Siempre han existido los callos en la planta de
los pies de los pájaros de jaula (aporrillamiento), pero algo ocurre a día de hoy porque,
la gran mayoría de las veces, nuestros reclamos los tienen desde bien jóvenes.
Sin ir más lejos, muchos de ellos, con dos o tres años ya los presentan y, en
algunos casos, bastante prominentes. Antes, era uno tal cual cuando el reclamo
era ya mayorcete, pero en la actualidad, son casi la gran mayoría, sean jóvenes o
viejos.
Leyendo
y comentando con amigos, siempre sale la misma historia: el motivo desencadenante de tal
problema no es otro que el suelo de las jaulas cuando éste es de material duro, como puede ser
el alambre. Sin embargo, hay pájaros de jaula que tienen callos plantares y el suelo de las suyas no es metálico o
duro, sino de cordaje de materiales diferentes: cáñamo,
nylon, pita, esparto…
Está
claro que puede ser que en tal contrariedad el asiento de las jaulas pueda
ayudar a que el callo pueda consolidarse y aumentar de tamaño pero, en realidad,
ese abultamiento plantar no deja de ser, según tengo entendido, una infección
producida por el continuo contacto que tiene esa parte de las patas con las
deyecciones propias de cada ejemplar, tanto en jaula como en los cajones de
muda, además de que, muchas veces, también intervienen los ácaros. Por tanto, para tratar dichas afecciones plantares, además de por medios quirúgicos –sajarle el callo y evacuar todo lo
que tiene dentro si éste está mu desarrollado-, habría que utilizar productos desinfectantes como puede ser la limpieza con
agua oxigenada, la Povidona Yodada
(mercromina, o betadine, tintura de yodo…) y aplicar algún antibiótico en forma de
crema, como es el caso de la Pomada
antibiótica Liade, pues bacisporín, muy utilizado hace algunos años, ya fue retirado. De hecho Liade la suelo utilizar cuando existe hinchazón en las patas y en los dedos de los canarios y va muy bien.
Hay
que puntualizar que si el
aporrillamiento o callo plantar está ya muy desarrollado y no se le extirpa
mediante pequeña intervención quirúrgica, actuación que no está al alcance de
cualquiera, sino de profesionales del ramo, es difícil su eliminación, pero si
en cuanto nos percatamos de que a alguno de nuestros reclamos le está empezando
a salir, entonces sí puede paralizarse o aminorarse su crecimiento, con lo
anteriormente expuesto. Dicho proceder, con los tres productos reseñados en el
párrafo anterior, se debe llevar a cabo durante cinco o seis días seguidos y,
a continuación, en días alternos hasta que se aprecie mejoría que, con total seguridad, se producirá, pues lo he comprobado muchas veces. Pues no se
olvide que el pájaro perdiz que padecen esta problemática suele estar la mayoría
del tiempo apoyado sobre una pata -la que menos daño tiene- o, bien, echado sobre el fondo de la jaula. Y tal situación no gusta a nadie, máxime
sabiendo que el reclamo de turno está dolorido.
Sobre
este tema, se puede decir y argumentar que las patirrojas camperas, difícilmente
tiene esta problemática, pero hay que pensar que no son muchas las que llegan a
maduritas y, además, nunca suelen estar en contacto con su propias deyecciones
o con suciedad. Pues, pueden vivir en hábitat de suelos duros y pedregosos, pero
exento de porquerías.
Para
terminar, solo decir que este artículo va encaminado a un reflexión sobre el
tema. Es decir, el preguntar y preguntarme el porqué se hace más palpable lo de
los callos en la planta de las patas de las perdices, pues vengo observando en
los últimos años que tal circunstancia poco deseada aumenta. Por consiguiente,
si yo supiera cuál es la causa de tal problemática enfocaría el tema de forma
diferente. Tan es así que lo que puntualizo, en cuanto a medicamentos, es
información que me ha llegado mediante amigos o profesionales, nunca que sea cosecha
propia, pues de temas veterinarios, no tengo ni idea.
Imágenes de las respectivas patas de tres reclamos con callos. La primera y segunda corresponden a dos reclamo de tres años. La última corresponde a uno de diez años. En todas ellas se puede apreciar la inflamación de la almohadilla plantar, callo o aporrillamiento. En el pájaro de más edad puede ser normal, pero no tanto en los dos de tres años.
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