lunes, 28 de octubre de 2024

PROBLEMÁTICA DEL CONEJO DE MONTE EN HUELVA


Dos imágenes de cuando había y se cazaban conejos de monte en La Dehesa de Enmedio

El tema del conejo monte ya fue tratado en este blog en diciembre de dos mil diecinueva. Cinco años después, en Huelva, excepto en muy contados lugares, seguimos en las mismas, pues no hay un conejo por ningún sitio.

--- oo O oo ---

Para comenzar, decir que nuestro simpático conejo de monte, el que llenaba las mochilas de los cazadores hace unos años, ha desaparecido en bastantes zonas de nuestro país en donde antes abundaba, y que en dichos lugares llegaba a considerarse, auténtica plaga. De hecho, siempre ha habido tantos, que los fenicios llamaron a España I-Shphanim, tierra de conejos. Ni que decir tiene que, muchos siglos después, enfermedades como la mixomatosis primero y a partir de mil novecientos ochenta y ocho, la hemorrágica (EHV), la destrucción de sus hábitat a causa de los cambios en la agricultura tradicional, más el uso herbicidas, pesticidas, insecticidas… y, cómo no, el cambio climático y el desmesurado aumento de sus depredadores, han ido minando sus poblaciones, hasta llegar, en algunos puntos de nuestra geografía nacional, a estar bajo mínimos. Pero aun así, con todas las problemáticas citadas, algunos quedan, en bastantes sitios.

En esta línea, hablando con amigos y conocidos de las diferentes provincias andaluzas, que es lo nuestro, se puede confirmar lo anteriormente expuesto. No los hay, excepto casos muy puntuales, en forma epidemia, pero sí sigue habiéndolos en casi todos los parajes. Sin embargo, algo debe ocurrir en la gran mayoría de los terrenos onubenses, pues no es normal que, desde unos años antes del comienzo de este milenio, pues la EHV tardó unos años en llegar a Huelva, lo que antes era salir al campo y tener que cortar la jornada cinegética poco después, porque ya había bastantes conejos a repartir, se ha transformado en ver algún que otro ejemplar a primeros de cada año y, a partir de ahí, esfumarse por completo. Es decir, como si se los hubiera tragado la tierra, cuando hace unos temporadas en muchas propiedades, sin abusar, se le mataban muchos cientos de conejos. Por citar un ejemplo, Los Millares, finca de Villanueva de los Castillejos, donde anualmente se llegaba a los cincuenta mil, hoy…, casi ni se cazan.

Es más, en todo el Andévalo, madre del conejo y otras especies de caza menor, suponían un verdadero problema, pues a las repoblaciones de encinas/alcornoque, siembras de cereal, leguminosas girasol y huertas, le daban unos palos espectaculares.

Sobre el tema, apuntar a nivel personal que, desde el año mil novecientos ochenta y cinco, estoy cazando por diferentes acotados andevaleños y puedo certificar que, en estos casi cuarenta años, la situación ha cambiado por completo. Si, sobre los años noventa, cuando llegabas al coto por la mañana para echar una jornada cinegética, siempre llevabas algún que otro ejemplar que habías conseguido en la carretera, hoy día, terminas el día de caza y ni verlos. Así, en la finca que gestiono desde hace veinticinco años, La Dehesa de Enmedio, de Puebla de Guzmán, si durante unas temporadas, cuando la enfermedad vírica (EHV) ya había hecho sus estragos por muchos puntos de la geografía provincial, se le mataban algunos cientos de conejos, hoy día, cero patatero. Simple y llanamente porque, los muy poquísimos que hay, ni se ven. Sin embargo, el día a día de la finca no ha cambiado mucho en cuanto a la cuestión agrícola, ni ganadera, a no ser que, en la actualidad, se siembra mucho más que hace unos años y, curiosamente, con semillas del terreno sin tratar y abono no químico, solo estiércol de ovejas y de granjas de pavos. Sin embargo, y aquí está la madre del cordero, si hace dos décadas había un jabalí tal cual, hoy los hay por piara. Igualmente, si en aquellos entonces solo estaba la pareja de cigüeñas  de la torre de la iglesia del pueblo, hoy, hay un nido en cada poste del tendido eléctrico. Y encima, se establecen allí desde principios de noviembre, cuando antes, como dice el refrán “por San Blas, la cigüeña verás”, es decir, el cuatro de febrero. Por lo que, entre una fecha y otra, son tres meses de depredación campando a sus anchas. Luego, en epoca de anidación y cría, arrasan con todo, incluso con otras especies protegidas, dígase sisones, alcaravanes, chotacabras, calandrias, lagartos y lagartijas, culebras, salamandras... 

Y lo mismo que ocurre en La Dehesa de Enmedio, sucede en casi toda la provincia. Así, aunque la reproducción del conejo, es espectacular -cuatro a seis partos al año con una media de cuatro crías y madurez sexual a los seis meses-, la depredación la supera. En otras palabras, hay muchísimas más mortandad que nacimientos. Consiguientemente, las poblaciones de conejos no llegan a estabilizarse, pues entre las dos enfermedades citadas, el zorro, el jabalí, el meloncillo, la cigüeña… no levantan cabeza. Y no la levantan, porque no hay el mismo número de depredadores en tierras de labor y olivares que es donde estos abundan en otras zonas andaluzas, que en terrenos de monte bajo que es lo normal del paisaje onubense. Tan es así que, las pocas fincas que tienen conejos en la provincia, que se pueden contar con los dedos de una mano, son propiedades que llevan a cabo, por intereses diversos, un control de depredadores máximo, circunstancia que la mayoría de los acotados no pueden llevar a cabo, porque no pueden, por muchos motivos, permitírselo. Igualmente, en los terrenos anexos a fábricas y polo químico de la capital los hay en cantidades, porque quitando algunas colonias de gatos domésticos, no hay depredadores. Igualmente, ocurre en determinado enclaves cercanos a marismas y riberas dedicados a las siembras de fresas, arándanos, frambuesas, calabazas, melones y sandías… Tan es así que, cosa impensable en otros terrenos, dan permiso de descastes por daños.

Para finalizar, solo decir que en Huelva corren muchos bulos sobre el tema: la falta de vías férreas, el lince, los mosquitos…, pero eso correspondería al programa televisivo IV Milenio. La realidad es que, aunque suene a chiste, en un corral no pueden convivir conejos y alimañas, máxime cuando los conejos nunca se comen a sus depredadores. “Elemental querido Watson”.

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 Como complemento al artículo, decir que, desde que se abrió la veda del conejo con perros esta temporada, once de agosto, en La Dehesa, la finca que gestiono, no habíamos salido a cazarlos hasta el pasado sábado que echamos un rato para ver cómo estaba la cosa, no perder la costumbre cinegética y charlar un poco entre amigos. El resultado de la jornada, con once escopetas, fue cero conejos, simple y llanamente porque, otra temporada más, no los hay. Y eso que se  sembraron en noviembre pasado cerca de cien hectáreas de trigo duro. Y al no haber conejos -elemento fundamental en la alimentación de los carnívoros silvestres-, en esta propiedad y en otras muchas de la provincia, las miras de los depredadores se ponen, aunque sea más difícil echarle mano, en la perdiz roja y, además, en la liebre, pues no se no olvide que este personal come todos los días.

Y, como siempre, “Doctores tiene la Iglesia”. Yo…, por mi parte, ya he dado mi “homilía”.

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PD. Para finalizar decir que, si se escriben comentarios al artículo desde el apartado de Anónimo, pongan al final del texto escrito nombre y apellidos. Si no es así, aunque a veces sea una pena por su aportación, no se publicará lo expuesto.


2 comentarios:

  1. Querido José Antonio, he leído tu artículo sobre la inexistencia de conejos en Huelva, y como cualquier cazador onubense tengo que darte la razón, pero haría dos aclaraciones: la primera es que desde la llegada de la neumonía quedaban tan pocos conejos que por mucho que se esforzaran en reproducirse, nunca podían llenar el campo, porque los pocos que nacían eran devorados por los muchos predadores. El que se libraba de colmillos y garras a lo mejor moría porque pillaba la mixomatosis o la neumonía, que siguen en el campo. De este modo con tan pocos conejos es imposible la recuperación. La única forma de romper esta dinámica es hacer una fuerte repoblación y sucesivas, controlando al mismo tiempo predadores y mejorando el hábitat . Por otro lado la perdiz es mucho más sensible a la predacion que el conejo. La perdiz está indefensa desde que es huevo hasta que es prácticamente adulta y puede volar, o sea más o menos desde mayo hasta bien entrado el verano. Conozco una finca emblemática que tenía mucha perdiz y conejo y después de varios años, perdiz y conejo han descendido mucho, pero el conejo, quizá al tener más defensa en sus cuevas, aguanta más.
    Saludos.
    José Ignacio Ñudi Mariañas.

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  2. Muy buenos días y gracias a mi buen amigo Ignacio por entrar en el blog y comentar.

    Como dices, lo que queda es repoblar y gestionar los depredadores, pues por si solo el conejo no se recupera, al menos por ahora. Lo que pasa es que ni así, excepto estando todo el día en el campo, la cosa marcha, pues ya hemos probado muchas opciones.

    Veremenos a ver que pasa. Seguiremos luchando.

    Saludos.

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