![]() |
Pajaritero con el reclamo y bártulos a cuestas |
Es obvio que,
aunque ya suene a muy manido, nuestra perdiz roja de hoy en poco o nada se
parece a la de hace unas décadas. Ha cambiado por completo sus hábitos para amoldarse
a las grandes alteraciones que se han ido produciendo en la agricultura, ganadería, desarrollo rural, industrias, meteorología…
Por consiguiente, si nuestra perdiz
salvaje ha ido sufriendo una mutación en cuanto a conductas y costumbres, se
supone que sus congéneres, los pájaros de jaula, también deben haber ido
cambiando y, máxime, los de procedencia montesina.
Pues bien, el que suscribe, con
bastantes años con la jaula a cuestas por esos mundos de Dios, ha ido
comprobando que es así. Debido a ello, nuestros reclamos, nos guste o no, hoy
ya no son tampoco lo que eran. No es cuestión de ser más buenos o más malos,
sino diferentes. Y puestos a concretar, una de esas diferencias, al menos según
mi opinión, es su comportamientos cuando van enfundados, a las espaldas del
cuquillero, camino del cazadero. Hace años, cuando nos dirigíamos, cargados con
todos los trebejos, rumbo al lugar que habíamos elegido para dar el puesto,
muchas de las veces, nuestro reclamo iba cantando continuamenteo, al menos, lo
hacía cuando escuchaba el clásico pichó, pichó, pichó… de una pareja de
perdices que se arrancaba de vuelo a nuestro paso. Hoy día, al menos, en mi
caso, eso no ocurre. No sé qué sucederá con los demás compañeros/as, pero yo,
hace años que no escucho cantar un reclamo a la espalda. ¿El por qué? Pues la
verdad, para ser sincero, tengo que decir no sabría decir este cambio a qué
razón o circunstancia obedece.
Creo que no es cuestión de más o menos
celo en nuestros pájaros de jaula, porque las condiciones, siempre hablando por
propia experiencia, no ha variado en lo referente a mí: siguen teniendo el
mismo habitáculo por estancia, más o menos la misma comida, el soleo sigue
siendo igual, utilizo las mismas golosinas, mudan por las mismas fechas y en
los mismos cajones… Lo único que van cambiando son los reclamos. Ni peores, ni
mejores, solo diferentes. Pero, cuando van a la espalda, cosa que sigo llevando
a cabo, porque me gusta ir andando hasta el cazadero, no abren el pico.
Recuerdo que el último pájaro que me
cantaba a la espalda o cuando estaba situado en el suelo, mientras yo colocaba
el portátil y arreglaba un poco la plaza, fue D. Benito y falleció hace siete años. Después ninguno más. Y en
este periodo de tiempo han llegado a mis manos Chimenea y algún que otro buen reclamo, tanto montesino como criado en cuatividad.
Pero ya no solo eso, sino que como
otra curiosidad, cuando van en el coche, desde casa hasta el coto, muy pocas
veces, por no decir casi ninguna, se les oye su música. Tal vez cuando llega un
nuevo inquilino al jaulero, pero poco más.
Esta circunstancia debe responder al alguna
causa que yo, desgraciadamente, no sé decir cuál es el motivo. Por tanto,
espero que alguien que se le haya pasado esta curiosa situación por la cabeza y
que sepa a qué se debe, nos saque de dudas. Aunque también pudiera suceder que
yo sea el único al que le ocurre esto, situación que no le acontece a otros
compañeros/as que siguen teniendo reclamos de esos llamados campo campo..