A nadie se le escapa que
con el paso de los años se vayan
deteriorando muchos aspectos de nuestro físico, entre ellos, la audición.
De esta manera no es de extrañar, que los que ya tenemos algunos abriles, e incluso
muchos de los más jóvenes, a veces, nos cueste trabajo captar sonidos de poca
intensidad, porque nuestros oídos no son capaces de percibir ondas sonoras de
baja frecuencia. Así, muchos sonidos emitidos por diferentes animales, incluida
nuestra perdiz roja, son inaudibles para el hombre y otros muchos solo pueden
ser captados por quienes no tienen el menor problema auditivo.
En esta línea, si nos referimos
a los diferentes cantos que emite nuestra perdiz roja, existen algunos de ellos
que en determinados momentos son casi imperceptibles para el oído humano,
dígase el cuchichío que emite el reclamo cuando las patirrojas camperas se
acercan a donde él está atalayado. Circunstancia que no debería tener mayor
importancia, pero que en realidad a la hora del disparo sí que la tiene, pues
hacer esto último si el que está en el pulpitillo no está recibiendo de pico
suele ser contraproducente y terminará con el paso del tiempo, si no obramos bien, por no cantar y ponerse que no cabe en la jaula en
cuanto las barrunte. Tan es así que si el reclamo recibe de pluma, sin hacerlo
con algún tipo de sonido característico del recibo, nuestro pájaro de jaula se
acostumbrarán a lo fácil -las bulanas-, y cada día querrá que le matemos lo que
entra en plaza, lo antes posible y en cuanto dé la cara. Si lo hacemos sin que haya "debate" y le
abatimos la caza solamente recibiendo de pluma, aunque cuando están en su sazón entran de cualquier forma, las perdices camperas le costará una vida llegar a las inmediaciones del farolillo y, si seguimos tirándole solo con
bulanas e hinchado como un globo de feria, terminarán por no entrar, pues el
que está en el repostero las asustará más que atraerlas. Independientemente que
pueda haber reclamos más fogosos que otros y eso no se puede reconducir.
Pues bien, para los que
no estamos muy bien del oído, como ya he dicho antes, aunque haya ocasiones en
que detectemos que nuestro reclamo está cantando suave porque mueve la gorguera o gola, viene muy bien el receptor inalámbrico de sonido, sea del tipo que sean, pues con él, sí captamos lo que emite el que está en el pulpitillo por muy bajo que lo haga. Huelga decir
que es un trasto más que llevar al puesto, pero dada su importancia y aunque se pierdan unos minutos en su colocación, merece la
pena, máxime en los primeros tiros que se le hagan a un determinado pájaro novel,
pues de ellos va a depender muy mucho la futura forma de actuar del mismo. Ni
que decir tiene que si desde el principio lo acostumbramos a que recibiendo
solo de pluma no se le tira, terminará haciéndolo de pico y la patirroja de
turno, si está medianamente en condiciones, terminará acercándose al repostero,
como personalmente he podido comprobar en muchos casos. Eso sí, todo lo
expuesto va enfocado a reclamos que pueden dar el avío, pues el que es un
mochuelo, siempre lo seguirá siendo, pues huelga decir que este "artilugio", sirve para lo que sirve, pero nunca para hacer fenómenos.
Para finalizar, solo
decir que como tantos y tantos adelantos tecnológicos, el que nos trae en el
artículo, ya tratado en multitud de ocasiones en foros y escritos -incluso en
este blog-, siempre tendrá sus adeptos y detractores y el que suscribe sólo da
su opinión, pues después de no haberlo utilizado nunca, de unos años para acá
sí lo hago y me va muy bien, pues se quiera o no, matar caza sin que nuestro
pájaro de jaula “dialogue” con el del campo, como dice el refrán es “pan pa hoy y hambre pa mañana”, aunque
haya veces que sigamos tirando cuando el recibo es de pluma. Por supuesto, de
marcas y modelos, muchos por cierto, no tengo mucha idea. El que yo utilizo -foto siguiente-,
que me va muy bien, es de los más simples y bastante barato: una sencilla radio digital para sintonizar la frecuencia y un emisor de FM.
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