Muchas veces, al echarle un vistazo a videos
grabados por aficionados al reclamo o empresas y programas televisivos dedicados a lances
de caza, donde los pajariteros que han participado en el mismo, una vez acabado
el puesto, suelen enseñarle las patirrojas abatidas al pájaro que han
tenido en el pulpitillo o llevar el pájaro a las mismas, no entiendo cómo se emiten escenas donde el que está
en la jaula pasa del tema y, por lo tanto, brega, cabecea, incluso salta
porque, simplemente y llanamente, a él no le gusta lo que le hace su dueño.
Es
decir, al perdigonero que le están grabando el video, en un auténtico
despropósito -segun mi opinión-, lleva a cabo tal proceder, cuando debería saber, porque debería conocer a los componentes de su jaulero, que a tal o cual reclamo no le hace
gracia que le acerquen, las perdices a las que se le ha disparado. Consiguientemente,
por el bien de la modalidad y por la calidad e interés del video, nunca se debería
emitir la parte de este, en donde se muestra al reclamo inquieto, alambreando
y cabeceando o copeando.
Y es que, aunque a todos los cuquilleros nos gusta que nuestro pájaro, al ofrecerle lo que suponemos que para él es su trofeo de ganador y lo demuestra curicheando, embolándose, picoteando las cuerdecillas del suelo…, debemos tener claro que, a veces, tal proceder, puede estropear más que beneficiar, porque lo que pensamos que es bueno para ellos no es así. Por lo tanto, al reclamo que, tras dos o tres veces y, con mucho cuidado y lentitud al principio, le acercamos a la jaula la caza abatida y no le hace fiestas que esperamos, no debemos abusar más y no seguir con tal ritual. De hecho, perdigones de muy primerísimo nivel no le va el tener cerca lo que se le ha matado, actitud que, en muchos casos, no suelen cambiar en toda su vida como reclamo. Y lo digo con rotundidad, porque lo he comprobado con algunos componentes de mi jaulero en el devenir de los años. Por tanto, puedo afirmar con rotundidad que quien hoy no quiere piezas abatidas en su cercanía, mañana…, tampoco las querrá.
En resumidas cuentas, aun respetando todos las actuaciones de compañeros, debo decir, bajo mi punto de vista, que no caigamos repetidamente
en el error de echar mano de ritos ancestrales, que en su día vimos en
ascendientes o amigos, como pueden ser el mostrarle a algunos de nuestros pájaros de jaula lo que
no les gusta. Por tanto, siempre debemos
tenerlo en cuenta en nuestro proceder.
Y como siempre, “Doctores tiene la Iglesia”. Yo ya he dado mi homilía.
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NOTA. Recuerdo que no se publicarán comentarios que sean anónimos, si no llevan la identificación de quien lo comenta.
Buenos días Jose Antonio cómo bien dices, aúnque nuestro pájaro sea bueno si no quiere ver la perdiz muerta es mejor no mostrárselo, con esa forma de proceder sólo conseguimos estresarlo y que no sé sienta agusto en el pulpitillo, si después de abatir un buen macho con un buen trabajo no ló quiere ver de cerca mejor no insistí.
ResponderEliminarComo se ha dicho antes hay pájaros que les gusta y otros que no. Yo no soy muy partidario puesto que con ello lo que se les puede es enseñar a pelear. En ningún caso lo hago con un pájaro en los primeros tiros. Lo que si hago es acercarme muy despacio, hablándole un rato y ponerle la sayuela. Cuando ya tiene varios tiros me acerco y tras coger el abatido lo tengo en la mano sin acercarme en demasía y lo guardo.
ResponderEliminarSi el pájaro está ya muy hecho normalmente no le pasa nada.
Pero cada uno tiene sus costumbres y son totalmente respetables.
Antonio Gutierrez Montes
Gracias a los dos por vuestros comentarios.
ResponderEliminarNo es fácil nada del reclamo y esto tampoco. Hay pájaros que sí y otros que no, aunque siempre es mejor llevar la jaula a donde están los abatidos que acercar la caza a la jaula.
Lo de hablando al reclamo y despacio da resultados con algunos, no siempre, pues hay reclamos que se mueren y alambrean cuando le acercamos los que le hemos tirado.
Cada reclamo un mundo y cada pajaritero, otro.
Saludos.
Y vuelvo a repetir. Nombre y apellidos para publicar, aunque sea desde Anónimo.
ResponderEliminarAl hilo de lo anterior, es una pena que se sigan mandando comentarios sin nombrar a la persona que los hace. Es más, algunos aportan cosas interesantes, pero por respeto a lo indicado desde siempre, ahí se quedarán sin publicar.
ResponderEliminarSaludos y PONGAN SU NOMBRE EN LOS COMENTARIOS.
B Tardes.
ResponderEliminarA mis setenta y dos años y empecé a cazar el reclamo con doce, acompañando a mi padre, he visto tres líneas de pájaros.
1.- Pájaros criados en casa de huevos o pollitos cogidos en el campo. De estos salían en mi pueblo, Hinojos, o alrededores uno o dos al año, no más. Se hacían famosos y siempre acababan en manos de los “mismos”. Aunque, a veces, te llevabas todo el año probando reclamos y no había ninguno que valiera la pena.
2.- Luego vivieron las granjas, de Cuenca los primeros, se le pegaban tiritos y si no valían, otro y todo el mundo empezó a decir “mi pájro bueno”.
3.- Luego llegaron los pájaros de granja y repoblación “a manta”. El resultado…, todos los sabemos,
Lo importante, como tú dices, “un huevo, un pájaro.
Un saludo.
Manuel Somoza Ortega