martes, 6 de noviembre de 2018

LOS CALLOS PLANTARES DE LOS RECLAMOS.

        Siempre han existido los callos en la planta de los pies de los pájaros de jaula (aporrillamiento), pero algo ocurre a día de hoy porque, la gran mayoría de las veces, nuestros reclamos los tienen desde bien jóvenes. Sin ir más lejos, muchos de ellos, con dos o tres años ya los presentan y, en algunos casos, bastante prominentes. Antes, era uno tal cual cuando el reclamo era ya mayorcete, pero en la actualidad, son casi la gran mayoría, sean jóvenes o viejos.

         Leyendo y comentando con amigos, siempre sale la  misma historia: el motivo desencadenante de tal problema no es otro que el suelo de las jaulas cuando éste es de material duro, como puede ser el alambre. Sin embargo, hay pájaros de jaula que tienen callos plantares y el suelo de las suyas no es metálico o duro, sino de cordaje de materiales diferentes: cáñamo, nylon, pita, esparto…

         Está claro que puede ser que en tal contrariedad el asiento de las jaulas pueda ayudar a que el callo pueda consolidarse y aumentar de tamaño pero, en realidad, ese abultamiento plantar no deja de ser, según tengo entendido, una infección producida por el continuo contacto que tiene esa parte de las patas con las deyecciones propias de cada ejemplar, tanto en jaula como en los cajones de muda, además de que, muchas veces, también intervienen los ácaros. Por tanto, para tratar dichas afecciones plantares, además de por medios quirúgicos –sajarle el callo y evacuar todo lo que tiene dentro si éste está mu desarrollado-, habría que utilizar productos desinfectantes como puede ser la limpieza con agua oxigenada, la Povidona Yodada (mercromina, o betadine, tintura de yodo…) y aplicar algún antibiótico en forma de crema, como es el caso de la Pomada antibiótica Liade, pues bacisporín, muy utilizado hace algunos años,  ya fue retirado. De hecho Liade la suelo utilizar cuando existe hinchazón en las patas y en los dedos de los canarios y va muy bien.

         Hay que puntualizar que si el aporrillamiento o callo plantar está ya muy desarrollado y no se le extirpa mediante pequeña intervención quirúrgica, actuación que no está al alcance de cualquiera, sino de profesionales del ramo, es difícil su eliminación, pero si en cuanto nos percatamos de que a alguno de nuestros reclamos le está empezando a salir, entonces sí puede paralizarse o aminorarse su crecimiento, con lo anteriormente expuesto. Dicho proceder, con los tres productos reseñados en el párrafo anterior, se debe llevar a cabo durante cinco o seis días seguidos y, a continuación, en días alternos hasta que se aprecie mejoría que, con total seguridad, se producirá, pues lo he comprobado muchas veces. Pues no se olvide que el pájaro perdiz que padecen esta problemática suele estar la mayoría del tiempo apoyado sobre una pata -la que menos daño tiene- o, bien, echado sobre el fondo de la jaula. Y tal situación no gusta a nadie, máxime sabiendo que el reclamo de turno está dolorido.

         Sobre este tema, se puede decir y argumentar que las patirrojas camperas, difícilmente tiene esta problemática, pero hay que pensar que no son muchas las que llegan a maduritas y, además, nunca suelen estar en contacto con su propias deyecciones o con suciedad. Pues, pueden vivir en hábitat de suelos duros y pedregosos, pero exento de porquerías.

         Para terminar, solo decir que este artículo va encaminado a un reflexión sobre el tema. Es decir, el preguntar y preguntarme el porqué se hace más palpable lo de los callos en la planta de las patas de las perdices, pues vengo observando en los últimos años que tal circunstancia poco deseada aumenta. Por consiguiente, si yo supiera cuál  es la causa de tal problemática enfocaría el tema de forma diferente. Tan es así que lo que puntualizo, en cuanto a medicamentos, es información que me ha llegado mediante amigos o profesionales, nunca que sea cosecha propia, pues de temas veterinarios, no tengo ni idea.


Imágenes de las respectivas patas de tres reclamos con callos. La primera  y segunda corresponden a dos reclamo de tres años. La última corresponde a uno de diez años. En todas ellas se puede apreciar la inflamación de la almohadilla plantar, callo o aporrillamiento. En el pájaro de más edad puede ser normal, pero no tanto en los dos de tres años.





jueves, 1 de noviembre de 2018

"TOSANTOS" UNA FECHA IMPORTANTE PARA LOS CAZADORES DE PERDIZ CON RECLAMO MACHO


             En los calendarios de caza en general, existen unas fechas que, desde siempre, han sido santo y seña de las diferentes modalidades que forman parte de la misma. En esta línea -a modo de ejemplo-, valgan dos de ellas muy representativas: el 15 de agosto como comienzo de la media veda y caza con perros y el 12 de octubre la apertura de la veda general, aunque últimamente se hayan alterado un poco los días de inicio.

            Pues bien, en el mundo de las fechas cinegéticas, hay una,  Tosantos”, primero de noviembre, que para muchos aficionados pajariteros es el pistoletazo de salida para la temporada cuquillera, pues una gran mayoría de los perdigoneros escogen este día para sacar a sus pájaros perdices de los pelecheros y meterlos en las jaulas, previo tradicional recorte. Y la verdad es que, aunque en esta afición nunca hay que tener prisas, porque la paciencia debe ser una  de nuestras grandes virtudes, en cuanto “sobrevuelan” estas fechas aparece la inquietud y el nerviosismo ante la llegada del día de tan ancestral tarea. Es más, en ocasiones, puede más la impaciencia que la tranquilidad y más de una vez y más de dos, hemos recortado algún reclamo antes de tiempo, con  algún  pretexto de por medio.

            Eso sí, el recorte, además de una función necesaria, aunque haya quien no lo lleve a cabo y no toque los reclamos por miedo a fracturas -no todos los aficionados saben coger los pájaros-, es algo más que una simple utilización de la tijera para dejar “guapos” a los componentes de nuestros jauleros, pues a la postre, dicho quehacer es un singularidad importante más del ritual cuquillero. Por consiguiente, el recorte se transforma en un bálsamo tranquilizador y esperanzador para los perdigoneros. Representa algo así como el momento de recoger los frutos de muchos meses de trabajo y desvelo al lado de nuestros reclamos, sufriendo por no saber cómo concluirá la muda y sí surgirá algún problema en el largo y tórrido verano. Pero, por otra parte, es el punto de partida para una nueva temporada pues, a partir de este momento, comienza el soleo, el aporte del verde, de bellotas y castañas picadas y de otras muchas golosinas, elementos todos ellos muy importantes en el día a día cuquillero.

          En lo personal, puedo decir que mis reclamos ya están enjaulados como apunté en un post anterior y, además, por tradición, no los suelo recortar hasta la mitad del mes en curso. Es decir, sobre sesenta días antes de la apertura del periodo hábil de caza. Siempre lo he hecho así y así continuaré.

            Ni que decir tiene que, desde ya, como si se tocara a arrebato, las reuniones y sesiones varias pajariteras proliferan en cualquier lugar, cosa que no ocurre durante el periodo de muda. Los inquilinos de la jaulas, todas limpias y muchas de ellas repintadas, empiezan a llamar la atención de los receptivos dueños y no es muy difícil ver a estos últimos acompañados de otros amigos y compañeros, contándose entre ellos las futuras excelencias de pájaros que lo más seguro es que no pasen un examen de preescolar, pues es el tiempo de la ilusión desmedida. Sin embargo, con el paso de los días y semanas, dicha expectación se irá transformando, primeramente, en movimientos de cabeza ante las negativas respuestas de algún que otro inquilino del jaulero que empiezan a mostrar su negativo proceder. Más tarde, llegarán los tacos e incluso las maldiciones. Y para finalizar, en muchos casos, se suelen abrir puertas con anterioridad a la apertura de la veda.

            Por cierto, por estas fechas ya otoñales, la mayoría de los últimos años, la sequía veraniega y los calores del “veroño” persistían. No obstante, en el actual, la cosa ha empezado bastante bien, pues el campo está precioso y eso es señal de que podemos estar en la antesala de una buena temporada cuquillera. Sin ir más lejos, el año pasado por estas fechas, los terrenos eran una pena, pues prácticamente no había llovido en buena parte de nuestra Comunidad, pero, a día de hoy, el paisaje rural se nos presenta totalmente verde y precioso, señal que ya han llegado las esperadas y necesarias lluvias otoñales. Con estas componendas nuestras patirrojas montesinas se enverdinarán y no tendrán problema para fortalecer su dieta con las proteínas aportadas por las abundantísimas hormigas de alas y  muchos gusanos que con la humedad pueblan todos los rincones de las diferentes fincas andaluzas.