Durante todo el fin de semana, nuestro coto, al igual que otras zonas de Huelva y, supongo, de otras provincias andaluzas, ha amanecido con unas nieblas más que densas, humedad hasta en la cocina y con el clásico frío que se mete en los huesos.
Sirvan esta dos imágenes para certificarlo.
Sin embargo, aunque las nieblas han tardado casi hasta el mediodía en levantarse, las tardes han sido una bendición, incluso calurosas.
En estos días, las puestas de sol son de una belleza sin igual. Como ésta.
Pues con este panorama, los dos días de cuelga semanales -como tenemos establecido-, no han estado nada mal para mí, ya que entre los cuatro puestos: dos de mañana y dos de tarde, he tirado siete campesinas, repartidas de la siguiente forma:
Viernes tarde. un macho a Guerrilla.
Sábado mañana: una pareja a Ramblas y una hembra a Manchego.
Sábado tarde: una pareja a Chimenea.
Domingo mañana: un macho a Facul.
Como resumen de esos puestos tengo que decir que Ramblas, un algarín de una estampa y nobleza envidiables, entró en plaza una collera. Se la dejé un buen rato y, por ser el primer tiro y, hacerlo como manda el decálogo del buen jaulero, le hice carambola. En un principio quedaron ambas "secas", pero a los pocos segundos, la hembra, en su agonía, empezó a aletear un poco. Esto no le gustó al reclamo que no cargó el tiro. Comenzó a ponerse nervioso y, luego, a botar. Por ello, decidí cambiarlo para que no se hiciera daño. No es una buena lección y, la experiencia me dice que así es, por tanto, esperemos que no ocurra lo que normalmente suele pasar.
Por el contrario, a Chimenea, pollo del año de esa localidad granadina, con un trabajo formidable, le tiré primero el macho, porque su compañera no daba la cara y luego, se dio arte de meter a la esquiva hembra, que se quedó seca a sus pies.
Los otros tres se los tiré a otros tantos pájaros ya veteranos que, aunque la semana pasada no estuvieron muy finos, comienzan a encontrarse en su línea.
Esta fotos, resumen las buenas jornadas vividas al lado de mi amigo y "secre" Rafael, los otros compañeros y el verdor del paisaje.
Chimenea con el macho a sus pies y enseñándole la hembra de la pareja. Como se puede apreciar, la tarde es de sol radiante.
El resto de compañeros, no han tenido tanta suerte. Juan, ha cobrado un macho, al igual que Gabriel y Manono Monescillo. Luis, una hembra y Raimundo, esta vez, no se ha estrenado.
Pero, aparte de echar el rato de perdigones, hemos estado juntos, que es importantísimo. Hemos charlado, contado historias, comido más que bien, tomado buenas copas y Raimundo, como no, nos ha deleitado con buenas sesiones de buen humor con sus celebres "pitos" -sin segundas-. Esta otra parte, tampoco puede faltar. Si no, la cuelga y la caza en general, perdería parte de su encanto.
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