Hoy día de "To Santos", como se le conoce popularmente en nuestra tierra a esta festividad, para muchos aficionados al reclamos es el punto de partida para la nueva temporada, pues esta fecha tan significativa de nuestro calendario también es escogida por ellos para pasar los perdigones a las jaulas, tras el tradicional recorte.
Por ello, he querido subir al blog esta reflexión personal, pues su contenido lo merece.
Preciosa imagen de un macho de
repoblación.
El tema de este
artículo no supone ninguna novedad, pues tanto en mi blog, como en cualquier
foro o en red social, ha sido ampliamente tratado. Ahora bien, como desde hace
dos años cazo el reclamo en una finca de repoblación, quiero dar mi opinión de
primera mano de lo que supone para mí el cazar este tipo de ejemplares. Ojo…,
digo cazar, no ir a matar a toda la granjera que se menee.
Para empezar, me
gustaría dejar bien claro lo que entiendo por repoblación o, mejor dicho, una
buena repoblación.
Pues bien, perdiz
de repoblación y de granja son dos términos sinónimos, los cuales utilizamos
indistintamente cuando nos referimos a toda perdiz nacida y criada en
cautividad. Ni que decir tiene que con este tipo de ejemplares lo importante, al menos para mí, son, en
principio, dos circunstancias:
- La primera y fundamental es que lo que se vaya a soltar en una determinada
finca tiene que proceder de explotaciones cinegéticas serias y que luchen por
la pureza genética de los ejemplares que salen de sus instalaciones. Por lo
tanto, dentro de una cosa lógica, no hay que escatimar unos euros por las
perdices que se vayan a poner en libertad.
- La segunda, y no menos importante, es que las sueltas se deben hacer en el
momento que marca la ley, es decir, con bastantes días de antelación a la
apertura del periodo hábil de la general, se cacen o no las patirrojas al salto
o al ojeo. Con ello, cuando llega la temporada del reclamo, los ejemplares
soltados en su momento llevan ya, aparte de los que quedaron de la temporada
anterior más las crías que sacaron estos para adelante, sobre cuatro meses en
libertad. Por supuesto, perdices soltadas cuando se vayan necesitando, incluso
durante la temporada cuquillera, no tiene sentido, ni es de recibo, si se
quiere cazar lo más parecido, nunca igual, a la perdiz roja salvaje.
Huelga decir que lo expresado anteriormente es un planteamiento teórico, por ello quiero dar mi opinión sobre dichos dos puntos, dado que en uno de los cotos donde cazo el “material” que lo puebla es perdiz de granja. Partiendo de la base que por la zona donde me muevo, encontrar una finca de perdiz salvaje no es tarea fácil. Primero, porque hay pocas y segundo, porque los terrenos que las tienen no ofrecen las garantías que se necesitan para hacer una buena inversión, pues de dar culazo tras culazo, el que más y el que menos está ya cansado.
Huelga decir que lo expresado anteriormente es un planteamiento teórico, por ello quiero dar mi opinión sobre dichos dos puntos, dado que en uno de los cotos donde cazo el “material” que lo puebla es perdiz de granja. Partiendo de la base que por la zona donde me muevo, encontrar una finca de perdiz salvaje no es tarea fácil. Primero, porque hay pocas y segundo, porque los terrenos que las tienen no ofrecen las garantías que se necesitan para hacer una buena inversión, pues de dar culazo tras culazo, el que más y el que menos está ya cansado.
En esta línea, las
dos últimas temporadas, comparto plaza con un amigo en un terreno de unas seiscientas
hectáreas en la zona del Andévalo, donde cazan el reclamo tres compañeros más. Es
decir, cuatro acciones.
En dicha finca
más en otras anexas, todas cubiertas de encinar y monte bajo, cuidadas y vigiladas
al máximo, el gestor que tiene arrendadas las mismas suelta las perdices en el
momento que marca la legislación cinegética y, una vez abierta la temporada
general, se dan algunos ojeos hasta las Navidades. A partir de ahí, como en cualquier
terreno donde se caza al salto, la perdiz descansa hasta la apertura del
reclamo. Tiempo más que suficiente para que se creen nuevas parejas o estén en
vías de ello, aunque como les ocurre a la autóctonas, en los primeros días de
la apertura, puede haber bandillos de seis u ocho patirrojas.
Ahora bien, lo importante
comienza cuando nuestro reclamo de turno está en el tanto o farolillo, pues al
igual que con las salvajes, hay quien entra en condiciones en plaza y hay quien transita por ella de careo o alcahueteo. Huelga decir que el que está dentro del aguardo
decide: o tiros van y tiros vienen o, por el contrario, aprieta el gatillo
cuando la ocasión lo requiera. Entre una y otra opción, hay un abismo. O se va
a los números o, muy acertadamente, se mira la ortodoxia de la afición y el
bien del reclamo. Pues tiro tras tiro, en día tras día, no hace pájaro puntero,
sino que estropea al que pueda llegar a serlo.
En esta línea,
volviendo a los parajes donde cazo ejemplares de repoblación, puedo decir, con
la mano en el corazón que, aparte de alguna “meteera” de pata que he podido
llevar a cabo, he disfrutado de lo lindo con las perdices que hay allí,
pues muchas de ellas han entrado al reclamo con decisión y valentía que, en el
fondo, es lo que ansiamos. Perdices que como ya he comentado en algún escrito,
he notado que son de granja cuando las he tenido en mis manos, pues en sus
reacciones más se parecieron a sus pariente las autóctonas. Sus cantos,
valentía y decisión me han confundido muchas veces. Por el contrario, también me
han entrado en plaza en plan reunión fiestera sin el más mínimo interés por el
del farolillo. Todo ello, demuestra que hay de todo en la repoblación. Ahí
radica el cómo actuar desde dentro del “chozo”: o grandes números, o apretar el
gatillo cuando haya una entrada en plaza como Dios manda.
Lo que no se
puede consentir, o al menos así lo veo yo, es que se descalifique a saco a los
cazadores de perdiz de repoblación. ¿Qué nunca será una perdiz como la otra?:
INDISCUTIBLEMENTE Y UNA ASEVERACIÓN PALMARIA. Pero, ningunear a quien no puede
otra cosa, no ha lugar. Está claro que, excepto algunos casos, entre los que se
encuadran los que van matar mientras más mejor, cada uno caza lo que puede.
Bien porque el acceder a perdiz autóctona no es fácil porque hay pocos terrenos
donde las haya, o bien porque, en donde las hay, el precio es prohibitivo para
la mayoría de los bolsillos. Y esto es tan irrefutable como la aseveración
anterior, al menos por estos lugares de nuestra Andalucía.
Resumiendo y
esperando el debate, si alguien quiere participar. En el saber dar con una finca de repoblación en
condiciones y en el saber apretar el gatillo cuando la ocasión se preste para
ello está el quid de la cuestión. Qué nunca el jamón de cerdo blanco será
como el de pata negra, sin discusión. Pero…, que a veces, el jamón blanco nos
sabe a gloría, también sin discusión. Eso sí, nunca será bueno tirarle más de
la cuenta a un mismo pájaro y, por supuesto, si se puede, alternarle días en el
campo con patirrojas salvajes, pues lo fácil, nunca es bueno si queremos que no
se baje el listón de la calidad de los reclamos.
Hola Jose Antonio,muchas gracias por el divertimento de tus escritos.Con la jabali y el castellar de tu ultimo libro me estoy riendo y recreando no poco,amen de las enseñanzas que aportas,,,,tambien me ayuda a posturearme para enero.
ResponderEliminarHe puesto el pincho en diversos sitios y habitats de distintas sangres, y mi experiencia es que salvo extremos que todos sabemos,,las diferencias estan en la percepcion del cazador.Todas las variables dinamicas de las perdices te las puedes encontrar en distintos sitios y con distintas castas,,,es el cazador y sus sensaciones de donde esta, y su previo conocimiento, el que dicta sus conclusiones.Un abrazo
Hola Jose Antonio,muchas gracias por el divertimento de tus escritos.Con la jabali y el castellar de tu ultimo libro me estoy riendo y recreando no poco,amen de las enseñanzas que aportas,,,,tambien me ayuda a posturearme para enero.
ResponderEliminarHe puesto el pincho en diversos sitios y habitats de distintas sangres, y mi experiencia es que salvo extremos que todos sabemos,,las diferencias estan en la percepcion del cazador.Todas las variables dinamicas de las perdices te las puedes encontrar en distintos sitios y con distintas castas,,,es el cazador y sus sensaciones de donde esta, y su previo conocimiento, el que dicta sus conclusiones.Un abrazo
Ante todo, amigo Eusebio, gracias por darte una vuelta por este blog que, como todos, está en franca decadencia, pues otros modernuras nos han ganado la batalla.
ResponderEliminarEn segundo lugar, es una alegría para mí que los relatos incluidos en mi libro Historias desde el Colgadero, te hagan pasar divertidos momentos. Ni que decir tiene que ese era el objetivo cuando los escribía.
En cuanto a tu apreciación de que es el cazador y no el “elemento” cazado el que engrandece o empequeñece el lance, como es mi opinión, hace que seas un aficionado respetuoso con todo el que practica esta milenaria afición. Pues el campo autóctono, aunque todos lo buscamos, no es sinónimo de alegrías y satisfacciones y tú lo sabes bien, pues siempre andas tras él.
En fin, como siempre digo: que cada uno cace lo que pueda o le deje su bolsillo, pero que siempre respete la grandeza de esta señorial modalidad de caza.
Saludos.
PD. Aunque va quedando poco, no pinta bien como va la cosa, pues "mala otoñada, mala temporada" y lo que llevamos no es malo, es peor.
No me seas agorero, pues me das,de forma suyacente, a entender que no han criado bien.
ResponderEliminarNo me refiero a la cría, me refiero a como va el año de "bueno". De hecho, por esta zona hay rincones en donde no han caído más de 10 l de agua.
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