sábado, 30 de marzo de 2024

EXZOLT…. Y NI UN PARÁSITO EXTERNO


Ahora que estamos en la época en donde las temperarturas empiezan a subir, los ácaros salen de su letargo invernal y comienzan a hacer de las suyas. Por tanto, no está nada mal que se lean estas líneas, pues quien suscribe puede asegurar que este producto es totalmente efectivo por largo tiempo.

ooo O ooo

Para empezar, decir que, como cualquier pajaritero de ya algunos años, he usado con más o menos éxito casi de todo lo que hay en el mercado para desparasitar a mis reclamos, tanto productos naturales, como veterinarios. Sin embargo, aun con buenos resultados con algunos de ellos, nunca llegué a erradicarlos totalmente, pues como bien sabemos es una tarea arduamente difícil, por las característica de dichos “bichitos”.

Sobre el tema tengo que decir que, aparte del “potingue” que le echemos, no se puede olvidar que la limpieza tanto de enseres: jaulas, cajones de muda, receptáculos para la comida…, como del habitáculo donde los tengamos, es fundamental, pues una deficiente limpieza es sinónimo de ofrecerles a dicho personal lo que necesitan para subsistir y procrear.

Ahora bien, hace unos años, salió al mercado un producto, EXZOLT, que es “mano de santo” para los parásitos externos, como he podido comprobar en la crianza de canarios, aves mucho más delicadas que la perdiz.

Así, viendo que era eficaz cien por cien con mis timbrados, pues los elimina de forma radical, desde hace dos o tres años utilizo dicho producto con los reclamos. El resultado, al igual que con los canarios, es efectivo total y, a la vez, muy cómodo, pues no hay que tocar para nada a los pájaros y, con ello, evitar percances desagradables. No queda ni uno, todo el pica no tiene escapatoria. Pues con todos mis respeto, es más efectivo que el Pulmosán.

La forma de uso, según información del producto es la siguiente: “la dosis es de 0,5 mg de fluralaner -principio activo- por kg de peso vivo (equivale a 0,05 ml d medicamento veterinario)  administrada dos veces, con siete días de diferencia. Debe administrarse el programa de tratamiento completo para obtener un efecto terapéutico pleno. Dicha cantidad corresponde a 6 gotas disueltas en un litro de agua.

Su uso debería empezar y así lo hago yo, desde primeros de febrero, donde los ácaros comienzan a dar la cara. Luego, repetir el tratamiento cada tres meses hasta octubre. Es decir, primeros de febrero, mayo y agosto.

Sobre todo lo expuesto tengo que decir que, como he podido comprobar, durante dos o tres años, no hay nada más eficiente. Por tanto, lo comparto por si a alguien le puede servir la información. Eso sí, al que le interese, que consulte con su veterinario o estudie detenidamente el prospecto del medicamento para estar seguro de su uso, pues yo no soy profesional del ramo, solo un aficionado que lo usa y le va muy bien.

Como punto final, decir que no es un producto barato, pero no tanto como para no poderlo comprar, pues nuestros reclamos bien se lo merecen.

         https://www.proymaganadera.com/producto/exzolt-oral-50-ml


sábado, 23 de marzo de 2024

DEPREDADORES PRINCIPALES DE LA PERDIZ ROJA


Dos imagenes tomadas en la Dehesa de Enmedio

Como consideración general, no hace falta decir que el hombre es el depredador número uno, pues a nadie se le escapa que durante una temporada son muchos miles y millones de ejemplares los que “pasan a mejor vida” a manos de cazadores de diferentes modalidades cinegéticas. Así, desde las piezas pequeñas como la codorniz y el zorzal hasta los grandes trofeos como los marranos o los venados, en nuestros campos, los cazadores, de forma legal y algunos ilegal, quitamos de en medio a muchos representantes de nuestra fauna mediterránea. Y, como no, entre ellos, a nuestra perdiz roja salvaje, base de este artículo. Aun así, el ser humano no es el causante máximo de la terrible agonía de la reina del bosque.

Además, quiero aclarar que lo que voy compartir, mi opinión sobre este tema, se circunscribe a la zona del Andévalo onubense, comarca en donde me muevo como cazador y la que conozco perfectamente por los muchos años cazando en ella, aunque supongo que otros muchos rincones de nuestra España, se encontrarán con la misma problemática.

Para empezar debo puntualizar que el contenido de este artículo está basado en lo que he ido observando y viviendo in situ en los últimos cuarenta años, espacio de tiempo en el que de forma asidua y sistemática he practicado la caza, aunque también lo hiciera de modo puntual bastante años antes.

En este periodo, he cazado en bastantes fincas desde la sierra a la costa, en la parte occidental de la provincia onubense, es decir, la comarca conocida con el Andévalo -espacio de transición entre el litoral y la sierra-, verdadero vergel cinegético hasta hace unos años. Lo que significa que a día de hoy, lo que antes era salir a echar el día de caza y nada más comenzar, tener la mochila llena, si no es por ejemplares “sembrados”, casi se vuelve de vacío porque en los campos no hay prácticamente nada, si nos referimos a caza menor. De esta manera, conejo, liebre y perdiz han ido, poco a poco, desapareciendo de donde, no hace mucho, estaban “arrollaos” por utilizar un vocablo de la zona. Primero, desapareció el conejo, por lo que la predación apuntó a la liebre y a la perdiz.  Luego, la mixomatosis llegó a la liebre y mermó mucho sus poblaciones. Por lo tanto, sin conejo y sin liebre, los ojos de los predadores enfocaron a nuestra perdiz autóctona, llegando a un punto tal que casi han desaparecido del mapa, cuando, no hace mucho, simplemente al circular con los coches por las carreteras andevaleñas, se veían sus parejas aquí sí y allí también. Además, lo poco que queda ya no es lo que era: cría poco o no cría y sus comportamientos en el campo en nada se parecen al de hace unos años.

Con estas componendas, no me equivoco al afirmar que su caza con el reclamo, cada año que va pasando, va a peor, pues si su comportamiento no es ni parecido, su número poblacional es de pena, pues en donde no hace mucho se daba el puesto en cualquier sitio y se disfrutaba, hoy día salir a cazar el reclamo es sinónimo de sofocón y de desanimo. De hecho, comprobando mis  notas, en el año dos mil, primero que gestiono la Finca La Dehesa de Enmedio de Puebla de Guzmán, conseguí abatir veintidós perdices, y los otros cuatro compañeros que por aquel entonces eran socios de la misma, más o menos igual que yo. Es más, aquella temporada no estaba la cosa muy boyante, como todos los acotados que se arriendan de nuevo.

Hoy día, por el contrario, la misma finca, con trescientas noventa hectáreas ya no da ni pa uno, pues  ya no hay sociedad y solo yo cazo en ella. Es más, si ya de por sí, la perdiz no se tira al vuelo en los pocos ratos de caza que echamos en la finca, con el reclamo en la recién terminada temporada, he tirado una pareja y una hembra, aunque, a decir verdad, prácticamente no he colgado porque lo poco que había debía dejarlo.

Como se ve, de ciento y pico de autóctonas -incluso un año doscientas- con el reclamo, se ha pasado a muy poco, quitando la excepcionalidad de este año, pues los anteriores andaba por cifras de entre quince y veinticinco, números irrisorios si se comparan con los de diez años atrás. Por supuesto, decir que en los años buenos citados, para quien piense que se arrasó, nunca más lejos de la realidad, pues quedaban parejas más que de sobra y, en los últimos diez días, no se tiraban las hembras.

Pues aclarando que sin abusar de las fincas y cuidándolas al máximo, la perdiz ha entrado en barrena, la pregunta que surge es: ¿cuál es la causa?

La respuesta no es fácil y son muchos los factores que han influido en la disminución de las poblaciones de perdiz roja autóctona, pero hay uno que lo tengo meridianamente claro: dos depredadores: el jabalí y la cigüeña.

Y me baso en que, hace veinticinco años, cuando me hago cargo de la finca antes mencionada, por la misma se veía un jabalí y una cigüeña, de tiempo en tiempo. Hoy día, por el contrario, los marranos los hay a “embozá” y las cigüeñas, “pa que decí”. Es decir, ambas especies -aunque hay otras más que causan daños- acaban con todo lo que hay. Por un lado, los guarros adultos y sus crías, noche tras noche baten todo el terreno y no dejan  títeres con cabeza y, máxime con su olfato. Por otro lado, las que antes se decía que traían los niños, con su prodigiosa vista y con su grandioso pico, en la época de puesta y eclosión de los pollos de perdiz, rastrean palmo a palmo todos los rincones y acaban con todo lo que se menea para alimentar a sus necesitados cigoñinos. En resumen, jabalíes y cigüeñas, al menos en las fincas andevaleñas, bajo mi opinión, basada en la observación del día a día, son los causantes reales de las terrible disminución de la perdiz roja salvaje. Por supuesto, el zorro, el melón, el tejón, la urraca… están ahí, pero siempre los ha habido y había perdices por doquier.

Para finalizar, solo tengo que decir que lo expuesto, en estas líneas, aunque en otros lugares no tengan dicho problema -aunque sí tendrán otros-, no es una exclusiva de quin la expone, ni mucho menos. Lo plasmado es conocido por todos y muchas veces hablado y escrito -incluso tocado en este blog-, pero hoy he querido recalcarlo porque este problema es real y, además, está ahí y sin solución a corto plazo. Por tanto, no echemos peste de la repoblación porque, desgraciada o afortunadamente, según se vea,  es lo que hay. Y lo que hay es que no hay perdiz roja, valga la redundancia.

                            ----- ooOoo -----

 P.D. Para no meterlo en el artículo y cambiar un poco el planing de lo que quería decir, apuntar que el hombre con sus actuaciones de todo tipo sobre el medio ambiente, agricultura, ganadería... más el cacareado cambio climático son pódium en la decadencia de nuestra perdiz, pues al igual que en el Andévalo onubense, en muchos rincones de nuestra geografía hay poco jabalíes y cigüeñas, y, sin embargo hay pocas o no hay perdiz.

domingo, 17 de marzo de 2024

LANCE CON BURRO

 

Ya decía en la entrada anterior, que la temporada recién finalizada para la mayoría de pajariteros, aun siendo mala, como casi todas, había tenido de todo y, entre ello, algunos buenos lances y curiosas anécdotas como la que relato a continuación y ocurrida en la finca El Alamillo, del término municipal de Válor, Granada.

Para adentrarnos en tan singular episodio, tengo que decir que fue en los primeros días de la apertura de la veda pasada, cuando para dar un puesto de mañana “tempranera”, me dirigía con mi coche hacia el colgadero, desde el cortijo del amigo Manolo Medina, donde pasaba, como hago últimamente, unos días de reclamo.

Por el camino, ya casi en la zona más alta del acotado y pegado al carril que me servía de camino para el colgadero, observo como un borrico de no mucha edad, andaba correteando y comiendo por los alrededores de donde yo circulaba con rumbo al lugar para colgar.

No le di mucha importancia y continué para donde pensaba echar el rato con el reclamo, un  aguardo que habíamos levantado tiempo atrás, con broza o leña en el borde exterior de unos palaínes -arbustos con hojas punzantes- de la zona lindera con el acotado de la población.

Cuando llego y levanto un poco la leña del aguardo y le coloco una red de camuflaje, para ser menos visible, si entraba el campo, observo, un poco estupefacto que el burranquillo que había dejado unos cientos de metros por debajo, se había venido tras de mí y lo tenía entre lo que sería el pulpitillo, que estaba situado sobre una chaparra y el aguardo. Circunstancia que me hizo parar mi faena de preparación y, con los brazos levantados y gesticulando, pero sin dar voces para no volar la caza, fui echando a tan curioso visitante de las proximidades del colgadero, hasta perderlo de vista.

Contento, porque suponía que se había ido, me puse a terminar la tarea que tenía antes entre manos y, poco después, ya sentado en mi cojín de espuma que suelo utilizar para los puestos de piedra y broza, pues en dicho acotado no se usa el portátil, Viñas, mi reclamo de aquella mañana, ya andaba lanzando su música a la soleada y fresca mañana alpujarreña.

Sin embargo, para desconsuelo  mío,  a los pocos instantes, casi sin darme cuenta, tenía al joven “Platero” en la misma plaza, mientras Viñas mantenía la compostura y seguía cantando como si nada estuviera ocurriendo.

Me levanté con toda la rapidez que permitieron mis maltrechas rodillas, y agitando los brazos y lanzándole algún que otro improperio al susodicho, intenté que se largara del lugar, pero no había forma. Así que, dándole vueltas a la cabeza, llegué a la atinada idea de que, como debido a su mansedumbre, se dejaba acariciar y coger, con mi correa, más un trozo de cuerda fuerte que siempre llevo en el maletero del coche para cualquier contingencia y a modo de rienda o cabresto, amarrarlo al tronco de una chaparra a cierta distancia del aguardo, cosa que hice, con feliz resultado. Así,  poco después de meterme de nuevo en aquel improvisado y destartalado aguardo, un macho, lanzando varios reclamos y dando de pie, se acercó a la carrera hacia Viñas con tal ímpetu que, tras dejar atrás al reclamo, dio la vuelta y entró en plaza como una auténtica locomotora, mientras el del repostero lo recibía con un  suave y casi imperceptible cuchicheo.

No mucho más tarde, porque no me gusta dejar al campo mucho tiempo en plaza, Viñas, tras certero disparo, lo despedía haciéndole el correspondiente entierro.

Como el lance no era de los que normalmente estamos acostumbrados a presenciar, a los pocos instantes, me salí del aguardo, con dolores en todo mi cuerpo por la mala posición que había tenido sentado sobre el cojín y tras enseñarle el machaco a Viñas, que se lo merecía de sobra, mientras disfrutaba dando de pie, me dirigí a soltar a tan importuno visitante que, ahora, como si se lo dijeran, salió “pitando” hacia el lugar donde se encontraba cuando lo divisé, cuando me dirigía al puesto de aquella mañana.


miércoles, 13 de marzo de 2024

COMO CASI TODAS, UNA MALA TEMPORADA

 

La que acaba de finalizar en muchas zonas epañolas, como casi todas, aun con muchos factores positivos: lluvias, temperaturas agradables, mucha comida y verde en el campo…, no ha sido una buena temporada cuquillera. Y desde mi punto de vista no lo ha sido porque, si unimos a que la cría no fue buena en muchos lugares de nuestra geografía, las patirrojas autóctonas han estado duras y difíciles de hacerlas entrar en plaza, aun con reclamos que dan el avío y las de repoblación tampoco han estado como se esperaba. De hecho, estas últimas han dado mucha guerra al reclamo, cuando en teoría deben ser menos complicado abatirlas.

Está claro, como ya está más que dicho, que si no fuera por mil inconvenientes, no quedaría una patirroja en nuestros campos, pero también hay que decir que, aunque las poblaciones de nuestra reina de los bosques están en caída libre, aun con las muchas restricciones  que se ponen en las fincas a la hora de cazarlas, para que su número no siga disminuyendo, nuestra perdiz roja no “levanta e vuelo” y, además, cada día que pasa van a peor en los lances pajariteros. Así, cantan poco y acercarse por las cercanías del tiradero es una misión muy complicada, aun para pájaros de jaula que, sin ser fenómenos, son ejemplares que saben perfectamente a qué salen al campo. Y de lo que acabo de decir puedo afirmar que soy notario, pues en los veinticinco años que gestiono la finca donde cazo en Puebla de Guzmán -para no retroceder más años-, el cambio ha sido abismal en la reducción del número de perdices abatidas con el reclamo, de sus poblaciones y, por supuesto, de sus comportamientos. Es más, de hecho, esta temporada recién acabada, decidí no dar muchos puestos en la misma, pues la situación,  a día de hoy, no está para tirar cohetes, pues la cría pasada fue calamitosa y no era cuestión que lo poco que había, reducirlo aún más.

De esta manera, dejando  a un lado las posibles razones de lo que ocurre, cuestión que sería otro tema, puedo decir que no ha sido una  temporada de reclamo para que quede en nuestra retina. Pero aun así, como siempre, ha habido buenos momentos y el salir al campo ya es una satisfacción, pues hoy día esperar mucho más es no saber de qué va esto.




                             Cuatro momentos de la temporada

A modo de resumen, tengo que decir que, como en años anteriores, he cazado perdiz de repoblación y autóctonas y, aparte de ser un año malo, todo tiene su parte buena, pues no se olvide que un buen lance o malo, lo positivo que entraña es el poderlo compartir con compañeros de afición, pues ir de individual no mola mucho. Por ello, estar en compañía de amigos, una vez que terminada la jornada de mañana o tarde, es la salsa de esta modalidad cinegética. Y, si además, en ocasiones, como ha ocurrido en algunos desplazamientos, hay compañía de las respectivas parejas, miel sobre hojuelas.

Para finalizar, apuntar que aun no siendo un buena temporada, se ha ido picando en todos los lugares en donde he colgado. Por tanto, puestos para olvidar, aceptables y bastante buenos ha sido lo que ha dejado el año, sin olvidar las anécdotas, que también han ocurrido y que alguna compartiré en otra entrada. Y los reclamos igual: unos mejores y otros peores. Eso sí, aparte de los ya asentados de otras temporadas que han dado la talla, destacar a tres segundas que apuntan alto: Bailaó, Calderilla y, sobre todo, Medina, los tres, regalos de buenos amigos y compañeros de afición. Por el contrario, como en toda casa de vecino, otros han dejado plaza libre en el jaulero, pues no han ofrecido lo que yo esperaba de ellos.

                          Una pareja, lo que se sueña antes de ir al puesto

Además, apuntar que aunque desde siempre me ha gustado echarme la jaula a cuestas para llegar al colgadero, los años empiezan a no perdonar, principalmente en la alta sierra granadina, ya que el esfuerzo que se realiza cada día en la ida y vuelta al puesto, cuesta más trabajo, máxime cuando el coche la mayoría de las veces se queda a bastante distancia, por la orografía del terreno y porque uno ya no es un chavalote.


           Aguardo y tanto de piedra en terreno de muy difícil acceso

Como punto final de este nuevo artículo, tengo que decir que a partir de este momento debemos reflexionar sobre los fallos cometidos, para no volver a caer en ellos y, por supuesto, ser lo suficientemente fríos y sensatos a la hora de posibles bajas de nuestros reclamos. No hace falta ser un fenómeno para saber que lo que no ha dado la talla esta temporada, a no ser por problemas de mala muda o salud, la próxima hará igual. Por ello, como dice el refrán guardar mochuelos es perder el tiempo y perdices para el puchero. Eso sí, a los que nos van a acompañar como reclamos la próxima temporada, tenemos que ofrecerles lo mejor de lo mejor desde ahora hasta que comience el próximo periodo hábil de caza. Ahí se ve al buen aficionado.

jueves, 7 de marzo de 2024

LA CAZA DE LA PERDIZ CON RECLAMO, BIEN DE INTERÉS CULTURAL.

      Este artículo de Bea Rosete, publicado por el Club de Caza, como se puede ver en el enlace último, lo cuelgo en el blog porque me parece interesante. Además, decir que varios pajariteros, entre otros colectivos, de diferentes puntos de Andalucía intervenimos en la elaboración del informe que, por encargo de la FAC, llevó a cabo el Dpto de Antropología de la Universidad de Sevilla y que cuyo fin es declarar a nuestra modalidad cinegética Bien de Interés Cultural (BIC). Ni que decir tiene que los investigadores Santiago Montero, Helena Pérez, Manuel Gutiérrez y Pablo Palenzuela han llevado a cabo un gran trabajo en pro de nuestra perdiz roja española.

Plan de trabajo de los investigadores

Portada del Informe.

Uno de los párrafos extraído de mi entrevista. Pag 109

                     https://www.club-caza.com/articleamp/art/29901

domingo, 3 de marzo de 2024

DE EXPEDICIÓN AL RECLAMO



Dos buenos momentos de la estancia en tierras toledanas

Las expediciones -Excursiones para realizar una empresa en punto distante, según la RAE-, como llamaban antes cuando un grupo de amigos se trasladaban a un determinado lugar para cazar el reclamo, es un expresión poco utilizada hoy día en la afición cuquillera, pero que si le echamos un vistazo a cualquier manual pajaritero de los años cincuenta/sesenta -sirva de ejemplo la obra Perdices en plaza del marqués de Melgarejo- o hablamos con nuestros mayores, era lo cotidiano entre los aficionados a la caza del perdigón. Así, los enseres cuquilleros, los pájaros que se iban a llevar, los alimentos, los productos de aseo, algún que otro medicamento, el tabaco y los librillos de papel de fumar -muy usuales por aquellos años-, las bebidas, la ropa personal y de cama, los alimentos para los reclamos; la cartas, el dominó y otros juegos… eran preparados concienzudamente para que no faltara de nada -aunque siempre algo se olvidaba-, para los días que se estuviera en un determinado cazadero.

Pues bien, relacionado con lo dicho en la introducción, tras preparar casi todo lo reseñado en el párrafo anterior, varios amigos y nuestras respectivas, nos hemos trasladado cuatro días de esta semana, como ya habíamos hecho en años anteriores, a una finca de la provincia de Toledo para echar unos días de reclamo y de relax, tanto para los reclamistas como para las mujeres, pues mientras unos andábamos dando el puesto en el campo, nuestras parejas daban sus vueltas por la población de residencia y otras de la zona.

En lo referente a lo puramente del reclamo, la propiedad donde hemos cazado cuenta con una buena gestión de repoblación a la hora de las sueltas de perdices, pues ésta se lleva a cabo a finales de verano o principios del otoño y, además, unido a ello, se cuidan  muchos aspectos que influyen positivamente en los buenos resultados de esta modalidad cinegética: buena densidad de perdices, siembras abundantes en lugares estratégicos, control de predadores autorizados por la Ley, puntos de agua y comida en los lugares más áridos, buenos caminos para los accesos a casi todos los rincones de la misma… Es decir, todo aquello que necesita un pajaritero para disfrutar unos buenos días de caza con reclamo alejado de la rutina diaria.

                                  


Dos vistas de colgaderos y una de una hembra dando la lata

El acotado, bastante extenso y con muy buena densidad de perdices, permite, desde hacer buenas perchas, si se da el puesto en las zonas de mayor densidad de patirrojas, a colgar en lugares de sierra pura y dura, en donde o, hay reclamo en el repostero o, en contra de los que muchos creen, no se tira, pues los ejemplares, bastantes de ellos nacidos y criados en dichos parajes, no son fáciles hacerlos entrar en plaza. Aun así, si se tiene reclamos que dan el avío, siempre es más fácil que con el ganado autóctono, máxime esta temporada, en donde estos últimos han estado fatales.

Además, la repoblación, en condiciones normales, sin abusar de gatillo, te da la posibilidad de comprobar lo que tienes en el jaulero en lo referente a los más jóvenes, ya que los de campo, con lo malo que están, no permiten, la mayoría de las veces, comprobar la valía de los noveles.

           
          Un buen macho abatido a un segunda

Ni que decir tiene que este tipo de experiencia suele ser positiva, ya que la convivencia siempre lo es entre personas que se estiman, como es el caso. Por lo tanto, vaya mi sincero agradecimiento a Diego Rama, Agustín Gallardo y a sus respectivas señoras, por el buen trato recibido en los días que hemos estado conviviendo por tierras manchegas.