sábado, 16 de mayo de 2015

MUCHO COLORIDO, PERO POCAS NUECES.

El mes de mayo, tradicionalmente, ha supuesto para nuestros campos la explosión policromada de cientos de especies que conforman parte de la flora mediterránea. Así, la primavera, en su punto álgido, pone en nuestras manos los maravillosos y entremezclados tonos amarillos, azules, rojos, verdes, marrones, blancos…, que llenan de belleza y colorido cualquier rincón de nuestra tierra andaluza. De esta manera, un paseo por el campo a horas donde el calor no apriete en una verdadera gozada para nuestros sentidos, puesto que, aparte de la tupida alfombra multicolor que cubre cualquier paraje, hasta nuestro oído llegará el fascinante y cautivador canto de muchas aves que componen nuestra rica avifauna. Jilgueros, verderones, pardillos, chamarices, trigueros, alondras, los enigmáticos ruiseñores… y como no, los solitarios, por estas fechas, machos de perdiz participan con su música en fascinadores conciertos al aire libre.

En el enlace siguiente se puede escuchar el canto del ruiseñor. Está grabado hace unos días en la Dehesa.

Sin embargo, hace tiempo que vengo percibiendo que otros muchos componentes de nuestra fauna, invertebrados por más señas, están desapareciendo de nuestros campos. Así, los conocidos y abundantes saltamontes, las bellísimas libélulas, los curiosos escarabajos, las señoriales mariposas, las pesadas chicharras, los cantarines grillos… y un sinfín de insectos, cada día cuesta más trabajo tropezar con ellos. De hecho, el otro día que estuve en mi coto La Dehesa de Enmedio en Puebla de Guzmán intenté dar con algún grillo y, aunque parezca imposible, no escuché ni uno. Ni yo, ni las personas que me acompañaban, pudimos saborear su peculiar cante, cuando no hace mucho, había ejemplares de este pequeño insecto por todas partes.

Lo que digo, aunque parezca que no tiene la mayor importancia, creo que si nos paramos a pensarlo un poco, nos daremos cuenta que sí la tiene, tanto que, nuestras perdices jóvenes, por poner un ejemplo, necesitan comer estos “bichitos” que, como bien sabemos, aportan las necesarias proteínas. No sé cómo estará la cosa por otros lugares andaluces, pero por aquí, lo que he dicho anteriormente es una realidad.

 Y si hay pocos invertebrados, no digamos conejos. De esta manera, si hace unos años cualquier terreno, por estas fechas, estaba lleno de ellos, a día de hoy, casi han desaparecido, vuelvo a repetir, por estos lares. Es duro decirlo, pero es así. Uno tal cual, y poco más. Cuidados máximos, poca caza, comederos con grano durante todo el año, control de alimañas..., pero nada, nos estamos quedando, o mejor dicho, nos hemos quedado sin lo que llenaba antiguamente la mochila: el conejo.

Estos conejillos, ocho de diferentes tamaños y edad, más una camada recién nacida, componen nuestra pequeña reserva. Están vacunados y esperemos que algún día les podamos abrir la puerta y llenen nuestro coto. Por el momento, ahí están: bien alimentados y felices.


Pd. Posiblemente, porque hay gente "pa to", haya quien piense que esto que ocurre es el resultado de tanto cazador por el campo.

2 comentarios:

  1. Precioso y enigmático ese Ruiseñor.
    Por otro lado hay que reconocer que en el campo sobran muchas "químicas" o la potente maquinaria implantadas por la mano del hombre, y que hay un gran desequilibrio ecológico sin el cual parece que no podemos vivir cuando está sucediendo todo lo contrario.
    En este caso los cotos intensivos y empresas cinegéticas tienen el futuro asegurado.
    Mientras tanto la busqueda de agua en el planeta Marte está costando un "pastón" a la comunidad internacional.
    Un saludo.

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  2. No sé mucho de herbicidas, productos fitosanitarios, semillas blindadas,,,,pero todos estos nombres me suenan a química, lo que, supuestamente, se traduce en eliminar algo perjudicial: malas hierbas, insectos perjudiciales, enfermedades que acaban con las semillas una vez sembradas... Lo que pasa es que que algo debe fallar. El resultado es que mueren muchos componentes de nuestra fauna y, con tal circunstancia, la cadena alimenticia se rompe.

    Lo de los grillos y saltamontes es curioso, pero una dura realidad. Prácticamente no se ven y los cazadores no los eliminamos.

    Saludos.

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