La caza de la perdiz con reclamo, como modalidad cinegética muy ancestral, siempre ha contado con verdaderos devotos y fieles y, muchos de ellos, han conseguido, con su talante personal y buenas prácticas cuquilleras, que tan señorial afición perdure en el tiempo para disfrute de las generaciones más jóvenes y las venideras.
El mundo rural, las poblaciones pequeñas y
fincas de las mismas, desde siempre fueron el "germen" de verdaderos apasionados
a esta noble forma de cazar a nuestra perdiz roja. De hecho, la abundante
literatura cuquillera española, pues los años de vida de una persona no dan
para ahondar in situ en las raíces de esta admirable afición, nos cita en diferentes tratados sobre la modalidad, una
serie de personajes que, con pequeñas variaciones de un autor a otro, se
repiten en todos los volúmenes perdigoneros. Así, el maestro, el cura, el juez
-si lo había- y el alcalde, más los dueños de fincas y otros personajes
lugareños importantes de cada zona, son actores principales en la
historia de esta emblemática modalidad de caza.
Pues bien, en casi
todas las obras pajariteras nos encontramos con el correspondiente maestro de
escuelas, D. Fulano, D. Mengano, D. Zutano…, siempre con el Don por
delante en señal del respeto máximo que, desde la antigüedad, ha acompañado a tan
insigne e ilustre profesión. Así, la relación del maestro con varios de los
“actores” de los citados han dado materia prima más que suficiente para innumerables
relatos y anécdotas sobre nuestra afición. Y como el maestro era un
verdadero referente en cualquier localidad, cosa que, desgraciadamente, en la
actualidad ya no ocurre, su más que respetable personalidad se trasladaba al
mundo del reclamo en muchos aspectos del día a día perdigonero, cuando esta
afición era vista como una actividad cinegética con mucha solera y con apego social. No hay que
olvidar que la docencia ha dado renombrados reclamistas, muchos de cuyos nombre
podría citar, pero por respeto y por lo innumerable de su lista, prefiero
referirme a ellos por su más que noble nombre de la profesión.
Por supuesto, no
faltan las “escenas costumbristas” del maestro rodeado de paisanos echando el
rato perdigonero en los bares, las barberías, en casa del herrero, en el salón de
casas particulares, en las chimeneas de los cortijos… En una palabra, el
maestro de escuela era un verdadero icono de esta tradicional y señorial
afición y a quien se le pedían consejos en muchos aspectos sobre los pájaros de
jaula. Además, no se puede olvidar que al maestro, por su cultura, no muy
abundante en muchos lugareños por aquel tiempo, se le solicitaba ayuda y
consejos para muchas situaciones personales y de cumplimentación de
documentación agraria/patrimonial para su entrega en diferentes organismos
locales y provinciales. Evidentemente, tal circunstancia terminaba con
relaciones de amistad con muchos vecinos de la localidad y, como no, tal particularidad desembocaba en permisos para cazar el reclamo en buenas fincas de la zona.
En esta línea, el ver
al maestro salir pitando de la escuela a las cinco de la tarde y circulando a
toda velocidad por calles, carreteras vecinales y caminos con su Vespa o Lambretta con
el reclamo entre las piernas y la escopeta enfundada a la espalda o amarrada a
la moto, era en muchos lugares una escena más que común. De hecho…, el “ahí
va D. José -por citar un nombre muy común-, a dar el puesto”
era la “comidilla” diaria de los vecinos que lo veían camino del colgadero.
Es más, no podemos
olvidar que la gran mayoría de las escuelas de hace sus buenos años formaban parte de
la vivienda del maestro, ya que había pocos centros públicos. Por lo tanto, y
lo digo porque lo he conocido, los niños, en los recreos de la mañana, ayudaban
al maestro en la alimentación y cuidado de sus reclamos. ¡Y había hasta filas y
listas para tales menesteres!
Para terminar, solo
decir que muchos docentes/maestros han participado activamente en numerosos
eventos relacionados con la caza del perdigón. Sirva como ejemplo la figura de
D. Pedro García Jiménez -gran aficionado cuquillero-, que ya a principios de
los años setenta, organizaba, en donde ejercía labores docentes, Albox
-Almería-, Ferias del Reclamo. Otros maestros nos han dejado de su puño y letra,
tratados sobre la caza de la perdiz con reclamo. Debido a ello, y en lo que yo
conozco, no quiero dejar en el tintero a quienes han publicado y compartido sus
propias vivencias, reflexiones y conocimientos cuquilleros en obras sobre nuestra modalidad de caza.
Así, de los que tengo noticias, aunque habrá más, vaya mi aplauso y consideración para
D. José Bustos Fernández -aunque ejerció de militar- por su obra La
perdiz y los reclamos para su caza. Para D. José Fernando Titos Alfaro por
sus obras: El Chepa, Aventuras, venturas de un reclamo de perdiz, El
mundo del reclamo y la caza de la perdiz hembra... Para D. Felipe Moreno
Delgado, autor de Celo y querencia. Para D. Manuel Romero Perea,
autor de La caza de la perdiz con reclamo y El Reclamo
de perdiz. Raíces de una caza milenaria. Para D. Avelino Ruiz
Calatrava, autor de Manco. Historia de un reclamo. Y por
último, para D. Vicente Hurtado Navarro, autor de la obra El reclamo.
Varias reflexiones y algunos sentimientos.
Además, sería injusto
si, entre los docente citados, dejara en el olvido a mi primo Manuel Jerónimo Lluch
Lluch, que nos dejó hace unos años y aunque no editó ningún
volumen sobre el reclamo, sus muchos artículos y relatos publicados en su
día en muchos medios de información, principalmente en la revista Trofeo
Caza, donde era asiduo colaborador, sirvieron para entretener al
lector y, de camino, apoyar a nuestra noble afición cinegética.
Ni que decir tiene que todos los citados, más otros muchos, que los habrá, pero no tengo información de ellos, han arrimado el hombro y aportado su granito de arena en pro de nuestra milenaria forma de cazar la perdiz roja española.
Muy buenas.
ResponderEliminarDebo decir, porque es de justicia, que entre el profesorado de Instituto, bachillerato, secundaria… también ha habido o hay muy buenos pajariteros que han publicado sobre la caza de la perdiz con reclamo. Y entre ellos, no puedo dejar en el tintero a D. Miguel Bulnes Cercas, autor de muchas obras sobre la afición cuquillera: “Con las capas largas”, “Garbanzo”, “Los pollos de la Redondilla”, “Las perdices del olivar”, “Un mágico sueño a lomos de una perdiz”… Por tanto vaya, por delante mi consideración y aplauso para Miguel.
Saludos.
Estimado José Antonio, veo que en esa contribuciòn literaria a la qie aludes te has olvidado de la tuya, de modo que déjame que yo, en justicia, la signifique. Pocos como tú defienden con pasiòn y respeto esta aficiòn que nos duele tanto. Tanto que hay ocasiones en las que no duele y entonces escribimos. Gracias.
ResponderEliminarMiguel Bulnes Cercas.
Hola maestro, muchas gracias por el esmero con que tratas siempre a nuestra admirada profesión, me parece estupenda esta intervención que viene a recordar cosas, valores, situaciones sociales, que no deberían caer nunca en el olvido.
ResponderEliminarVicente Hurtado Navarro.
B tardes.
ResponderEliminarGracias a Miguel Bulnes y a Vicente Hurtado por sus palabras hacia mí, pero solo decirle que lo único que busco es compartir lo poco que sé sobre la afición, mis vivencias y mis pensamientos. A estas edades no se busca mucho más. Ya hemos "toreado" en casi todas las plazas, pero hay que seguir arrimando el hombro.
Saludos.
Un relato bonito y muy cierto.
ResponderEliminarLo primero que tengo que decirte amigo José Antonio es que sigues en tu línea de humildad, ya que tú también has aportado mucho a esta afición, con tus dos grandes libros CON LA JAULA A CUESTAS Y HISTORIAS DESDE EL COLGADERO. Además de tu blogs y no mencionas nada de lo tuyo.
Al leer este relato se me ha venido ala cabeza cuando yo tenía 8 u 9 años me pasaron al colegio del pueblo y estuve en tercero de E G B con el maestro D. Diego Molina Cabrera
“ ya fallecido 🙏”
A él le encantaba el reclamo, siempre tuvo buenos pájaros, y a mí me llevaba siempre al medio día a su casa para ayudarle a arreglar los pájaros, también aprovechaba ya y comía con él en su casa.
Algunas veces pienso que eso también me ayudó a coger afición a esta modalidad. Recuerdo una frase que él me decía siempre.
Tocayo tú vas a ser ingeniero 🤦♂️ ahí se equivocó🤷♂️😂😂
Un saludo a todos los seguidores de este blogs.
Diego Rama Ruiz
A ver Diego.
ResponderEliminarNo debo ser yo quien cuente mis batallitas, aunque tengo claro, porque es irrefutable que he colaborado, siendo maestro escuela, en muchos aspectos relacionados con el reclamo, como puede ser el BIC, aparte de los libros y el blog, como tu dices.
De todas formas, muchas gracias, pero se te olvidado "Historias desde el cogadero", mi vida cuquillera hasta la aparición de "Chimenea", mi mejor reclamo sin la menor duda.
Saludos.
Mi querido amigo José Antonio.
ResponderEliminarComo maestro de escuela, no sé qué decirte, porque como es lógico no me diste clases, pero estoy seguro de que fuiste estupendo, como en todo lo tuyo que conozco: buen compañero y amigo, que te desvives por ayudar en todo y a todos, en lo que está en tus manos y más!!!.
Yo soy tambien maestro en la enseñanza secundaria (ya jubilado), y desde que tenía uso de razón, recuerdo que salía con mi padre a cazar la jaula.Él con el reclamo cubierto con su sayuela y sujeto a sus espaldas con unas correas y la escopeta del calibre 28 doblada debajo del brazo.
Yo, con mis pantalones cortos, un saquito verdoso y unos zapatos viejos...y andando desde el pueblo (no teniamos ningún vehículo de motor), saliamos por la mañana antes de que se viera (al alba),o después de almorzar si era al puesto de tarde,para después de andar unos kilómetros, llegar al puesto que ya teníamos hecho con anterioridad,con las mismas ramas de la bajera del olivo donde nos meteríamos, después de reformar siempre algunos desperfectos en la tronera y otros.
Había más pájaros que hoy día.Me refiero a la raza autóctona pura (alectoris rufa).No existían granjas de cría y aunque como he dicho, había bastantes perdices,recuerdo que mi padre tiraba solamente dos o tres.Las que entraban a la pelea con la jaula y si esta las recibía de la forma correcta.Me decía:por hoy ya está bien, tenemos que dejar para otro día...y para casita de vuelta.
Bueno José Antonio, te envío un fuerte abrazo.
Martín Montero Fdez
Gracias, pero solo era un maestro normal que trataba de enseñar lo que sabía de la mejor manera. Ayudaba entonces y siempre he tratado de hacerlo.
EliminarÁnimo y "palante" siempre.
Muy buenas.
ResponderEliminarDe nuevo y van tropecientas veces, tengo que decir que con Anónimo sin nombre, no se publica, aunque sea para ponerme en un altar.
Por tanto, enviar comentarios desde el email, seguidor o wassap.
Creo que no es muy complicado.
Saludos.