Mancha que siempre despierta muy buenas sensaciones. Terreno de pinar claro con eucaliptos y monte bajo. Mañana muy fría con gran helada en los bajos.
El local de la Sociedad estaba bastante repleto porque el tirón de lo que se iba a montear así lo confirmaba. Sorteo y, curiosamente, me toca la armada donde, hace dos años, la Ley de Murphi hizo que a mi hijo le fallara el rifle ante un espectacular ciervo. Puertas de escape que siempre habían dado muchas alegrías a quienes les correspondían en el sorteo. Sin embargo, el pasado domingo, no se pegó ni un tiro en la misma, cuando años atrás era el "dos de mayo". Por supuesto, ni en mi puerta: una preciosa colada con un maravilloso frontal para que las reses hubieran intentado poner pies en polvorosa.
Imágenes del día. En primer lugar las charlas antes del sorteo. A congtinuación, mi armada caminando hacia las puertas entre la gran helada que había y, por último, mi formidable puerta que, luego, no lo fue, al igual que todas las de los compañeros.
El resultado de reses abatidas, un poquillo escuálido para lo que se daba, fue de siete marranos, cinco venaos y dos ciervas. Nunca se hubiera pensado dichos números..
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