En el último suspiro de este año que ya nos dice adiós, traigo este artículo que escribí hace ya algún tiempo y en el que expongo lo que pienso sobre la escopeta más idónea, según mi opinión particular y experiencia, para cazar el reclamo, dejando bien claro que cualquier arma es perfectamente válida, pero eso no significa que yo no tenga mis ideas acerca de cual es la más adecuada, hablando siempre del calibre, la carga y el grosor del plomo a utilizar, según distancia del repostero que hayamos elegido. Eso sí, tengamos claro que no se va de montería ni de safari, por lo que una cosa medianita en todos los aspectos sirve para usarla en el puesto.
ooo O ooo
Que perdices que han
entrado en plaza y se han abatido con escopetas de todos los calibres habidos y
por haber es una máxima irrefutable, pero lo contrario, que se han fallado,
también es una verdad incontestable. Por tanto, hay que tener claro que con
todos los calibres se “dejan secas” a las patirrojas y con todos se fallan. Eso
sí, si apuntamos bien y a una distancia acorde con el calibre y características del cartucho que se usa en el
momento, lo normal que las montesinas no “muevan una pluma”. Pero, a veces,
incluso apuntando correctamente, por circunstancias diversas, se yerra. Lo que
pasa es que, tanto en una situación como en otra, acierto y fallo, entraríamos
en un largo tira y afloja, porque en ambos casos intervienen muchos factores que, en
principio, no forman parte del artículo que nos lleva.
Así, todo lo que voy a
exponer es una opinión personal que puede ser compartida o frontalmente
rechazada y que con ella lo que quiero compartir es la idea que he tenido y
tengo sobre las escopetas que se deben utilizar para el reclamo, cuestión que se ha tratado en infinidad de ocasiones.
Para empezar, tengo que
decir que, si no ha sido por una eventualidad, causa mayor o momentos muy
puntuales, nunca he utilizado escopetas del calibre doce. Puntualizando que no
es que no sean buenas para la caza del reclamo, Dios me libre avalar tal disparate,
simplemente, que yo las he utilizado muy poco, por diferente motivos que
considero esenciales: más voluminosas y pesadas, más estruendosas en el disparo
y por las características y gramaje de sus cartuchos, los tantos o farolillo
hay que colocarlos a una distancia que, al menos para mí, están situados a una
distancia bastante alejada del aguardo, con lo que se quiera o no, se pierden
bastantes detalles que tienen lugar en la plaza en los lances de las camperas y
del reclamo, máxime cuando la vista y la audición, por razones diversas, no son
las más adecuadas.
De esta manera, casi
siempre he tenido para el puesto escopetas del calibre cuatrocientos diez,
veintiocho o veinte y, de entre ellas, el calibre veinte creo que es el más
adecuado. Y lo es porque el primero de los citados, que lo he utilizado
bastante, es excesivamente pequeño y el disparo tiene que ser seguro y perfecto.
Si no es así, se producen aleteos, botes e incluso salidas de la plaza heridas
o sin un plomo en su cuerpo. Del segundo calibre expuesto, tengo que decir que,
aunque va muy bien y es un calibre que utilizo en la actualidad, no es fácil
conseguir cartuchos apropiados para utilizarlos en el reclamo, con lo que
aparte de la dificultad en dar con ellos, a veces, al emplear otros menos
adecuados, se nos volvería a presentar más de una incidencia negativa. Sin
embargo, el calibre veinte, por la variedad de cartuchos que nos ofrece el
mercado y por la calidad y precisión en el disparo, creo y pienso que es el de
mayor garantía.
Por consiguiente, con este
calibre, podemos colocar el tanto o repostero a una distancia media de dieciséis/veinte pasos que se supone que es el ideal para disparar en nuestra modalidad cinegética,
pues con ella no se nos deben escapar aquellos detalles como “dialogo” y gestos
de quien ha entrado en plaza y de quien está atalayado en el pulpitillo. Eso
sí, algunos modelos de cañones largos y una estrella en uno de ellos o en las
monocañón, pueden destrozar un poco la caza, por lo que lo ideal, que de todo
hay hoy día en el mercado, serían los choques de dos/tres estrellas.
También comentar que,
desde hace unos años, quizás por capricho, utilizo dos escopetas de un solo cañón de los calibres veinte y veintiocho y cartuchos suaves (25 y 21 gr. respectivamente), porque creo que no hace falta más, aunque para el primer calibre también utilizo cartuchos con más gramaje para cuando el repostero no haya más remedio que colocarlo un poco lejos. Con ello, situando
al reclamo a la distancia anteriormente citada, o poco más o menos, según
circunstancias del terreno y vegetación, pocas patirrojas se han movido o han
salido de estampida, excepto en casos excepcionales como puede ser un plomo de
cabeza o movimiento de las mismas, en el preciso instante de apretar el
gatillo. Eso sí, tengo que decir que también es verdad que no soy de los que me
comen los nervios cuando la montesinas entran en plaza y siempre mantengo la
tranquilidad necesaria para apuntar bien y disparar en el momento que considero
conveniente.
Para finalizar, solo me queda decir que esta opinión mía nunca puede ser tomada como palabra de rey, pues cualquier escopeta, de un determinado calibre, utilizando un cartucho de mediana calidad es válida para la caza de la perdiz con reclamo. Ahora bien, lo anterior debe estar unido a qué quien utiliza una escopeta determinada, tiene y debe conocer, perfectamente lo que tiene en las manos y obrar acorde con ello. Por lo tanto, independientemente de lo que yo piense y haya expuesto, cualquier calibre es válido si actuamos en consecuencia con el arma con la que vamos a disparar, el cartucho que vamos a utilizar y la distancia a la que vamos a situar el matojo, pulpitillo, farolillo, repostero....
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PD. Para esta temporada, como uno más de mis caprichitos cuquilleros, he adquirido una escopeta del calibre 24, una verdadera joya, una Indian fabricada en 1870, que se encuentra en un estado excepcional, aunque el problema no es el arma, sino la dificultad de encontrar cartuchos adecuados para este calibre y que sean válidos para cazar el reclamo, aunque en la vida, hoy día, casi todo tiene solución.