Preciosa imagen de Chimenea expectante al tener campo cerca |
El refranero cuquillero recoge que, de cada tres temporadas, dos mala y una
regular. Pues bien, hoy día, hay que decir que quien acuñó dicha frase no
le faltaba razón. Año tras año, los que ya tenemos algunas primaveras y hemos hecho el paseíllo en muchas plazas -utilizando lenguaje taurino-, venimos
observando con bastante desconsuelo y pesadumbre que, temporada tras temporada, nuestras
patirrojas camperas, por muchos motivos que todos conocemos y que no voy a
volver a repetir, están peor que en el periodo hábil de caza anterior. Tan es así
que, en la actual, en casi todos lugares, los ejemplares que pueblan nuestras
tierras, bien autóctonos o de repoblación, están fatal. Ni tienen ganas de
pelea, ni se acercan al reclamo y, lo que es peor, ni cantan. Es más, cuando se acercan, no dan la cara y si le tiras uno de los componentes de par, el otro, principalmente las hembras o se largan o dan la lata y no entran. Expongo esto, porque he
contactado con muchos amigos y compañeros de afición de diferentes provincias de
Andalucía y del resto de Comunidades españolas en donde está permitido la caza
con reclamo y todos/as hablan de lo mismo: es una temporada fatal.
Esta situación que se repite año tras año es
el sino de los pajariteros, la asumimos con toda la naturalidad y resignación del mundo, porque nuestra ilusión es mucho mayor que el gran contratiempo que supone dar muchos jaulazos sin disfrutar de las alegrías correspondientes que nos deben ofrecer los lances. Nos
conformamos con que, algún día, lleguemos contentos a casa porque nuestro
reclamo ha dado un buen puesto y le hayamos tirado alguna patirroja.
Está claro que hay casos puntuales, como
está siendo el mío, puesto que en los años que tengo es la mejor temporada con
diferencia, pero no es lo común, sino todo lo contrario. De hecho, el otro día
hablaba por teléfono con un buen amigo y gran aficionado madrileño que cuelga
en una finca de Ciudad Real, tras pagar una buena cantidad de euros. Pues bien, él no se puede quejar de buenos colgaderos
ni de la falta de ganado, porque en dicha propiedad hay preciosos enclaves para
dar el puesto y la perdiz abunda en todos los rincones del coto y además de las
de verdad, pero de apretar gatillo, muy poco. Y no por falta de reclamo. La
razón es que el que se escucha en el campo es el de la jaula, las montesinas, ni pío.
Y el hombre, como tantos otros perdigoneros, está totalmente desanimado y
aburrido por puestear sin la más mínima satisfacción y con la posibilidad mas que segura de
estropear pájaros de jaula por no encontrar premio a sus trabajos como reclamo.
En cuanto a esta tercera semana de la temporada, la verdad es que, en mi caso y en la de los de compañeros de coto, no nos podemos quejar, Y es así en lo personal, porque tres o cuatro
pollos empiezan a demostrarme que tienen sangre y creo ahora mismo, que futuro
como reclamo. Chimenea sigue en su
línea y le he hecho un puesto de una pareja y otro formidable de cuatro. A D. Benito, que va mejorando día a día,
le he tirado un macho, aunque le pude tirar dos hembras más, cosa que no hice
por considerar que no estaban en el lugar idóneo y, en otro puesto, una pareja y un macho. Sin embargo, el Alpujarreño me está cogiendo la mala costumbre
de no trabajar demasiado si no tiene campo cerca, aunque sigue estando muy bien en
el momento de recibir al campo, por lo que se le sigue tirando.
Además, aparte de Manolo Monescillo que comparte conmigo muchos años de compañero, los hermanos Morón -Manolo y Juan Francisco-, Manolo Somoza, Joaquín López y José Ruiz hacen que las horas de chimenea y "picoteo" de productos de la tierra (en ambos cotos donde cazo), cosa que nunca deben faltar, sean una gozada, por lo que los ratos fuera del puesto son de los más agradables del mundo. Además, siempre es buen momento para aprender de grandes aficionados como ellos.
Además, aparte de Manolo Monescillo que comparte conmigo muchos años de compañero, los hermanos Morón -Manolo y Juan Francisco-, Manolo Somoza, Joaquín López y José Ruiz hacen que las horas de chimenea y "picoteo" de productos de la tierra (en ambos cotos donde cazo), cosa que nunca deben faltar, sean una gozada, por lo que los ratos fuera del puesto son de los más agradables del mundo. Además, siempre es buen momento para aprender de grandes aficionados como ellos.
Unas imágenes de esta semana. En la primera vemos a Chimenea con uno de los machos que le tiré en estos días. En la segunda se me ve con D. Benito y un buen macho. En la tercera y cuarta se puede apreciar a un pollo del año con un macho de los de verdad. La quinta nos muestra a otro pollo que me hace dudar entre macho y hembra -canto creo que masculino y aspecto de hembra-. En la última se puede ver una de las patas del enorme garbón que abatió el domingo Manolo Somoza.
Una anécdota de la semana, no de las que nos gustan a
los perdigoneros, ha sido que a un pollo del año regalo de un amigo, Montija, se le presentó un zorro en la
plaza en el día de su debut tras unos buenos veinte minutos de trabajo, desde los
pocos segundos de quitarle la sayuela. El resultado de tal contratiempo fue el
dar unos buenos botes en la jaula y dejar de cantar para no volver a hacerlo en
el tiempo que permaneció en el farolillo. Esperemos que se le olvide el gran sobresalto
por el que pasó, puesto que demostró, aparte de su agradable música, tener
templanza y aplomo. La otra curiosidad ha sido que el amigo Manolo Morón tuvo que salir corriendo y a pedrada limpia tras un meloncillo que se llevaba en la boca una perdiz abatida que estaba la plaza.
Compartir esta modalidad de caza contigo, José Antonio, es un verdadero placer. Ese entusiasmo que pones en cada pájaro y en cada lance se transmite y genera afición en aquellos que tenemos la suerte de conocerte en tu salsa pajaritera.
ResponderEliminarHoy hemos saboreado una buena jornada cuquillera. Codo con codo, en un apretado puesto, gozamos de tres momentos inolvidables. Al romper el alba el buen hacer de un pollo que no ha tenido la suerte de rematar su faena por culpa de la desconfianza y poco celo del campo. Después otro pollo si que estuvo acertadísimo y fino, para permitirnos cobrar su primera pareja cautelosa. Por la tarde rematamos con el artista, Chimenea, que nos dio un puestazo emocionante y trabajado con maestría y ganas de comerse el campo. Una pareja logro cautivar con sus efectivos encantos. Como siempre, no podía fallar. ¡Qué pájaro más seguro!
Gracias José Antonio.
Mi buen amigo Manolo.
ResponderEliminarTe agradezco tus palabras. En una cosa tienes razón: vivo la caza del reclamo con la mayor de las ilusiones y como el primer día que acompañé a mi abuelo Vicente a dar el puesto, hace casi sesenta años. Ahí está la grandeza de esta milenaria modalidad cinegética.
Sin embargo, tu compañía sí que es un lujo y la ayuda que me estás prestando, en este año tan delicado par mí, no tiene nombre, aparte de tus consejos cuquilleros de hombre ducho en el tema.
La pena de ayer por la mañana fue que Montija, que en su segundo puesto tuvo, por dos veces, el campo en la plaza no se le pudo tirar, como pudiste comprobar, porque tal como entraba salía pitando. Lo bueno es que tiene una pinta envidiable y que no se descompuso en ningún momento. Seguro que en puestos venideros se le va tirar.
En cuanto a Chimenea, ya lo has dicho. Ni las hembras como las de ayer se escampan a sus encantos.
Saludos.