A mi edad, y siendo aficionado desde siempre, por mis manos han pasado, si no todos los libros que se han publicado sobre nuestra afición, puedo decir, sin lugar a equivocarme, que la gran mayoría. Así, por citar algunos ejemplos, he tenido la suerte disfrutar leyendo: “Memorias de un reclamo”, “La perdiz y los reclamos para su caza”, “Anecdotario y memorias de un pajaritero”, “Perdices, sierras y olivares”, “Con las capas largas, “La caza de la perdiz con reclamo” “De la perdiz con reclamo” y un largo etcétera de títulos.
Pues bien, algunos de los anteriores, son tan conocidos y famosos que, pocos aficionados, no han dado cuenta de ellos. Pero. hay un título que ha llegado últimamente a mi poder y, que para mí, sin desmerecer todos los citados, y algunos más, en una verdadera maravilla a la hora de entretener y seducir al lector por su literatura fácil –no exenta de grandes conocimientos pajariteros y de la naturaleza-, ameno y apasionante.
Dicha obra, “Buscando a Fabián”, publicado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Cartagena y escrito por José Damián Aranda Mercader y Cándido Martínez Petrel –cirujano y anestesista respectivamente-, es un compendio formado por once sencillos y maravillosos relatos o cuentos, sobre anécdotas y peripecias por las que pasan los personajes del libro, uno dedicado a refranes pajariteros y, un último, a recetas de cocina sobre la perdiz.
Los autores, muy conocedores de la zona de Cartagena y de sus gentes -según se desprende de su lectura y como queda plasmado en el libro-, desarrollan curiosas y fascinantes historias que siempre han acompañado al mundo del reclamo y retratan las diferentes situaciones que nos presentan con una maravillosa delicadeza y sencillez. Además, nuestra abnegada Guardia Civil queda queda perfectamente "dibujada" en la obra con la que fue su difícil tarea en la España anterior al medio siglo pasado.
El libro, de sólo 188 páginas, está ilustrado con unos bellísimos dibujos del Sr. Aranda Mercader, que anteceden a cada relato.
Pues bien, desde este humilde blog, quiero recomendar estas historias de chimenea -como las titulan los autores-, a quien no las conozcan, para que, el largo estío y, a la vez, época de muda, se haga más llevadera y menos anodino. Seguro que, quien así lo haga, no se arrepentirá. De verdad que merecen muy mucho la pena.
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