En la anterior entrada hacía referencia a unos pollos que
habían llegado a mi jaulero y que me habían hecho disfrutar de media temporada
hacia adelante, pues tengo por costumbre sólo colgar noveles en esta época, una
vez que los veo bien para salir al campo. Así que aquí está mi opinión sobre
los mismos.
----- oo O oo
-----
Desde
siempre se ha escuchado y nosotros mismos hemos dicho muchas veces, que no hay
alegría más grande para un perdigonero, que un pollo de su jaulero despunte y
en el campo lo haga disfrutar por su descaro, serenidad y buen hacer con las
patirrojas camperas, circunstancia muy complicada, pues para dar con un novel
con tales cualidades hay que desechar un buen número de ellos. Es más, hay
veces que pasa el tiempo y no llega a nuestras manos uno de ellos que atesore
dichas conductas, más la nobleza en casa, pues a nadie le gusta que un reclamo,
aunque en el repostero sea un fuera de serie, en casa sea un saltimbanqui,
alambrista o copeador…
Pues
bien, como comenté de pasada en la entrada anterior, este año, aparte de
algunos más que ya no están conmigo por no dar, según mi opinión, la talla, aunque
a mí mismo me cueste creerlo, la fortuna me ha sonreído en este aspecto porque,
aunque parezca una mentirijilla de cazador, a mi jaulero, han llegado no uno,
sino seis pollancos con una pinta envidiable en sus comportamientos en casa y,
aunque no es fácil, sabiendo estar y actuar, cada uno a su forma, en el
pulpitillo en los pocos puestos que les he dado, ya que opino que no se debe
abusar en las salidas de los que se inician como futuros reclamos. Y además,
todos ellos han sido regalo de amigos, con lo que esa conocida cantinela de que
los pájaros que se dan suelen ser desechos o, al menos, que no gustan, no es
cierto.
Por supuesto, no puedo decir que vayan a ser pájaros de
jaula de primer nivel, pues llevo muchos años en este mundillo y sé que los
noveles son siempre proyectos de reclamos hasta que no tengan tres o cuatro
celos y que muchos se quedan en el camino, pero a ver quién me quita a mí lo
que he disfrutado con ellos esta temporada, puesto que algunos lances que he
vivido, presenciando desde el aguardo sus excelencias, tanto con perdiz autóctona
como de repoblación de bastante tiempo, no, aunque con todo mis respetos, de
cajitas soltadas al lado del colgadero, han sido increíbles. Dos de ellos proceden
de granjas cinegéticas: Avilés y Navío.
Los otros cuatro: Picaor, Coronel, Sierranorte y Cartucho -de dos
celos-, provienen de buenos amigos.
Sí puedo decir como curiosidad que, uno de ellos, tras un
buen trabajo en el día de debut, metió una pareja a las 9,30 de la mañana y, tras
tirarle el macho, cosa que siempre hago con los pollos, la ya viuda, de las de
capa y espada, le dio la lata durante dos horas y media, justamente hasta las
12 que conseguí abatírsela, después de tres horas de puesto, situación que,
hasta dicho día, nunca me había ocurrido, ya que no es habitual un lance de esa
duración.
Ni que decir tiene que esta savia nueva necesita todos
los cuidados del mundo, ir muy despacio con ella y tratar de hacerle las cosas
como Dios manda, pero, por lo que les he visto esta temporada recién
finalizada, al menos para mí, apuntan muy buenas maneras. Esperemos que, en el
futuro, mis deseos se materialicen y que se pase de la ilusión a la realidad
y, al menos, algunos, de ellos lleguen a ser buenos reclamos.
Y, como un día escribió Emilia Pardo Bazán y utilizando un paralelismo, traslandolo al dificil mundo de la caza de la perdiz con reclamo: "muchos somos pajariteros, pero no todos sabemos sabemos de pájaros".
¡¡¡ Qué difícil es estooo !!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.