jueves, 25 de enero de 2018

TEMPORADA DE RECLAMO 2018. PRIMERA SEMANA


Son tantas las ansias y ganas de inaugurar la temporada que, cuando ésta comienza, la gran mayoría de las veces no se suelen cumplir los objetivos que teníamos en mente. Reclamos y patirrojas camperas casi nunca corren paralelos a lo que tenemos proyectado. O bien fallan los pájaros de jaula o bien falla el campo y, en numerosísimas ocasiones, los dos. Y como decía el otro, no es ser pesimista, sino realista. Huelga decir que lo anterior está basado en querer ser un poco lógico y no conformarse con apretar el gatillo, sin reparar en lo que abatimos y como se abate. Pues no debemos olvidar que nuestra modalidad cinegética, si la miramos desde el punto de los valores que la sustentan, no debe cimentarse en el número de perdices de la percha, sino en la calidad del lance.

Pues bien, hecha la introducción, vayamos a lo sucedido en la primera semana del periodo hábil, aclarando antes y precisando que, una cosa es escribir y otra estar dentro del puesto, pues yo soy el primero que comete errores y, consiguientemente, ni soy un pajaritero de pro, ni sé más que nadie y, por supuesto, no estoy libre de crítica, Dios me libre. Pero, con todo ello y muchos fallos más, me gusta compartir con los muchos compañeros que se acercan por mi blog. Por eso sigo al pie del cañón y su trabajo tiene. No existe otra pretensión

Para empezar, decir qué, como casi siempre, por una razón u otra y, en especial, por la pertinaz sequía, las patirrojas camperas no se encuentran en condiciones de mantener disputas con nuestros reclamos. Poco cante y menos decisión para entrar en plaza es lo normal o, al menos, así lo veo yo. Que se va picando, pues sí, pero no como deseáramos, pues la mayoría de los que se acercan a la plaza entran de careo o curioseo. Y lo peor del caso es que me parece que esta situación no va a cambiar mucho. Las patirrrojas no ha tenido otoñada y mucho me temo que cuando se le den dos capotazos... 

En cuanto a los reclamos, y en lo referente a los míos, tengo que decir que, como temporada tras temporada, unos andan más o menos en condiciones y otros, con muchas esperanzas depositados en ellos, fatal, como en toda "casa de vecino". Entre los primeros se puede hablar de Chimenea, D. Benito, Ribera, Ariza, Repinto y Pechín. En un segundo plano se encuentran el Veinticinco, Cristeño, el de Matuloso y Panderón. Para finalizar, con suspenso absoluto, han empezado el Alpujarreño que como es normal en él es una pájaro para ya comenzada la temporada, Montija, Salmerón, Quinteño, el Ronquillo y Calatraveño. De todo ellos, Montija me ha decepcionado sobremanera, pues en su tercer año, no ha abierto el pico en dos puestos que le he dado, cuando en las temporadas anteriores, aun aplastándose un par de veces al principio, consiguió sobreponerse y salir adelante con nota, principalmente en el final del periodo hábil anterior.

En resumen, de los que he abatido en los tres días que he ido al campo en esta semana, solo una pareja, una hembra y un macho han llegado al farolillo con verdadero ímpetu. El resto y, principalmente, las hembras, un poco a verlas venir y otras muchas veces se fueron como llegaron, pues no era de recibo el abatir a quien entró sin la más mínima intención de pelea o "dialogo" con el que se encontraba en el repostero.

Seis momentos de la primera semana. La primera toma nos muestra a Ariza en el tanto cantando de mayor. en la segunda se ve a Cristeño recibiendo a una hembra que le canta. la tercera nos muestra a D. Benito con un macho abatido a su lado. En la cuarta se ve a Pechín cantando con una hembra abatida. En la quinta se aprecia al de Matuloso y un macho que va de paseo, aunque engallado, por los alrededores. Por ultimo, la sexta nos muestra a Ribera con una pareja expectante a sus pies.







      Eso sí, como parte fundamental de cualquier actividad cinegética, las tertulias de chimenea no han faltado, pues sin ellas ningún tipo de caza tendría sentido. Lances, anécdotas y bromas, todo aderezado con el calorcillo que deja un buen vaso de vino, no pueden faltar, como de hecho así ha sido, máxime, cuando se está en compañía de buenos pajariteros y grandes personas, como es el caso del coto El Mortiño.

En esta foto cedida por el amigo y compañero Manolo Somoza, se nos puede ver al grupo en el que falta Juan Francisco Morón, que hizo la foto. El resto, de izquierda a derecha Manolo Morón, Manolo Monescillo, José María de Vayas, Pepe Soto, Manolo Somoza, Joaquín López - sentado- y un servidor.


miércoles, 24 de enero de 2018

Y AHORA, ¿CUÁL ME LLEVO AL PUESTO....?

        En este artículo, trato de dar mi opinión sobre el dilema que nos surge, aunque hay quien lo lleva todo planificado desde que sale de casa, a la hora de escoger el reclamo que vamos a llevar a un determinado puesto. Parece una simpleza, pero creo que no lo es.  Además, está claro que, como siempre, no voy a inventar ni hablar de nada nuevo, pues antes que yo, ha habido muchos aficionados que ya han puesto sobre la mesa este tema.

Cuando se va aproximando la apertura de la veda de la caza de la perdiz con reclamo y una vez que da comienzo la misma, para mí y creo que para muchos aficionados a nuestra ancestral afición nos empieza a asaltar una duda. Una duda que nos lleva a que la noche anterior y en los momentos que preceden a la salida para un determinado colgadero hace que no tengamos claro cuál reclamo escoger para dar el puesto que se avecina, sea de alba, de sol o de tarde. Si la temporada va bien y estamos satisfechos de cómo se va desarrollando, tampoco importa que el elegido sea Fulanito, Menganito o Zutanito, aunque muchas veces también tiremos al monte y, en el último momento, enfundemos a nuestro figura. Pero si la cosa va mal, como suele ser lo normal, temporada tras temporada, el que siempre tiene los billetes para salir de nuevo es nuestro pájaro puntero, aun sabiendo que en cada jaulero también haya otros reclamos que pueden dar el avío.

De esta forma, cuando soñamos, dormidos o despiertos, con el puesto de nuestra vida, situación que ocurre cada vez que vamos a salir al campo -esa es la grandeza de nuestra afición- y, por consiguiente, nos imaginamos patirrojas por todos los alrededores del colgadero al que vamos a trasladarnos, incuestionablemente, aparece lo más “granado” de nuestro jaulero y si nos es así y somos sensatos en un principio, y el elegido es un determinado reclamo que debe y tiene que acompañarnos bien, para ver que hace o, simplemente, porque también tiene que tener su oportunidad, nunca será la primera vez que en el momento de ponerle la esterilla, o la funda, desistamos de tal o cual elección y tiremos, nuevamente, de la seguridad, es decir, de lo mejor. Y es así, o al menos a mí me ocurre, porque los aficionados la reclamo somos exageradamente timoratos con lo que no nos da seguridad y, al final, siempre tiramos de los que conocemos bien. Y tal forma de proceder conlleva, como bien sabemos, el gran riego de que se nos queden al final de temporada muchos reclamos si saber lo que son, porque no les hemos dado oportunidades al confiar siempre en dos o tres de ellos. Es más, en multitud de ocasiones, nos hemos desprendidos de pájaros de jaula que, posiblemente, hubieran llegado a servir. De hecho, algunos de ellos, en manos de otros aficionados, hubieran llegado a ser unos buenos reclamos porque le dan las oportunidades necesarias que no encontraron con nosotros.

Y lo peor del caso es que, temporada tras temporada, nos cargamos de noveles, aun sabiendo que la gran mayoría de ellos no van a a llegar a demostrar nada porque les van a faltar las ocasiones imprescindibles para poder exhibir lo que llevan dentro. Tan es así que muchos de ellos no llegarán a debutar en el campo porque ya en casa le “hacemos la cruz” y lo soltamos o regalamos.

En fin, es nuestro sino de pajaritero. Pero no solo en lo expuesto anteriormente, ya que al igual que en ello, nos ocurre con la mayoría de las cosas, puesto que, en realidad, aunque atesoremos otros muchos chismes y complementos, al final siempre escogemos casi los mismos. Tan es así que, por una u otra razón y pese a que se tengan otros muchos efectos personales bastante mejores y en mejor estado, siempre tiraremos de la misma sayuela, de la misma esterilla, de la mismas herramientas de corte, de la misma navaja, del mismo jersey, de la misma gorra, del mismo asiento…

martes, 16 de enero de 2018

SE NOS FUE UN CUQUILLERO DE PRO Y UN GRAN HOMBRE: MANUEL JERONIMO LLUCH

Quiero aprovechar este blog para dedicarle unas cortas y torpes líneas a quien fue un gran aficionado a la caza de la perdiz con reclamo, mi primo y uno de mis maestros en las lides cuquilleras, Manuel Jerónimo Lluch. Un buen hombre que nos dejó el pasado lunes, 15 de enero, al alba, cuando en el horizonte ya se divisaba el nuevo día y sin la más mínima queja ante los fatales males que sesgaron su vida, aun siendo todavía una persona joven.

Manuel Jerónimo, aparte de haber llevado una ejemplar vida familiar y profesional, practicó desde siempre, con señorío y a la vieja usanza, nuestra ancestral modalidad cinegética y, por supuesto, compartió sus vivencias, sensaciones y opiniones en cualquier reunión de aficionados al reclamo, en las noches de chimenea en el cortijo y en multitud de artículos y relatos publicados en diferentes medios, principalmente en la revista Trofeo Caza. En todos ellos, con una pluma fácil, con una prosa de calidad y cargada de sentimiento, tradición y conocimientos, nos hizo llegar, a quienes los leíamos asiduamente, la esencia de tan maltratada y milenaria afición. Así, fenomenales puestos, encantadores paisajes rurales, pájaros punteros y personajes lugareños tomaron vida en sus escritos con un encanto especial, además de hacer en todo momento hincapié en el cariño y defensa de la Naturaleza. En una palabra, escucharlo o leer lo que salía de su pluma siempre fue y será signo de aprendizaje, pues de sus adentros continuamente ha brotado sapiencia y respeto máximo hacia todo lo que rodea a nuestra milenaria modalidad de caza.

Por todo ello y porque es de justicia y de humanidad hacerlo, gracias Manuel Jerónimo. Sin pedir nunca nada a cambio, nos regalaste mucho a todos los que como tú, amamos a la caza de la perdiz con reclamo. Y que sepas, estés donde estés, que tus historias seguirán siempre vivas, aunque nos hayas dejado para siempre. Muchas personas y lugares nunca se olvidarán de ti.

Desgraciadamente no conocerás, como era tu ilusión, la nueva temporada que se nos avecina, pero seguro que te alegrará saber que, lo que siempre defendiste, con alma y corazón, la caza de la perdiz con reclamo, perdurará en el tiempo, pues has hecho mucho por ella. Tu legado cuquillero siempre seguirá vivo.

Descansa en paz, mi querido Manuel Jerónimo, te lo mereces de sobra. Seguro que tu Virgen del Robledo te ayudará a ello.

viernes, 5 de enero de 2018

EN LA RECTA FINAL.

Es de humano el mostrar una cierta intranquilidad cuando se van acercando las fechas de un acontecimiento importante en nuestras vidas. Así, a medida que van pasando los días anteriores a un determinado momento significativo, nuestro nerviosismo, desasosiego, ansiedad… se van haciendo cada día más patente hasta llegar, a veces, a límites que rayan en lo irracional. Sin ir más lejos, llega el momento en el que nuestro carácter y  forma de actuar cambia de tal forma, que los que están a nuestro lado se dan cuenta que perdemos un poco los papeles, máxime, si son componentes de nuestras propias familias.

Pues bien, año tras año, cuando el nuevo año hace su aparición, la inmensa mayoría de los aficionados a la caza de la perdiz con reclamo comenzamos a entrar en una dinámica de intranquilidad que se hace palpable al cien por cien. Huelga decir que el despertarse temprano, el no poder conciliar el sueño, las discusiones o riñas con familiares y amigos, las constantes llamadas a conocidos para ver como lo llevan, las idas y venidas a lugares donde se juntan compañeros de afición, la visita persistente a nuestros jaulero para ver si hay algún problema, la repetitiva comprobación de los enseres y complementos de caza, la observación casi enfermiza de la meteorología, las diferentes pruebas a las que somentemos a nuestros reclamos para ver en qué punto se encuentran, los constantes desplazamientos al coto de caza para ultimar detalles, compras de viandas y bebidas para los días de cuelga… es el pan nuestro de cada día. Y no digamos si, por estas fechas, hay alguna incidencia significativa: revuelo nocturno en nuestro jaulero, muda extemporánea de algunos reclamos, circunstancias significativas en la finca donde vamos a cazar (arado, ganado, podas, desmontes, falta de leña, problemas de intendencia…), diferencias con los compañeros de coto en aspectos que pueden incidir en la buena marcha del periodo hábil de caza con reclamo… Si esto ocurre, que a veces es así, como bien sabemos, “apaga y vámonos”

Se cuentan los días como si estuviéramos en la “mili” y a punto de licenciarnos, y parece que la fecha señalada en el calendario no va a llegar nunca. Y lo peor del caso es que año tras año volvemos a tropezar en la misma piedra, sin que la experiencia acumulada por el mucho tiempo que llevamos en este mundillo nos sirva para tomarnos con más tranquilidad los prolegómenos de una nueva temporada. Es obvio que esta situación de desasosiego es inherente a la afición cuquillera y, en el fondo, es lo que sustenta la grandeza de la misma, pues no todos los días mostramos los mismos comportamientos. Esta enfermedad, que creo que los es, solo se cura el día que le levantemos la sayuela, funda, mantilla, cobija…. a nuestro pájaro tras situarlo en el tanto, farolillo, repostero, pulpitillo….y, si puede ser, minutos más tarde apretemos el gatillo.

Y lo peor del tema es que, con todo estos “dolores de cabeza”, en la gran mayoría de los casos, años tras año, el final es siempre el mismo: desesperanza y fracaso, pues, entre unas cosas y otras, la gran fe con la que se empieza, se torna, al final, en una verdadera frustración. Menos mal que, desde que se acaba la temporada, hasta el comienzo de la próxima, hay tiempo de sobra para “cargar las pilas” y renovar ilusiones