Panderón en los Montes de S. Benito |
Como temporada tras temporada y, últimamente más, los finales del periodo legal de caza con reclamo suelen ser malos, a no ser que el año se presente lluvioso, circunstancia que no se ha producido este año, sino todo los contrario. El campo, autóctono o de repoblación -si lo hay-, pasa olímpicamente del que está en la jara y éste último, tras días y días sin que se le acerquen las de monte empieza a estar cansado y, al igual, que ellas, anda bajo mínimo, pues ambas circunstancias suelen correr muy en paralelo. De esta manera, a los quince o veinte minutos sin oír -los fundamentales en esta modalidad-, cierran el pico y se ponen a tomar el sol o, si por el contrario, se les viene el campo a su alrededor, pero no le entra, lo habitual es que pechugazos a la jaula y botecito tras botecito sea lo normal del que está entre los alambres.
Y
lo peor de la historia es que lo que ahora está ocurriendo lo sabemos de sobra,
pero año tras año no nos damos cuenta que esta situación es una
repetición de lo sucedido en la temporada anterior y en la anterior y en la
anterior… Sin embargo, volvemos a caer en la desesperanza. Olvidamos, o no
queremos autoconvecernos, que la caza de la perdiz con reclamo, en las fechas
actuales, dura quince días, es decir, la primera quincena, pues las patirrojas
que pueblan nuestros campos, muy degeneradas, al igual que las de repoblación
aprenden rápido y con la ayuda de la mala climatología, no están por la labor
de entablar pelea con el que está en el tanto o farolillo. Entran en plaza, si
es que entran y poco más. Por lo que ya no es cuestión de números, es cuestión de llegar a
casa contento de lo que nos ofrece nuestra afición cinegética y, desgraciadamente,
tal circunstancia ocurre muy puntualmente.
En
base a lo anteriormente expuesto solo decir que, aunque puede haber excepciones
y quien opine lo contrario, en estas dos semanas finales, lo más positivo y
reconfortante, aparte de echar un día de campo, son los buenos ratos de diálogo con los compañeros a mediodía en la
comida, puesto que, como he apuntado, las patirrojas están fatal por la falta de
lluvias y por su alarmante bajonazo que año tras año demuestran en sus
comportamientos y, cómo no iba a ser menos, los reclamos, ya hartos de jaulazo
tras jaulazo, empiezan a decir hasta aquí llegó. Y no es que esto sea una
novedad, pero al no acordarnos de lo ocurrido en temporadas anteriores, de nuevo tropezamos en la misma piedra y lo pasamos mal al comprobar in situ la
agonía en la que vive nuestra querida y maltratada afición cinegética. Y vuelvo
a repetir: no es
cuestión de hacer buenas perchas, sino de salir satisfechos de los puestos y
participar en lances que transmitir a los más jóvenes. Eso sí, esto es lo que
hay y si queremos seguir poniendo en práctica nuestra afición, debemos
adaptarnos a lo que tenemos. No hay vuelta de hoja. Pensar en revivir otros tiempos
es una auténtica quimera.
En
lo referente al día a día decir que ya incluso cuesta trabajo el levantarse
temprano para estar en el cazadero a buena hora, máxime si lo que en teoría
sirve no se lleva al campo, pues ya está bien de hacerle pasar malos ratos. En
dicha línea, la segunda división del jaulero ha demostrado el porqué de no
estar en los primeros puestos y, como consecuencia de ellos, alguno ha pasado a
otras manos, pues guardar lo que no sirve, como ya he repetido en multitud de
ocasiones, es perder el tiempo y no dejar un hueco libre para que alguien lo
sustituya. Solo Montija y un pollo
que, en principio era dudoso su sexo, han cumplido. El resto…
Y como en esta vida todo cambia de hoy para mañana, el miércoles
pasado a mediodía recibí una llamada de un amigo, Tomás Gómez, invitándome a echar unos días
de reclamo en una preciosa finca de la provincia de Toledo y ni me lo pensé. Tan es
así que el jueves por la mañana estaba dando el puesto por aquellas tierras, al
igual que el viernes y sábado. Sólo decir que al no estar el cazadero muy jauleado, pues no es el reclamo la base de su actividad cinegética, aunque
el campo no estaba bueno y no llevaba lo mejor de mi jaulero, ha sido otro
mundo y me ha servido para desechar tres reclamos por evidencias irrefutables y comprobar que otros dos que le había dado pocas oportunidades durante la temporada, Serrano y un pollo de
granja han demostrado con dos lances preciosos cada uno, que se puede confiar
en ellos. De hecho con el primero, compartí las acometidas de un precioso macho alrededor del reclamo, foto siguiente, que estuvo dando vueltas al farolillo muchísimo tiempo antes de dispararle.
Para
finalizar, a partir de ahora, reflexionar sobre lo ocurrido en la temporada recién
acabada, al menos para mí, darle las gracias a todos los compañeros por el inmejorable trato que me han dispensado en todo momento, ver donde hemos errado para ponerle solución a los
detalles en los que no hemos estado a la altura de las circunstancias y esperar
que el que mueve los hilos de la vida nos deje participar en la siguiente,
aunque a partir de hoy, si queremos que nuestra parte cumpla, ya estamos en la
próxima, pues no podemos dejar para cuarenta días antes lo que necesita estar
encima los otros trescientos veinticinco restantes.
Buenas noches, esperemos que para el año que viene acompañe el tiempo un poco, yo hace años que me conformo con ir a dar el puesto y desconectar. Que no nos falten esos ratos disfrutando del campo y de nuestros pájaros, porque la cosa pinta mal.
ResponderEliminarUn saludo a todos
Viva la caza.
Principios de la década de los años ochenta...
ResponderEliminarMes de Febrero en algún lugar de la campiña Jienense...
Tarde nubosa
Una voz enérgica y femenina me dijo:
¡ Niño sal corriendo, coge el Land Rover y bajate al campo a ver donde está tu padre
Pronto anochecerá y ya tarda
A ver si está en el cortijo pues lleva toda la mañana lloviendo y con la furgoneta puede que no salga de allí y con todo embarrado...!
En el cortijo sólo quedaba algún rescoldo humeante de la candela...
Un silbido bastó para localizar a mi padre pues por entonces nada de telefonía móvil.
A lo lejos al fondo en el pie de monte y en el ocaso de la tarde me dijo
¡ Sube !
Algo que entendí perfectamente pues sabíamos que en casa no estaba La Arrieta ni el pájaro viejo
Allá me encamine patinando y derrapando metiendo marchas cortas al Land Rover
Ansioso por ver el lance y ya con las luces del TT oí una voz muy conocida
que me decia:
El pájaro ha estado toda la tarde recibiendo y escuchando
Coge los dos pares y medio que nos vamos a casa...
Pd.¿Qué tendrá el agua cuando la bendicen?