domingo, 1 de marzo de 2020

SE ACABÓ LA TEMPORADA 2020 DE RECLAMO. AHORA TOCA REFLEXIONAR.

 Una sugestiva imagen de una pareja en plaza, mientras el reclamo les titea

Lo que parecía hace dos meses que no llegaría nunca ya es historia. La temporada 2020 de la caza de la perdiz con reclamo ya ha tocado a su fin en algunos lugares de nuestra geografía y en otros enfila la recta final. El paso cansino de las agujas del reloj cuando se ansiaba que se diera el pistoletazo de salida se transformó en una carrera a velocidad de vértigo. Los minutos, horas y días han pasado volando y, por lo tanto, las cuarenta y dos jornadas del periodo hábil se han esfumado en un abrir y cerrar de ojos. Y no solo eso, sino lo que es más importante, ya estamos pensando en la próxima temporada sin darnos cuenta real que en ello va un envite importantísimo: el acortamiento de nuestras propias vidas. De esta manera, temporada tras temporada cumplimos años casi sin darnos cuenta. Así, el que suscribe, cierra los ojos y vuelve la vista atrás y parece que fue ayer cuando acompañaba a su abuelo Vicente a dar el puesto. Sin embargo, de eso ya han pasado la friolera cantidad de más de sesenta años, y casi no me he dado cuenta. Lo que viene a confirmar lo del “el tiempo vuela”. Tan es así que decir que ha acabado la temporada es como una simple gota de agua en el océano.

Pues bien, este final de la temporada que concluye para muchos, entre los que me encuentro, ha sido, como casi siempre, un despropósito total, cuando hablamos de patirrojas autóctonas, pues con las condiciones meteorológicas actuales, ¿qué se le va a pedir? Si con dos veces que ha llovido en estos cuarenta y tantos días y una calor, por momentos, más propia de mayo/junio queremos que nuestras perdices rojas salvajes estén medianamente buenas, es estar en otro mundo. Es obvio que lo de las patas mojadas de las patirrojas para que se encuentren en su sazón, no es una locura, pues el tomar tierra, como ha ocurrido en casi todo el periodo hábil, bien sabemos que es lo peor que puede ocurrir. Es más, curiosamente, al menos por estas tierras, el Andévalo onubense, no ha habido ni una sola helada en la temporada de reclamo, situación impensable hace unos años. Lo que da que pensar que con esta bonanza de lo meteorológico la puesta está a la vuelta de la esquina.

En el día a día tengo que decir qué en esta quincena y unos días en Toledo, como no podía ser de otra forma, ha habido de todo. Días buenos, regulares y malos al igual que la actuación de los reclamos. Pero es lo que hay y lo sabemos. Pero el salir al campo con nuestros perdigones a echar el día en contacto con la naturaleza y, de camino, si cuadra, tirar alguna patirroja, bien de campo o bien de granja es de lo que se trata. Por consiguiente, con estas premisas, no me puedo quejar, pues he vivido buenos lances, apretando el gatillo o sin tirar, y buenos ratos con los amigos.

Cuatro lances de estos últimos días. En el primero se ve a un macho ensañado con otro abatido momentos antes. En el segundo se aprecia el momento justo de una carambola. El tercero nos muestra a un buen campero dando vueltas alrededor del reclamo. Por último se puede ver  a un campero entrando en plaza.






Para ir finalizando este artículo y mi blog, mi rincón particular durante 10 largos años, tengo que decir, porque es de justicia hacerlo, porque los tiempos cambian y porque bajo ningún concepto quiero dejar atrás esta opinión, aun pudiendo estar equivocado, que quien escribe este artículo, yo, al igual que otros muchos, defendemos a nuestra perdiz roja salvaje a muerte, pero eso no quita que ninguneemos a la perdiz de granja, ni en el campo, ni en la jaula. En el campo porque, con el paso de los años nos iremos dando cuenta que no hay otra, pues la autóctona, con lo los planteamientos de hoy día, no se sostiene y, si no, tiempo al tiempo. En cuanto a la perdiz de granja enjaulada, si dudaba hace años, hoy lo tengo claro. Puede haber pájaros jaula de campo y pájaros de granja, pero que los salvajes son mejores que los criados en cautividad, nada de nada. Por consiguiente, independientemente de su procedencia, ha habido, hay y habrá reclamos buenos, regulares y malos. Lo demás, al menos para mí, son historias. Consiguientemente, no tiremos por tierra a la perdiz criada en cautividad, no sería justo.

Ahora y hasta que llegue la próxima temporada es tiempo de reflexión sobre la que ha concluido do o está en sus momentos finales. Ver lo que se ha hecho mal para ponerle remedio en futuros años y muy importante: hay que dar baja a todo pájaro de jaula que no reúna condiciones y, debido a ello, tener muy claro que lo que se muda será el jaulero del año próximo. Por tanto, no dejemos lo que no valga la pena, ya que perderemos tiempo y espacio para posibles sustitutos, pues, lo malo, por mucho esmero y mimo que pongamos, nunca se mejorará con el tiempo.

Como punto final, Saludos a todos/as y Dios regale muchos años a nuestra perdiz roja y a nuestra ancestral forma caza y, por supuesto, muchas gracias a todos los que han visitado o visitan este blog.