Aunque el año va fatal en lo relativo a la caza de
la perdiz con reclamo, situación, que sin profundizar, nadie se explica puesto
que ha habido lluvias generosas en su tiempo y temperaturas templadas, ello no
significa que en el día a día no ocurran situaciones que, aunque puedan parecer las
célebres mentiras de cazador, son tan reales como la vida misma. De hecho, lo
que comparto a continuación me ocurrió hace unos días en la finca La Solana
de la Corte en el término municipal onubense de El Almendro, con perdiz
autóctona, de las no muchas que van quedando en la provincia.
Tengo que decir que en un puesto de sol, tras una
hora y media de cantos entre macho y hembra de una pareja con mi reclamo,
decido dar por finalizado el mismo porque veo que la collera no se mueve de
donde cantaba y el reclamo empezaba a estar cansado de la situación, pues a
nadie le gusta realizar un buen esfuerzo y no tener resultados satisfactorios.
Así, tras bastanre tiempo esperando aver qué pasaba, toso dos o tres veces, particularidad que
siempre suelo realizar al acabar los puestos, me levanto, le saco el cartucho a
la escopeta y comienzo a quitar el ramaje que cubría el aguardo. Y cuál no
sería mi sorpresa cuando, estando de pie y a pesar del ruido que estaba realizando, miro para la plaza y observo atónito,
como una patirroja sale de la maleza que cubría la parte trasera del matojo y
anda un poco hacia el reclamo que la recibía derecho en la jaula y con un
bajísimo curicheo.
No hace falta decir que, en cuanto me vio, tras un
movimiento rapidísimo, se volvió por donde había venido y entonó el clásico pichó,
pichó, pichó… Es más, décimas de segundos después, por detrás del repostero,
otra patirroja le siguió en el vuelo y ambas se echaron no muy lejos del
reclamo. Señal inequívoca que la pareja que andaba liada con el reclamo se vino
de callado hasta donde él estaba atalayado, tras hora y media de dar la lata y
ni un paso. Eso sí, aunque me volví a sentar, porque el reclamo seguía cantando
y pensando que, a lo mejor, volverían a entrar, ni piaron ni dieron la cara,
por lo que minutos después di por finalizado tan curioso lance.
Esta anécdota es una curiosidad más de las que nos
guarda nuestra ancestral afición.
Muy buenas.
ResponderEliminarAlguien ha dejado un comentario son personalizar. Debe poner el nombre si lo quiere ver publicado
Vamos a ver compañeros.
ResponderEliminarHay otro comentario sin nombre y de esta forma ANÓNIMA no publico. O se hace seguidor pinchando en seguir a la derecha o pone nombre y apalelidos o correco electronico. Si no es sí, no se publica ningún comentario.
Saludos.