLAMO 2019/20



Aunque ya traté hace algunos años lo que voy a exponer a continuación, no está de más incidir sobre algo que creo importante. En esta línea, tanto en nuestra modalidad cinegética como en cualquier aspecto de la vida, ni nadie nace sabiendo, ni nadie lo sabe todo, por muy puesto que uno esté en una determinada materia, aunque haya quien se jacte de ello y piense que lo que él diga o haga es lo mejor y que todos los demás están equivocados.

  Debido a ello, quiero recalcar en primer lugar que el escribir/publicar no es sinónimo de sapiencia ni de tener siempre la razón, Dios nos libre a los que nos ponemos con la “pluma” para hacer llegar cuatro cosas a quien desee leerlas, sino una manera de compartir con otros compañeros de afición cinegética y a quien le dé por leerlas, pensamientos, ideas, sensaciones, vivencias… sobre un determinado tema, en este caso sobre la perdiz con reclamo. No es cuestión de dar una lección magistral sobre cualquier circunstancia que forma parte de la misma, pues en esta modalidad de caza, no hay maestros, sino que todo el mundo somos aprendices. Eso sí, como cuquilleros con algunos años con la jaula a cuestas, los que compartimos lo que sentimos y hacemos en esto del reclamo, sí podemos ofrecer una visión personal -nunca infalible- de lo que está ocurriendo hoy día y de cómo ha ido cambiando con el paso del tiempo la caza de la perdiz con reclamo macho en sus diferente apartados. Por consiguiente, que quede claro que con estas líneas y todas las ya plasmadas en este blog, durante ya algunos años, en ningún momento ha existido la más mínima idea de sentar cátedra, sino de exponer posiciones y opiniones, nada más.

 Debido a ello, en cualquier tema que se trate es positivo que haya quien esté en la línea de lo expuesto, porque coincida en los planteamientos y quien esté totalmente en contra, pues de eso es de lo que se trata, de compartir ideas y opiniones y aprender de quien tenga otras distintas. No hace falta decir que si todo fuera asentir, el aburrimiento sería insoportable.

Eso sí, como caza meramente tradicional que es la del reclamo de perdiz, muchas de nuestras formas de actuar son fiel copia de lo que en su día aprendimos de nuestros mayores y, por lo tanto, puede existir procederes no muy acertados y, sin lugar a dudas, existen posiciones o actuaciones mucho mejor que lo que yo opine o haga, pero a menudo y a sabiendas de que  no la tenemos todas consigo en una determinada cuestión, seguimos con ella erre que erre porque así lo vimos hacer a quien nos apadrinó en esto del reclamo y nos cuesta dar nuestro brazo a torcer. Además, la gran mayoría de las veces una actuación puntual no es ni mejor ni peor que otra, sino distinta y, por tal motivo, no podemos menospreciar lo que hace o dice otro y, mucho menos, con salidas de tono y de descrédito hacia quien obra o piensa distinto a mí, máxime cuando puede ocurrir que yo, que critico a otro, lo hago lo mismo o peor e, incluso, no tengo ni conocimientos ni experiencia práctica para tirar por tierra lo que otro opina o lleva a cabo.

Por tanto sirva para abrir la temporada 2019/20 esta reflexión personal de que nadie lo sabe todo y que muchas cosas son válidas aunque yo nos las comparta u obre de forma diferente. Por supuesto, el respeto y la tolerancia tienen que ser nuestro guía, pues nada más tenemos que leer comentarios en diferentes grupos de redes sociales para darnos cuenta que en este aspecto debemos mejorar muchísimo.

Además y para finalizar, para quien se sienta cuquillero, desde este momento ya debe estar en marcha el nuevo año pajaritero si quiere que sus reclamos estén en plena forma cuando se abra el periodo legal de caza allá por el próximo diciembre/enero, según zonas de nuestra geografía nacional. Queda mucho y largo trabajo a la “sombra”, pero es lo que hay, lo sabemos y lo aceptamos.

jueves, 7 de marzo de 2019

LOS RECEPTORES INALÁMBRICOS DE SONIDO EN EL RECLAMO


A nadie se le escapa que con el paso de los años se vayan  deteriorando muchos aspectos de nuestro físico, entre ellos, la audición. De esta manera no es de extrañar, que los que ya tenemos algunos abriles, e incluso muchos de los más jóvenes, a veces, nos cueste trabajo captar sonidos de poca intensidad, porque nuestros oídos no son capaces de percibir ondas sonoras de baja frecuencia. Así, muchos sonidos emitidos por diferentes animales, incluida nuestra perdiz roja, son inaudibles para el hombre y otros muchos solo pueden ser captados por quienes no tienen el menor problema auditivo.

En esta línea, si nos referimos a los diferentes cantos que emite nuestra perdiz roja, existen algunos de ellos que en determinados momentos son casi imperceptibles para el oído humano, dígase el cuchichío que emite el reclamo cuando las patirrojas camperas se acercan a donde él está atalayado. Circunstancia que no debería tener mayor importancia, pero que en realidad a la hora del disparo sí que la tiene, pues hacer esto último si el que está en el pulpitillo no está recibiendo de pico suele ser contraproducente y terminará con el paso del tiempo, si no obramos bien, por no cantar y ponerse que no cabe en la jaula en cuanto las barrunte. Tan es así que si el reclamo recibe de pluma, sin hacerlo con algún tipo de sonido característico del recibo, nuestro pájaro de jaula se acostumbrarán a lo fácil -las bulanas-, y cada día querrá que le matemos lo que entra en plaza, lo antes posible y en cuanto dé la cara. Si lo hacemos sin que haya "debate" y le abatimos la caza solamente recibiendo de pluma, aunque cuando están en su sazón entran de cualquier forma, las perdices camperas le costará una vida llegar a las inmediaciones del farolillo y, si seguimos tirándole solo con bulanas e hinchado como un globo de feria, terminarán por no entrar, pues el que está en el repostero las asustará más que atraerlas. Independientemente que pueda haber reclamos más fogosos que otros y eso no se puede reconducir.

Pues bien, para los que no estamos muy bien del oído, como ya he dicho antes, aunque haya ocasiones en que detectemos que nuestro reclamo está cantando suave porque mueve la gorguera o gola, viene muy bien el receptor inalámbrico de sonido, sea del tipo que sean, pues con él, sí captamos lo que emite el que está en el pulpitillo por muy bajo que lo haga. Huelga decir que es un trasto más que llevar al puesto, pero dada su importancia y aunque se pierdan unos minutos en su colocación, merece la pena, máxime en los primeros tiros que se le hagan a un determinado pájaro novel, pues de ellos va a depender muy mucho la futura forma de actuar del mismo. Ni que decir tiene que si desde el principio lo acostumbramos a que recibiendo solo de pluma no se le tira, terminará haciéndolo de pico y la patirroja de turno, si está medianamente en condiciones, terminará acercándose al repostero, como personalmente he podido comprobar en muchos casos. Eso sí, todo lo expuesto va enfocado a reclamos que pueden dar el avío, pues el que es un mochuelo, siempre lo seguirá siendo, pues huelga decir que este "artilugio", sirve para lo que sirve, pero nunca para hacer fenómenos.

Para finalizar, solo decir que como tantos y tantos adelantos tecnológicos, el que nos trae en el artículo, ya tratado en multitud de ocasiones en foros y escritos -incluso en este blog-, siempre tendrá sus adeptos y detractores y el que suscribe sólo da su opinión, pues después de no haberlo utilizado nunca, de unos años para acá sí lo hago y me va muy bien, pues se quiera o no, matar caza sin que nuestro pájaro de jaula “dialogue” con el del campo, como dice el refrán es “pan pa hoy y hambre pa mañana”, aunque haya veces que sigamos tirando cuando el recibo es de pluma. Por supuesto, de marcas y modelos, muchos por cierto, no tengo mucha idea. El que yo utilizo -foto siguiente-, que me va muy bien, es de los más simples y bastante barato: una sencilla radio digital para sintonizar la frecuencia y un emisor de FM.



domingo, 3 de marzo de 2019

TEMPORADA DE RECLAMO 2019. ÚLTIMA QUINCENA Y FINAL DE TEMPORADA


                                                                Panderón en los Montes de S. Benito

     
 Como temporada tras temporada y, últimamente más, los finales del periodo legal de caza con reclamo suelen ser malos, a no ser que el año se presente lluvioso, circunstancia que no se ha producido este año, sino todo los contrario. El campo, autóctono o de repoblación -si lo hay-, pasa olímpicamente del que está en la jara y éste último, tras días y días sin que se le acerquen las de monte empieza a estar cansado y, al igual, que ellas, anda bajo mínimo, pues ambas circunstancias suelen correr muy en paralelo. De esta manera, a los quince o veinte minutos sin oír -los fundamentales en esta modalidad-, cierran el pico y se ponen a tomar el sol o, si por el contrario, se les viene el campo a su alrededor, pero no le entra, lo habitual es que pechugazos a la jaula y botecito tras botecito sea lo normal del que está entre los alambres.

Y lo peor de la historia es que lo que ahora está ocurriendo lo sabemos de sobra, pero año tras año no nos damos cuenta que esta situación es una repetición de lo sucedido en la temporada anterior y en la anterior y en la anterior… Sin embargo, volvemos a caer en la desesperanza. Olvidamos, o no queremos autoconvecernos, que la caza de la perdiz con reclamo, en las fechas actuales, dura quince días, es decir, la primera quincena, pues las patirrojas que pueblan nuestros campos, muy degeneradas, al igual que las de repoblación aprenden rápido y con la ayuda de la mala climatología, no están por la labor de entablar pelea con el que está en el tanto o farolillo. Entran en plaza, si es que entran y poco más. Por lo que ya no es cuestión de números, es cuestión de llegar a casa contento de lo que nos ofrece nuestra afición cinegética y, desgraciadamente, tal circunstancia ocurre muy puntualmente.

En base a lo anteriormente expuesto solo decir que, aunque puede haber excepciones y quien opine lo contrario, en estas dos semanas finales, lo más positivo y reconfortante, aparte de echar un día de campo, son los buenos ratos de diálogo con los compañeros a mediodía en la comida, puesto que, como he apuntado, las patirrojas están fatal por la falta de lluvias y por su alarmante bajonazo que año tras año demuestran en sus comportamientos y, cómo no iba a ser menos, los reclamos, ya hartos de jaulazo tras jaulazo, empiezan a decir hasta aquí llegó. Y no es que esto sea una novedad, pero al no acordarnos de lo ocurrido en temporadas anteriores, de nuevo tropezamos en la misma piedra y lo pasamos mal al comprobar in situ la agonía en la que vive nuestra querida y maltratada afición cinegética. Y vuelvo a repetir: no es cuestión de hacer buenas perchas, sino de salir satisfechos de los puestos y participar en lances que transmitir a los más jóvenes. Eso sí, esto es lo que hay y si queremos seguir poniendo en práctica nuestra afición, debemos adaptarnos a lo que tenemos. No hay vuelta de hoja. Pensar en revivir otros tiempos es una auténtica quimera.

En lo referente al día a día decir que ya incluso cuesta trabajo el levantarse temprano para estar en el cazadero a buena hora, máxime si lo que en teoría sirve no se lleva al campo, pues ya está bien de hacerle pasar malos ratos. En dicha línea, la segunda división del jaulero ha demostrado el porqué de no estar en los primeros puestos y, como consecuencia de ellos, alguno ha pasado a otras manos, pues guardar lo que no sirve, como ya he repetido en multitud de ocasiones, es perder el tiempo y no dejar un hueco libre para que alguien lo sustituya. Solo Montija y un pollo que, en principio era dudoso su sexo, han cumplido. El resto…


Y como en esta vida todo cambia de hoy para mañana, el miércoles pasado a mediodía recibí una llamada de un amigo, Tomás Gómez,  invitándome a echar unos días de reclamo en una preciosa finca de la provincia de Toledo y ni me lo pensé. Tan es así que el jueves por la mañana estaba dando el puesto por aquellas tierras, al igual que el viernes y sábado. Sólo decir que al no estar el cazadero muy jauleado, pues no es el reclamo la base de su actividad cinegética, aunque el campo no estaba bueno y no llevaba lo mejor de mi jaulero, ha sido otro mundo y me ha servido para desechar tres reclamos por evidencias irrefutables y comprobar que otros dos que le había dado pocas oportunidades durante la temporada, Serrano y un pollo de granja han demostrado con dos lances preciosos cada uno, que se puede confiar en ellos. De hecho con el primero, compartí las acometidas de un precioso macho alrededor del reclamo, foto siguiente, que estuvo dando vueltas al farolillo muchísimo tiempo antes de dispararle.


Para finalizar, a partir de ahora, reflexionar sobre lo ocurrido en la temporada recién acabada, al menos para mí, darle las gracias a todos los compañeros por el inmejorable trato que me han dispensado en todo momento, ver donde hemos errado para ponerle solución a los detalles en los que no hemos estado a la altura de las circunstancias y esperar que el que mueve los hilos de la vida nos deje participar en la siguiente, aunque a partir de hoy, si queremos que nuestra parte cumpla, ya estamos en la próxima, pues no podemos dejar para cuarenta días antes lo que necesita estar encima los otros trescientos veinticinco restantes.