El
tiempo corre que vuela. Y lo digo, porque, aunque sabemos que es cierto lo del
título, parece que fue ayer cuando empezamos la
temporada de reclamo 2025 y, casi sin darnos cuenta, en el día de hoy ya nos metemos en la segunda
parte de la misma, pues entre pitos y flautas, han transcurrido 21 días desde
el comienzo del periodo hábil en el Grupo 1 (18/01 al 28/02).
En estos
veintiún días, hemos pasado cazando el reclamo por C Real, Granada y varias fincas de Huelva y,
aunque el ganado de monte, que es lo que hay en los acotados donde cazo en dichos
lugares está malo, como siempre, no nos podemos quejar, pues la máxima que siempre me acompaña es el
disfrutar, circunstancia que se ha cumplido. Y de camino, alguna que otra vez, apretar el
gatillo, que tambien ha ocurrido.
En
esta mitad de la temporada, como en cualquier casa de vecino, ha habido de
todo: buenos y malos lances y, como no, pájaros que han cumplido y otros,
aunque con toda nuestra ilusión depositada en ellos, han dado la “espantada”. En una palabra, lo de siempre. Ni que decir
tiene que, aunque no sean muchas veces, la entrada en plaza de los garbones
montesinos valientes, siempre es una
delicia poderla presenciar, aunque haya que quitarlos de en medio, porque no
queda otra.
En
esta mitad que hoy se cumple, he cazado patirrojas autóctonas que,
desgraciadamente, cada día están peores, pero es lo que hay y con ello tenemos
que lidiar. Eso sí aunque en las fincas donde cazo no se suelta perdiz de granja, algun que
otro ejemplar de repoblación aparece en plaza, pero es lo que hay, pues este
ganado se mueve mucho y aparece por cualquier sitio aunque medie mucho trecho.
Y si
hay algo de lo que me siento feliz y orgulloso no es otra cosa que mi sobrino-nieto Rubén
me está acompañando a dar el puesto en la zona de Huelva, La Puebla y el Almendro,
y empieza a sentirse pajaritero, pues esta afición engancha a quien la prueba.
Dentro y fuera del aguardo, trato de transmitirle lo que sé y siento sobre
nuestra ancestral forma de caza de la perdiz roja y por lo que palpo, empieza a
sentir el gusanillo dentro de él, por lo que, en este caso, lo del relevo
generacional, creo que está asegurado.
Para terminar decir que en la segunda parte de la temporada, seguiremos por esta tierra, volveremos a Las Alpujarras y, como en años anteriores, echaremos unos días por Castilla la Mancha, Toledo. Y, por supuesto, intentaré disfrutar como hasta ahora lo he hecho, pues es lo que busco, máxime cuando ya voy cumpliendo mis añitos.
Momentos en imágenes de estos veintiún días
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