viernes, 9 de mayo de 2025

VISITA A LA GRANJA DE PERDICES SAN MARCOS, LÚCAR, ALMERÍA.

 

Después de tener desde hace mucho tiempo acordada una visita a la granja de perdices San Marcos, regentada por Agustín Gallardo y su consorte, Maruja, el pasado miércoles, junto con el matrimonio Diego Rama y Toñi, María José y yo nos trasladamos hasta la localidad almeriense de Lúcar para echar el día todos juntos y contemplar in situ las instalaciones de dicho complejo cinegético que, a día de hoy, se encuentra en plena “efervescencia”, pues en estas fechas se está produciendo la eclosión de miles de huevos y, como resultado, los primeros nacimientos de pollos en cautividad de nuestra perdiz roja en dicha granja.

Decir que este complejo cinegético, de las punteros de Andalucía, recibe su nombre por estar situado a los pies del paraje/cerro de San Marcos, ocupando una extensión total de 8 Has, donde sobre seis mil parejas reproductoras, con sus puestas y posterior traslado a grandes incubadoras de primer nivel, dotan a la granja de unas 140.000 perdices destinadas a la venta de perdigoncillos en sus primeros días de vida y, con posterioridad, repoblación de fincas y ventas de machos para reclamos. Todo ello en unas condiciones de cuido y limpieza máximo que hacen que los ejemplares allí nacidos y criados lleguen a la etapa adulta en unas condiciones inmejorables, tanto para la sueltas como para ser utilizados como pájaros de jaula para la caza de la perdiz roja.

Decir que una granja de tal envergadura, si se quiere llevar como Dios manda, no es coser y cantar, ni mucho menos. De hecho, con poco descanso anual, se acaba una temporada de cría y comienza otra. Así, junto a la limpieza diaria de instalaciones, habitáculos, equipos, enseres…, revisión de las parejas de cría, recogida de huevos y  limpieza y numeración de los mismos, llenado de las incubadoras/nacederas, observación continua de las temperaturas a las que deben estar los polluelos en los primeros momentos de su vida, la manipulación para el traslado a los diferentes habitáculos, que no falte la comida y el agua, ver las parejas que no producen…, hacen que no sea fácil el llevar para delante una granja de estas características, pues se sabe que un fallo o una infección/epidemia, producida por cualquier motivo, daría al traste con muchas horas de trabajo y mucho dinero invertido. Y, además, una vez adultos, a partir del otoño, hay que atender a cualquier hora del día las visitas para la adquisición de reclamos, el traslado a las ferias y puntos de ventas…. En unas palabras, no es oro todo lo que reluce.

Para terminar este pequeño resumen escrito sobre dicha granja, vaya por delante nuestro agradecimiento sincero tanto a Agustín y Maruja como a Diego y Toñi pues nos han hecho pasar, a mi mujer y a mí, dos días fenomenales, aparte de disfrutar viendo fenomenales instalaciones y la savia nueva que, en su día, formarán parte, de una forma u otra, de la afición pajaritera.

Por supuesto, como suele ser habitual en cualquier reunión, mientras se charlaba sobre diferentes cosas de la vida y la afición, no faltaron unas buenas cervezas, un buen vino de la tierra y unas buenas viandas, tanto en casa de los anfitriones, en las mismas instalaciones, como en un conocido restaurante de la zona.