sábado, 31 de marzo de 2012

¡YA ERA HORA!


            Ya era hora de que el tiempo, esa maldita pesadilla para los agricultores y algunos más, nos diera una alegría. No es para menos, ya que por estos lares, aparte de dos "meás de gato", no llueve de verdad desde el día 22 de noviembre. Es decir, más de cuatro meses, y tal circunstancia es una auténtica barbaridad. Así,  pantanos pequeños de las fincas, pastos, sementeras, fruta invernal, ganado ... y, muy importante, la propia salud humana se han resentido de lo lindo.

            Con estas aguas, aunque harán falta muchas más, todo se remediará un poco. Son tardías las lluvias, pero menos es nada. Por consiguiente, nuestra fauna salvaje y, en especial, nuestra querida perdiz -ahora sí en época de reproducción- se verá muy beneficiada por estos benditos chubascos.

            Pero, como nunca llueve a gusto de todos/as, los amantes de la Semana Santa deben estar que echan chispas. Y debe ser así, puesto que, si se cumplen los pronósticos meteorológicos, estos próximos días estarán pasado por agua y, para un cofrade, el hablarle de lluvia para esa época es como hablarle del demonio.


Las dos primeras  son imágenes tomadas ayer a las 11,30 y a las 16 horas  en dos lugares diferentes de Huelva. En ambas se aprecia el plomizo del cielo, señal inéquivoca del agua que en esos momentos estaba cayendo sobre la capital onubense. La tercera es de esta mañana y en ella se puede ver cómo ha quedado el terreno después del agua caída.




miércoles, 28 de marzo de 2012

MOMENTO CRUCIAL EN MI VIDA.



             Este mañana, sobre la nueve y cuarto, me encontraba, como se puede apreciar en las imágenes, en el Registro de la Delegación Provincial de Educación de Huelva, presentando la documentación correspondiente para la solicitud de mi próxima jubilación. Circunstancia que tendrá lugar, Dios mediante, el próximo treinta de junio del año en curso.
            Para dicha fecha, en las localidades de Gibraleón, Palos de la Frontera y Huelva capital, habré dedicado treinta siete años de mi vida a la docencia y a la educación de muchos centenares de jóvenes y, honradamente, creo que es mucho tiempo para cómo está la vida y que, por consiguiente,  ya está bien la cosa. Aunque no me arrepiento de lo que todavía soy, un docente convencido y muy enamorado de mi profesión, sí debo decir que los últimos años han sido duros, porque, nos guste o no, la sociedad ha sufrido un cambio brutal y, en general, salvo excepciones que también hay que decirlo, la educación y la enseñanza no han estado entre las principales prioridades de una población que perdido muchos valores que antes les acompañaban. Aun así, tengo que dar las gracias a muchísimas familias que han valorado positivamente mi trabajo y me han hecho menos difícil tan complicada profesión y sentirme como un verdadero convencido de mi trabajo diario. Igualmente, vaya por adelantado mi agradecimiento a los muchos compañeros/as con los que he compartido, día a día, la siempre complicada tarea de la enseñanza. No se me puede olvidar  mi familia, ya que siempre ha estado a mi lado en los momentos difíciles.
            Ahora, sólo me queda pedir, a quien mueve los hilos de la vida, que me respete la mía durante unos buenos años. Al menos, ese es el sueño de todo recién jubilado y, el mío, tuviera que ver, no iba a ser menos.
            Si así ocurre, como espero, tengo tantas cosas entre manos que será difícil que me aburra, puesto que, aparte de mis reclamos y del blog, a los que dedicaré más tiempo, amigos, campo, trabajos artesanales de cuero, carpintería, fotografía, pintura –la dejé hace seis años por un problema importante que surgió en mi vida-, recolección de setas y, por supuesto, la familia -tengo una maravillosa nieta con año y medio- son algunos de los “capítulos” en los que emplearé mi “tiempo libre”.
            Mis amigos y compañeros jubilados me dicen que, una vez que se pasa a tal situación, no hay tiempo “pa na”, pero no me lo creo o, por lo menos, yo sí lo tendré para muchas cosas que forman parte de mi propia vida.

jueves, 22 de marzo de 2012

NUESTRAS PROMESAS INCUMPLIDAS.


            Aunque tenía pocos años por aquellos entonces, recuerdo perfectamente cómo mi abuelo Vicente decía todos los años al acabar cada temporada:
            - “Para el año que viene no quiero más pájaros. Con lo que hay tengo bastante”.
            Era obvia tal aseveración. Facultades, Reverte, Belmonte, Curro… eran “espadas que no necesitaban sobresalientes".
            Sin embargo, en cuanto llegaba el otoño, contradiciendo sus propias palabras, siempre llegaban dos o tres pollos a su jaulero.
            -Niño no “pue sé”, es nuestro sino. Decimos que no, pero en cuanto refresca el tiempo, se nos vuelven a llenar los ojos de pollos y, hasta que no los consigamos, no descansamos  –decía el abuelo.
            Ha pasado ya mucho tiempo desde entonces y, su nieto, el que suscribe, al igual que él y como la inmensa mayoría de los cuquilleros hacemos, justamente, lo que el abuelo Vicente hacía 45 ó 50 años atrás: llegado el otoño, pollos van y pollos vienen
            ¿Por qué actuaba él entonces y nosotros ahora así, cuando, muchas temporadas, adquirimos pollos a sabiendas que no vamos a tener tiempo para dedicárselo y, además, estamos bien surtido, la mayoría de las veces, con los que hay en nuestro jaulero?
            Opiniones sobre el tema las habrá para todos los gustos, pero, dándole vueltas a las muchas posibilidades que pasan por el “tejao” de los aficionados, entre los que me encuentro, creo que una de las de más peso, sino la que más, es la siguiente:
            Cuando los últimos rigores estivales empiezan a dejar paso a los fresquillos otoñales, las primeras aguas “tiñen” el ambiente de ese maravilloso aroma a pasto húmedo que solo conocen los que están cerca de la naturaleza y los amaneceres comienzan a llenarse de los cantos, muchas veces inseguros, de los ya igualones, a los cuquilleros nos cambia el semblante y, casi sin darnos cuenta, tiramos por tierra las mil veces repetidas promesas de: “este año no quiero pollos”. Está claro que, en aquellos precisos momentos, la posibilidad de dar con “el mirlo blanco” empieza a revolotear por nuestras cabezas.
            Es a partir de ese momento, cuando no descansaremos hasta que,  nuestro jaulero, como siempre ha ocurrido en años anteriores, reciba varios pollancos.
            Luego, una vez en nuestras manos, la historia de siempre se volverá a repetir, puesto que, la ilusión volverá a hacernos tropezar en la misma piedra en la que ya hemos caído otras veces. Así, visitas y más visitas al jaulero, para ver in situ a los noveles, será el pan nuestro de cada día. Incluso, soñaremos despiertos con que, “Fulanito”, pollo de tal o cual sitio será, dentro de poco, lo que andábamos buscando desde hacía muchísimos años. Por supuesto, una vez “despiertos”, el tiempo, con casi toda seguridad, nos bajará de la nube en la que nos hemos instalado ante las mil monerías con las que que nos suelen regalar a diario uno o varios de los recién llegados.
Para finalizar, tengo que decir que la ansiedad que año tras año nos invade, y que no nos abandonará hasta que uno o varios pájaros del año no lo veamos entre nuestros reclamos, no es, ni más ni menos, que una vivencia ilusionante que forma parte de la idiosincrasia del colectivo jaulero. Necesitamos “savia” nueva, porque es la forma que tenemos de perpetuar en el tiempo nuestros sentimientos hacia una mágica y embrujadora modalidad de caza que, mucho más que ello, es casi una forma de vida, y ésta, sin ilusión, como bien sabemos todos, se hace muy cuesta arriba.

PD. Yo, por lo pronto, ando haciendo gestiones para conseguir algún pollitranco para la temporada venidera. En este caso lo hago porque, mi jaulero, de unos años a esta parte, no está muy boyante de material que digamos. Posiblemente, si lo estuviera, también haría lo mismo. Es más, si no queremos nuevo material, lo mejor es estar bien lejos de ellos, puesto que, si lo tenemos al alcance, más bien pronto que tarde, picaremos.

jueves, 15 de marzo de 2012

CUIDADOS Y ALIMENTACIÓN DE NUESTROS RECLAMOS. SEGUNDA PARTE.


        Hace algún tiempo, ya colgué un artículo sobre este tema, pero, ahora, completo dicho escrito con algunas puntualizaciones y modificaciones a la primera parte. Ni que decir tiene que, durante el tiempo que permanezcan en los cajones nuestros reclamos, la tierra se les cambiará cuantas veces sea necesario y que, un buen baño de agua, de vez en cuando, les viene de maravilla para calmar el inmenso calor que pasan los perdigones en tan pequeños receptáculos. Por último, sólo decir que, para los parásitos internos, utilizo Ripercol, pero como en otras tantas cosas, en el mercado hay varias marcas para dichos menesteres. Es obvio, que una muda a la intemperie siempre será mejor que en habitáculos cerrados, la facilitará  y el pájaro, prácticamente, no perderá el color. Igualmente, el soleo moderado en los meses "postmuda" será la gota que colme el vaso de una buena preparación de nuestros reclamos para la temporada cinegética que se les avecina. También es muy positivo darles tierra a los reclamos, de vez en cuando, en el tiempo que no estén en los cajones de muda.

           De todas formas, con estas líneas, no trato de convencer a nadie, ni lo mío es palabra de rey. Pero lo que yo hago, fruto de una experiencia de muchos años, es esto. Tampoco  intento hacer demagogia jaulera, sino, simplemente, enumerar una serie de principios básicos y de sentido común que, además, debe conocer cualquier aficionado a esta "locura". Habrá planteamientos mucho mejores y, además, me alegro por los que los lleven a cabo, pero estos son los míos y, los doy a conocer, por si a alguien les interesa. Sobre algunos puntos del siguiente cuadro se podría escribir un solo artículo, pero, se haría larguísimo. Así que esto es lo que hay.

            Este podría ser el cuadro resumen de los cuidados de nuestros reclamos, durante todo el año.


1.- A diario, mezcla de pienso BIONA mantenimiento y trigo en proporción 4 a 1. En cuanto empiecen a  soltar plumas -sobre mayo- y, hasta mediados de septiembre, Biona alta energía para mejorar la pérdida de nutrientes y la debilidad que acompaña a un ave en el cambio de su plumaje.
2.- Desde mediados de marzo al otoño, guisantes congelados en días alternos, ya que no es fácil conseguir verdura fresca en estas fechas, al menos en la capital. Si se tiene verde a mano, nos olvidamos de los guisantes.
3.- Desde noviembre a marzo, un día bellota y, el otro, el verde que cada uno estime oportuno.
4.- Desde mayo hasta septiembre, todos los cinco días primeros de mes, vitaminas con aminoácidos para favorecer el cambio de plumas y superar las carencias vitamínicas que produce el "pelecho".
5.- Recortar todas las remeras que queden en las alas en abril para ver la muda en el otoño siguiente. El que se las recorte todas a sus reclamos, una vez sacado de los pelecheros, no le hace falta.
6.- Si, sobre mediados de septiembre, a un pájaro se le ve que no muda bien, se le administrarán cápsulas de aceite de bacalao -lo hay en cápsulas para palomas- que, al ser muy ricas en proteínas, ayudan a soltar las plumas que quedan del año anterior.
7.- Revisar las remeras a mediados de octubre por si no ha mudado alguna. Si así fuere, se les arrancan tirándole con unos alicates adecuados.
8.- Meter los reclamos en los cajones de muda a  mediados de mayo y sacarlos a mediados de octubre. Tal cosa se puede comenzar a primeros de abril, pero yo lo hago sobre la fecha señalada, porque es cuando me voy a Punta Umbría, lugar donde los pelecho.
9.- Desparasitarlos internamente y externamente al meterlos y sacarlos de los cajones de muda.
10.- En abril/junio tratar las estancias de los reclamos -jaulas, casilleros..- con gas-oil/Biocare -también se puede ulilizar en pulverizaciones sobre los reclamos- u otro insecticida para tal fin  y los reclamos con Frontline -insecticida para perros- o Pulmosan, poniéndoles unas gotas en la piel del cuello. Si se ven ácaros hay que repetir la operación cada tres semanas que es ciclo de reprodución de estos parásitos. 

miércoles, 14 de marzo de 2012

FÉLIX RODRÍGUEZ DE LA FUENTE: XXXII ANIVERSARIO DE SU MUERTE.




            En el día de hoy, se cumple la friolera cantidad de treinta y dos años de la trágica desaparición de este gran personaje español. Naturalista y amante de los animales por excelencia, Félix Samuel Rodríguez de la Fuente, nace en Poza de la Sal –Burgos- el 14 de marzo de 1928 y muere en Alaska el 14 de marzo de 1980, cuando contaba, justamente, cincuenta y dos años.
            Los primeros años de su vida, con España envuelta en cientos de problemas políticos y la Guerra Civil después, es educado por su padre Samuel Rodríguez -notario de profesión-, por lo que al no tener que salir de su localidad para estudiar, sus visitas al campo y el contacto con la naturaleza fue casi a diario, lo que le hace que, desde un primer momento, sentiera una inmensa pasión por todo lo que rodeaba a la Naturaleza
                Luego, estudia Medicina en Valladolid, destacando en las pruebas orales por su facilidad para la oratoria. En 1952 participa en la fundación de la Sociedad Española de Ornitología. En 1957 se gradúa en Estomatología en Madrid y ejerce dos años como odontólogo, pero, al fallecer su padre, en 1960, abandona la medicina y se dedica a la caza con halcones y otras rapaces. De hecho, al poco tiempo publica su primera obra “El arte de la Cetrería”, incluso llega a trabajar como consejero de esta modalidad cinégetica en la grabación de la película “El Cid”.
            En 1962, el gobierno español le encarga la captura de una pareja de halcones peregrinos para un regalo al rey Saud de Arabia Saudita. Con posterioridad,  interviene en un programa de televisión “Félix, el amigo de los animales”. Escribió artículos sobre naturaleza en la revista “Banco y Negro” y dirige la película “Alas y garras” en 1966.
            Entre 1970/74 realiza la primera de sus grandes series televisivas “Planeta azul” y, poco después, la más conocida: “El hombre y la Tierra”. Esta serie con tres partes y una inconclusa, llega todas los hogares de los españoles, destacando los capítulos dedicados al lobo ibérico. Pero, filmando la cuarta parte en Alaska, la avioneta en donde debía viajar aquel día, perdía un poco de aceite y decidió a cambiar a una segunda. Todo el equipo volaba casi juntos en ambos aparatos, pero la suya, a consecuencia de un fallo en uno de los hidropatines, se estrelló contra el suelo. Mueren con él Dolson, el piloto, y el cámara de TVE Teodoro Roa (12,30 hora local, siendo en España las 23,30 del día 14 de marzo de 1980). Por último, decir que sus celebres “Cuadernos de campo” hicieron las delicias de los jóvenes y menos jóvenes amantes de la naturaleza, entre los que me encontré y me encuentro.
            Aparte de su fama como naturalista, la polémica sobre él se basó en las grabaciones que tuvo que hacer captando diferentes momentos de las muertes de distintos animales a manos de sus predadores, especialmente, de una cabra a manos del un águila real. Además, se le acusaba de utilizar animales adiestrados en cautividad –lobos y otros- para sus cortometrajes. Por último, decir que, parece ser que, era demasiado exigente con sus colaboradores y con todo aquel que trabaja a sus órdenes. Problemas todos ellos de poca monta si lo comparamos con el valor didáctico y formativo de los materiales que puso en nuestra manos.
            Por último decir que, el Dr. Félix Rodríguez, más que un científico muy formado y especializado, fue un personaje muy influente, naturalista y divulgador de diferentes capítulos sobre infinidad de especies animales, quizás un adelantado de su época. Su gran labor, no acabada por su pronta y desgraciada muerte, caló hondo y, todavía, a más de treinta años de su desaparición, sigue calando. De hecho, muchas familias españolas y la mía no era una excepción, esperábamos con gran ansiedad el día en que nuestra televisión proyectaba sus maravillosos capitulos. Aquella pegadiza e impactante voz, todavía "revolotea" en el interior de miles y miles de españoles amantes de la naturaleza y los animales.

              Estas instantáneas nos muestran un ejemplar de los cuadernos de campo sobre el lobo, la colección completa de la Fauna Ibérica y la de tres de sus vídeos: el jabalí, el lobo y el águila real.





               Valga esta cita de él mismo como epílogo al artículo:

             "Es preciso que a través de los poderosos medios con que cuenta la sociedad moderna, como la televisión, las grandes revistas y periódicos, las enciclopedias zoológicas y los libros de ciencia o divulgación, hagamos una llamada desesperada y permanente. Respetar nuestro entorno a nivel individual; necesitamos cuidar la tierra porque se nos está muriendo. Cada planta, cada animal, incluso cada complejo minero, cada paisaje, tiene su razón de ser. No están a nuestro alcance por puro azar o capricho, sino que forma parte de nosotros mismos. El hombre no es un ovni venido de una lejana galaxia; el hombre es un poema tejido con la niebla del amanecer, con el color de las flores, con el canto de los pájaros, con el aullido del lobo o el rugido del león".
                                                                     
              Por último, en estos dos vídeos se puede ver una mínima parte del maravilloso y didactico trabajo que llevó a cabo. Uno, no faltaría más, con nuestra perdiz roja, el otro, para no ser menos, con el lobo ibérico.




jueves, 8 de marzo de 2012

ESTOS SON LOS QUE, EN PRINCIPIO, VERANEARÁN.


            Estos seis, seran mis reclamos, en principio, para el año próximo. Creo que tienen buena pinta en general, alguno que apunta muy alto y jóvenes promesas, creo que con futuro Sólo Chimenea, un muy buen reclamo para mí, -es un pájaro muy seguro yu sdabiendo de qué va el campo-, el resto son todos pollos del año que, durante esta temporada, han cumplido con creces. En todos ellos tengo puestas mis máximas esperanzas. Casi todos son de granja, pero sobre dicho tema ya he escrito bastante y, por lo tanto, sobran las palabras. Sólo decir que todos tienen un canto envidiable y que su trabajo con el campo -salvaje o granja- es bastante bueno. Con ello me conformo. A mi edad, su procedencia es lo de menos, ya que después de muchos años en la afición he llegado a esa conclusión.

             Este que veiene a continuación es Chimenea. Tiene dos años y es una auténtica joya, incluido el titeo que tiene y que ha puesto en práctica últimamente Me gustaría haberle podido grabar algún puesto, pero mis conocimientos técnicos no llegan hasta ahí. Algún día será. Aun siendo de granja se ha vendimiado a ejemplares de pura cepa y otros no tanto. Veintinueve, entre machos y hembras, más de las segundas, pueden confirmarlo.




               Este es Manchego, pollo de dos años, adquirido de la granja "La Mancha" después de finalizada la temporada anterior. Tiene un reclamo embuchado de los que hacen época. Sólo una pareja abatida este año. No se ha colgado mucho porque al recortarlo en noviembre pasado, le partí el fémur. Esperemos que el año que viene dé la talla.




             Este es Malagueño, críado en casa por mi amigo Diego Ramírez en Cuevas Bajas. Tiene dos años y le he tirado un macho de campo campo. Luego no ha tenido suerte con los demás puestos.



               Este es Segura, desalado en la sierra jiennense del mismo nombre y regalo de mi amigo José Manuel de Beas del Segura. Es muy trabajador y muy fino con la cacería cerca. Ha salido poco  y tengo mucha confianza en él. Se le han tirado dos machos y una hembra.


              Saldor, pollo de la granja valenciana "Nostra Perdiu" y dos horas de trabajo en cada puesto. Reclamo y notas envidiables. Dos machos se le han tirado. Promete mucho y me tiene "engolosinao".


              Por último, Santacruz, de la granja cacereña de "Trasierra". Empezó de maravilla y se le tiraron dos hembras camperas camperas, luego flojeó un poco. Ya veremos. Tiene buen trabajo y muy suave con el género femenino.



              Pues este es el género que me acompañará a Punta Umbría en verano. Está escogido entre muchos -casi veinticinco-, así que tengo confianza en ellos. El tiempo es el mejor juez para estos casos. De todas formas, el primero, sí es un reclamo de una vez, con campo, con granja y con quien se le ponga por delante. Es de Chimenea -Granada- y me costó 45 € con un segundo reclamo. El otro que lo acompañaba en el lote no sirvió.



lunes, 5 de marzo de 2012

¿PURISMO O REALIDAD?

       He aquí el dilema: ¿seguimos a pie juntillas lo que siempre se ha hecho o, por el contrario, actuamos según los tiempos que corren?
            Nuestra afición, la caza de la perdiz con reclamo macho, es una modalidad cinegética sujeta a unos principios que han perdurado en el tiempo. La tradición siempre ha podido con la innovación. Por tanto, si dejamos al lado algunas cuestiones técnicas como el portátil, el coche…, lo demás lo llevamos a cabo siguiendo el mismo ritual que pusieron en práctica nuestros ancestros.

            Pues bien, cuando aparece la perdiz de granja, allá por la década de los ochenta,  se consolida y toma verdadera fuerza en la de los noventa, y explota como verdadero boom en los últimos años, esa fuerte solidez empieza a resquebrajarse. Es entonces, cuando aparecen los adeptos y los detractores de una patirroja menos brava, por lo tanto, más fácil de “llenar percha”, más accesible para los cazadores y mucho más barata.

            Vayamos por partes:
            1.- Estoy totalmente seguro que, cualquier cazador que pase de los cuarenta y que haya vivido “in situ” lances con la auténtica perdiz roja, sabe demás que entre aquella patirroja y la de hoy, por mucho conservacionismo que haya en lugares y fincas, existe un gran abismo entre la de ayer y la actual. Diremos, porque no nos queda otra, que nuestra perdiz sigue siendo la de hace cincuenta años, pero, desgraciadamente, la que puebla nuestros montes  a día de hoy, aun siendo de lo más cuidada, dicta mucho de la de antaño.
            2.- Pero, si los lances los circunscribimos a la caza con reclamo, por ser ésta una tipo de caza más purista, la diferencia es terrible, ya que entre una patirroja de granja y una salvaje y sus correspondientes formas de actuar con la jaula, excepto raras excepciones,  existe un largo trecho: ni cantan como las de antes, ni entran a la jaula como entonces, ni se vienen de vuelo a las primeras notas del reclamo, si se mata primero la hembra, luego no entra el macho o viceversa... En una palabra, como si estuviéramos hablando de especies diferentes.
            Una vez introducidos en el tema viene la pregunta:
            ¿Que hacemos entonces, buscamos por mundo Dios esa perdiz salvaje que nos haga sentir de verdad la  magia de ser jaulero o, por el contrario, vamos a lo cómodo y nos dedicamos a  ser aficionado facilón  sin importarnos la calidad de los lances?
            Suponiendo que nos inclinamos por lo primero, lo tradicional, lo purista... Fenomenal, ¿pero dónde encontramos esa perdiz? ¿De verdad que la hay? Si es así, ¿está al alcance de todos los jauleros? Pero es más, si por el motivo que sea damos con ella, ¿eso nos asegura que vamos a divertirnos? o, por el contrario, será un auténtico fracaso para el aficionado y sus reclamos que están acostumbrado a patirrojas facilonas que, aunque no lo parezca, van mermando el esfuerzo que se le supone a una “jaula”, terminando por alambrear y botar en cuanto el campo se tuerce un poco.
            ¿Es gratificante dar puestos y puestos, días tras días, sin abatir una perdiz, porque el campo no “quiere coles”?. ¿No terminan nuestros reclamos hechos unos auténticos burracos antes tales patirrojas y nosotros/as hartos hasta el gorrito de jaulazos y jaulazos?
            Pues, con el permiso de mi amiga Mari Carmen Pacheco -purista y aficionada de verdad-, quiero decir que ella, este año, ha estado durante nueve días en una finca de las que todavía son hábitat de nuestra auténtica perdiz roja salvaje y, tras dar tres puestos diarios; es decir, más de veinticinco en las jornadas citadas, no ha conseguido ningún trofeo, solo “dolores de cabeza”. Puede parecer mentira, pero es la realidad ¿Es eso gratificante?
            Aunque se diga que muchas perdices las ha tenido cerca, que a algunas no los ha querido tirar porque para ella,  amante de lo tradicional y de lo que se debe hacer, no estaban en su sitio o el reclamo no lo estaba haciendo ajustado a cánones, está muy bien. Pero la realidad es cero patatero y,  queramos no no, esas cosas duelen.
            También se puede esgrimir que no todos los casos son así, pero quien suscribe está en contacto con mucha gente del mundo del reclamo  de Andalucía y fuera de ella y puede asegurar y confirmar que abatir una patirroja “pata negra” con la jaula es empresa cada vez más complicada.
            Mi pregunta, una vez expuesto los contra de la perdiz auténtica de campo, es la siguiente:
            ¿Interesa, por seguir siendo purista, buscar esa patirroja de caché, difícil de encontrar, para una vez dado con ella, producirnos sofocón tras sofocón, o es más gratificante contentarse con lo que hay en todos sitios: unas mejores y otras peores y, de vez en cuando, dar algún tirito y, de camino, llevarnos una alegría?
            Sé que respuestas que pueden argumentar a favor y en contra todas las que se quieran, pero el tema está ahí.
            PD. Siempre he sido purista, pero los tiempos cambian nos gusten o no. De hecho la semana pasada estuve en Ciudad Real -Castellar de Santiago- cazando perdiz repoblada en septiembre y del terreno. La verdad es que me divertí.


viernes, 2 de marzo de 2012

EL SIERRA: EL "SEÑOR" DEL COLGADERO.


              Me contaba el amigo y buen cuquillero Raimundo Alaminos, hace ya unos cuantos de años, una historia, de esas en donde el protagonista no es un reclamo de bandera, ni un puesto maravilloso, ni una de las mil y una peripecias que muchas veces nos han ocurrido a todos los aficionados a la caza de la perdiz con reclamo. Ahora, en este nuevo capítulo del anecdotario cuquillero, el actor principal es el Sierra, un macho montesino que, por sus dotes de fortaleza, osadía y dominio, era el dueño y señor del entorno –zona de sierra del Truenco-; por consiguiente, reclamo que se colgaba por la zona, reclamo que achantaba o terminaba botando y alambreando ante su propia impotencia para someter a tan gallardo contrincante
            Tan es así que, una vez corrida la voz de la existencia de tan llamativo ejemplar, por los colgaderos de su hábitat, pasaron los mejores reclamos de Tharsis y, aunque sus respectivos dueños tenían claro, con anterioridad a dar el puesto, que aquel aguerrido y vigoroso macho, que tantos disgustos había dado a unos y otros, tenía los días contados, la realidad era bien distinta a posteriori, puesto que el final era siempre el mismo: sofocón e impotencia del afamado reclamo de turno, ante la argucia y sapiencia del Sierra y, de camino, cabeza gacha, contrariedad y seriedad del dueño cuando contaba lo sucedido  y aguantaba estoicamente el “chaparrón”, incluidas sonrisitas irónicas de los amigos y conocidos.
            Tales hechos, lo que produjeron fue una gran admiración de los jauleros lugareños hacia tan “ilustre” garbón. Estaba claro que los repasos que les pegaba a todos los reclamos y, obviamente, a sus dueños, eran la comidilla de los bares del pueblo frecuentados por los aficionados que, al no tener muchas salidas para explicar la nueva contrariedad, ni palabras válidas para defender a sus vulgares “jaulas”, lo único que argumentaban eran los  mil y un contratiempos para explicar cómo el famoso Sierra podía seguir con vida, cuando la única verdad era que aquel hermoso y valiente montaraz siempre le ganaba la partida al cuquillero de turno y a su fenómeno, siempre según ellos, reclamo. Pero, es más, si nadie era capaz de acabar con el citado macho, con su pareja, tampoco. El Sierra, en ningún momento, permitía que ésta se le adelantara y entrara en plaza. Para ello, o le cortaba el camino, o salía de estampida para que lo siguiera, si un hábil reclamo la engolosinaba.  Pero, sis sus dotes de “donjuaneo” tenían receptividad y ella daba muestras de debilidad, ante el nuevo pretendiente, le reñía rajeándole con tal energía, que desistía ipso facto del intento de acercamiento al reclamo.
            Con estos comportamientos y dominio de las situaciones que se le iban presentando, nuestro personaje subsistía temporada tras temporada, sin que ningún aficionado fuera el afortunado que apretara el gatillo y su “jaula” el figura que hubiera conseguido bajarle los humos, luego engatusarlo y, por último,  hacerlo entrar en plaza.
            Por consiguiente, con esta tarjeta de visita tan sugerente y cautivadora, su actitud valerosa y sus portentosas cualidades no pasaron desapercibidas para los cuquilleros lugareños que veían en él un más que seguro reclamo de bandera. Debido a ello, se intentó su captura con un sinfín de artilugios -cepos, varios tipos de lazos, losetas., redes...-, pero nada. De todas ellos, como si le dijeran dónde estaban colocados, salía airoso y dejaba a sus posibles captores con un palmo de narices
            Pero, como todos tenemos un momento de debilidad, El Sierra no iba ser menos. Así, a finales de primavera, el tener a su hembra incubando y su ardor sexual estar por las nubes, hicieron que, con su “ceguera” al escuchar el canto de un reclamo hembra, le faltase ese sexto sentido que siempre acompaña a los animales salvajes y, en especial, a la perdiz roja, para pasar por alto la presencia de un lazo, que acabaría con su libertad, ante la incredulidad y alegría de su captor, el amigo Martín. Luego, lucharía con tanta bravura y fortaleza para escapar de su apresamiento que, por momentos, Martín llegó a pensar que había muerto en el intento de volver a la libertad. 
            Al correrse la noticia de su captura, desde la misma tarde que ocurrió, el “han cogido Al Sierra” era el pan nuestro de cada día, entre los aficionados tharsileños. Mientras tanto, el codiciado macho, aunque se había recuperado del mal trago que supuso su privación de libertad, pasaría por una complicada situación, con fuerte cagueta incluida, pues, la vida en cautividad no era el lugar más apropiado para quien había sido, hasta hace pocas fechas, el dueño y señor de un rincón del entorno andevaleño.
            Luego, una vez enjaulado, tras pasar un verano con todo tipo de cuidos, carantoñas y tener siempre a mano cuarenta mil golosinas, el que había sido durante temporadas un intrépido y deseado macho, poseedor de unas aptitudes excepcionales, no demostró la menor valía como reclamo, ya que no consiguió dar un puesto con la más mínima nota. Botes, alambreos y ni abrir el pico eran el pan nuestro de cada día. Visto lo visto, Martín, una vez agotada su infinita paciencia y comprobar que, desgraciadamente, no era lo que todo el mundo intuía, pensó que tan excepcional garbón, aunque no sirviera para la jaula, podría ser un fenomenal padre.
            Así, como tenía una perdicilla campera en el patio de su casa, lo soltó junto a ella, con la idea de que se emparejaran y, si había suerte, sacaran adelante unos cuantos perdigoncetes en los años venideros.
            No obstante, todo el arrojo, valentía y gallardía que había mostrado en el campo, se transformaron, desde el primer momento, en un apreciable acobardamiento y aislamiento, ante la que debería ser su compañera de cría y la incredulidad del amigo Martín, que no acababa de “digerir” lo que sus ojos estaban presenciando. Consiguientemente, su apocamiento y decaimiento llegaron a tal extremo que, aunque sea difícil de creer, por la fortaleza y vigor que siempre demostró aquel bello y fuerte ejemplar, que achicó  a muchos reclamos de renombre y curtidos en mil batallas, a los pocos días,“hincó el sacho” tras recibir varias palizas que le propinó aquella pequeña y escuálida pajarilla.